Dos mujeres que viven en departamentos contiguos en la Villa San Luis de Las Condes, población fiscal construida por el gobierno de Salvador Allende y desalojada por los militares después del Golpe de Estado de 1973, son esposas de Suboficiales del Ejército en plena dictadura cívico militar y han sostenido una amistad pese a una gran diferencia: cómo piensan, qué desean y cómo votan en el plebiscito de 1988.
Esa discrepancia es la que enfrentan en «La historia de una mujer que regaba su planta con una cuchara», obra que se estrena este 18 de agosto (2023) en el Parque Cultural de Valparaíso y el 23 del mismo mes en Teatro del Puente, en Santiago, a cargo de la compañía Colectiva Metralletas.
Se trata de un proyecto transdisciplinar y territorial financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, Convocatoria 2023 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, desarrollado en las dependencias del Parque Cultural de Valparaíso, y que reúne a artistas de la región de Valparaíso y Santiago.
En palabras de su directora, Marcia Césped Laplechade, «siempre se ha hablado de una dictadura, de una sola, pero a nivel social tenemos el patriarcado que es otra dictadura. Entonces, estas mujeres que ya tienen esa doble opresión a cuestas, se van dando cuenta que esa es la razón de ciertas decisiones que han tomado para vivir la vida que viven, y poder seguir siendo esposas de militares. ¿En qué momento se desvela que eso también es patriarcado?, también es parte de la obra».
Además, agrega Césped, «el montaje es un dramaturgismo entre lo escrito por Alejandra Cabrera y la puesta en escena», en el cual «se disloca el pasado para que se haga evidente el presente», con el objetivo de «transformar, cuestionar y problematizar todas nuestras creencias frente al hecho, a la huella de la dictadura, la cual hemos internalizado de determinadas maneras».
¿Cuántas plantas podemos regar para no morir?
A pesar de las diferencias de las protagonistas y sus posibles consecuencias, la obra refleja la sororidad y el entendimiento de la situación del país, independiente de que las protagonistas viven en un contexto controlado por el mandato dictatorial: no todo se sabe, no todo se conoce, y toda opinión debe estar apegada a la realidad que la institución militar ha creado y la única que permite.
Por ello, estas mujeres rompen con su horizonte de posibilidad a pesar del horror de la dictadura y de ser mujeres en dicho periodo. Como destaca la directora, ambas «tienen la posibilidad de dudar, y en eso transita la obra: en esa posibilidad están todas las posibilidades».
Al respecto, la actriz Carina Aspillaga, quien también está a cargo de la investigación referencial y la asistencia de dirección, detalla que en el trabajo escénico han abordado esto «desde ese cuerpo que se va transformando, afectando y permeando (…) se quiere generar una micro revolución desde lo íntimo, y desde ese metro cuadrado en esta obra le hemos estado entregando ese poder de cambiar el rumbo de su historia».
En tanto, para la dramaturga Alejandra Cabrera, esta obra «rescata las memorias de los espacios cotidianos a partir de mi propia biografía, proponiendo una reflexión feminista y social, en torno a esas violencias históricas que aún permanecen. Las estructuras sociales que se viven en la vida íntima, sustentadas en creencias que responden a mandatos institucionales y religiosos».
«¿Cómo nos hacemos cargo de la repetición de nuestras historias? La dramaturgia me dio la posibilidad de traer al presente aquello con lo que crecí viendo y escuchando, para problematizar el arraigo del autoritarismo, el machismo, el individualismo y el patriarcado en nuestros cuerpos femeninos», añadió Cabrera.
Otro aspecto relevante de la propuesta de Marcia Césped, elaborada y trabajada con el equipo de diseño y asistencia de dirección, tiene que ver con la expansión de la dramaturgia a partir de la autoficción y los nuevos medios, provocando un cruce entre la experiencia inmersiva y el teatro.
Así, en la obra, el lenguaje del body horror y el video-mapping construyen un relato delirante e interactivo, involucrando lo visual, lumínico y sonoro, generando un montaje híbrido, con capas y repliegues de una historia que se enmarca en la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado en Chile.
Como explica Ángela Sepúlveda, integrante del elenco, «lo primero que apareció fueron nuestras madres, y en mi caso, nace una necesidad de emancipación interior. Esto aparece con la música, las formas de moverse, en los recuerdos, las memorias. Por eso nos quedamos con la idea de dislocar ese pasado que tenemos como creencia, como forma de vivir, para ponernos como presente».
Coordenadas
«La historia de una mujer que regaba su planta con una cuchara» se estrena en Valparaíso el día viernes 18 de agosto en el Teatro del Parque Cultural de Valparaíso a las 19.00 hrs., con funciones el sábado 19 a las 19.00 hrs. y el domingo 20 a las 18.00 hrs.
Las entradas pueden adquirirse el día de cada función, desde una hora antes, en el mismo Parque Cultural. El valor de la entrada es de 3000 y 2 por 5000. Luego de cada función, se realizará un conversatorio con el equipo creativo y artistas invitadas en la moderación, para poder abrir al público asistente la reflexión y el diálogo a raíz de lo espectado.
En tanto, en Santiago la cita es para el día miércoles 23 de agosto a las 20.00 hrs. en el Teatro del Puente, extendiéndose hasta el domingo 27 de agosto. Todas las funciones son a las 20.00 hrs.
Las entradas se pueden adquirir ACÁ (Ticketplus)
(*) INFORMACIÓN IMPORTANTE: La puesta en escena contiene secuencias de luces y mapping que puede afectar a las personas fotosensibles.
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