La carrera de la Formula E del próximo sábado 3 de febrero ha generado diversas reacciones entre ciudadanos, las autoridades y quienes desde su nicho han analizado el evento. A pesar de las molestias por la instalación del circuito que manifestaron los vecinos del sector, Claudio Orrego, intendente de Santiago, ha defendido el evento destacando los beneficios que traería la visibilidad mediática del evento como uno de los principales argumentos.
Al respecto, una de las primeras interrogantes que surge es si estos argumentos tienen peso realmente. Es posible que el retorno económico , cultural y turístico del evento, justifique la inversión y la «explotación de la ciudad» como se explicita en el contrato firmado entre la Intendencia, Ministerio de Energía, Ministerio de Deporte y Formula E Operations.
Cristían Leporati, publicista y docente de la Universidad Diego Portales, se refirió al atractivo que parece generar históricamente entre los intendentes santiaguinos, el posicionar a la capital como una ciudad «distinta», como un referente mundial.
«Siempre ha habido un especie de fijación erótica por parte de los intendentes de lograr posicionar a Santiago como una ciudad distinta, en ese sentido usan eventos para poder aprovechar la cobertura mediática y así promocionar la ciudad», aseguró.
Leporati, también destacó la necesidad de hacer un calculo de la rentabilidad efectiva del evento. Si bien cree que este puede ser positivo para el desarrollo de la ciudad, a pesar del impacto negativo asociado, cree que la autoridad debe respaldar el proyecto con documentación contundente que lo avale.
«Las ciudades modernas calculan la rentabilidad turística de estos proyectos. Obviamente hay una molestia de varios días para varios ciudadanos», destacando el académico que «yo esperaría que el intendente Orrego haga ahora una evaluación del impacto en términos positivos y negativos. Ahora, si el intendente hace una carrera y no hay un ‘feedback’ de la rentabilidad de ese evento, estamos mal».
Para ejemplificar, el publicista compara la situación con las versiones anteriores del Dakar celebradas en Chile y la supuesta exposición mediática que debería haber tenido el país.
«Nos vendieron la «culebra» que se iba a ver el norte, el desierto de Atacama, pero donde está el estudio que diga: por tanta plata invertida, en molestias y en dinero, ¿cuanto es la rentabilidad turística social y de negocios de eso?».
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