Álvaro Morales, el defensor del hijo de Bachelet que adujo “problemas de agenda” para postergar la declaración del ex jefe sociocultural de La Moneda por el caso Caval, fue también abogado del empresario Claudio Spiniak, condenado por abuso sexual y estupro.
El jurista representó al ex dueño del gimnasio Go Fitness & Spa hasta 2013, cuando fue dejado en libertad.
En 2003, Morales protagonizó una polémica que golpeó al director nacional de Gendarmería, al coordinarse con el diario El Mercurio para efectuar sendas publicaciones sobre el pederasta sin contar con la respectiva autorización del juez Daniel Calvo.
Según el libro “Caso Spiniak: poder, ética y operaciones mediáticas” de Gustavo González, dos periodistas del grupo Edwards y el actual abogado de Sebastián Dávalos visitaron a Claudio Spiniak en la cárcel de alta seguridad para conversar ‘extraoficialmente’. De la visita surgió una extensa entrevista que el empresario luego negó haber concedido.
De acuerdo a este relato, “allí comenzó desde las páginas mercuriales a construirse el perfil de Spiniak como una víctima de afecciones psicológicas que tenían una lejana raíz en traumas de la infancia y se agravaron en la edad adulta con el consumo de drogas”.
“En esa misma entrevista, el detenido negó que a sus fiestas u orgías acudieran parlamentarios, según había denunciado el 10 de octubre la entonces diputada Pía Guzmán, del partido Renovación Nacional”, agrega González.
Morales confirmó más tarde que los abogados de Spiniak “habían optado por El Mercurio entre numerosos pedidos de medios que querían ser los primeros en tener declaraciones exclusivas” de Spiniak, lo que fue interpretado por militantes del PS como un lavado de imagen al detenido.