Por Ana Dall Orso Sobrino
En la elección de 1970, Allende obtuvo una mayoría de 36,3% de los votos. La ciudadanía se había inclinado por cambios profundos. Unida a la votación de Tomic (27,8%), cuyo programa también era progresista, alcanzó dos tercios de la Nación. El Congreso Pleno ratificó a Allende con 153 votos a su favor, y 35 para Alessandri (segunda mayoría).
Dos años después, importantes problemas, boicot externo desde EEUU, e interno desde la oposición, y errores propios del Gobierno.
Marzo de 1973, elecciones parlamentarias. La UP bordeó casi el 44%, casi 8% más que la votación de Allende. La oposición en el Congreso no logró los dos tercios para destituirlo.
¿Por qué aumentó el apoyo al Gobierno? Porque en pocos meses bajó la desnutrición infantil; con la mitad de la población actual se construyeron como promedio la inédita cantidad de 52 mil viviendas anuales; la participación de los salarios en el PIB subió de 42,7% en 1970 a 52,2% en 1972; se nacionalizó el cobre por unanimidad del Congreso; la reforma agraria liberó a campesinos de modos de vida semi feudales; el desempleo disminuyó al 4%; la educación gratuita se amplió; se mejoró el acceso a la salud; se crearon balnearios populares; la cultura se multiplicó; el acceso a libros fue posible.
En 1973, preocupado por la polarización, el Presidente Allende decidió llamar a un plebiscito. Si lo perdía, “me voy”, señaló. Comunicaría esa decisión al país el 11 de septiembre. La noticia se filtró. El golpe se adelantó…
Ana Dall Orso Sobrino
Carta publicada originalmente el 9 de septiembre de 2023 en El Sur de Concepción.
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