Francisca, sin conocerte sé que eres una persona magnífica, una hermosa mujer que entregó sus esfuerzos y capacidades a la causa de los buenos y las vulnerables. Panchita, te agregas a la lista de víctimas y no podemos aceptar este dolor.
Manos asesinas te quitan la vida y nos merman la esperanza y la alegría. ¡Que inmensa tristeza nos provoca tu partida! ¡Que irreparable dolor!
Has venido a quedarte con nosotros con tus destrezas e incalculable valentía. Has venido a reiterarnos que el odio y la maldad se atreven todavía a disparar y matar a las personas correctas y abnegadas como tú.
Periodista joven y buena dejas de estar con nosotros y nos heredas tus convicciones y certezas. ¿Qué mano cobarde te ha quitado la vida? ¿A quién tu imagen y palabra saca del silencio y denuncia? ¿A quién le duele tu información?
Francisca tu asesinato es un fracaso de una sociedad que está enferma de corrupción, narcotráfico, indolencia e impunidad.
Compañera, colega, ciudadana: estabas en un canal popular que es una opción creativa y destacable. Pero esa elección molestaba al poder.
Hoy nos abandonas porque un desquiciado y cobarde te quita la vida.
Francisca, periodista honorable y digna, nos dejas una verdad que es tu profesión ejercida con máximo honor. Nos legas tu vida de honor como profesional de la información.
No hay conformidad en tu partida sino un terrible dolor.
Por Carmen Castro – Periodista