Un gendarme fue formalizado por el delito de torturas en la Fiscalía de Alto Hospicio. El uniformado está siendo investigado luego de haber sido denunciado de desnudar y abusar sexualmente de una mujer que era trasladada a la cárcel de la comuna después de un control de detención.
Según explicó la fiscal Camila Albarracín, los hechos ocurrieron este martes 14 de septiembre, alrededor de las 15 horas, cuando el gendarme de iniciales J.A.R.Z. junto a otros funcionarios de Gendarmería trasladaban desde la Comisaría de Pozo Almonte hasta el Centro Penitenciario de Alto Hospicio a una mujer de nacionalidad boliviana de 22 años, que había quedado en prisión preventiva tras ser formalizada por el delito de tráfico de drogas.
En ese contexto, agregó la fiscalía, el gendarme imputado subió a la víctima a un carro de la institución, encerrándola en el calabozo, quedando él en posición de custodio, mientras los otros funcionarios se desplazaban en la cabina de conducción. Una vez en marcha el vehículo, el gendarme abrió el calabozo y ordenó salir a la víctima, indicándole que le haría una revisión de sus vestimentas por temas de seguridad, sacándole los grilletes y pidiéndole que se desnudara, cuestión que la víctima lo hizo, tomándola luego el imputado por la cintura y sentándola sobre sus piernas, comenzando a tocarla, mientras le preguntaba si era primera vez que estaba detenida y que si no hablaba, la llevaría donde la «gente buena», pero si decía algo, pediría que le pegaran y la pusieran en una celda con «personas malas».
En eso, sus compañeros de labores se percataron del sonido de la puerta del calabozo y vieron por las cámaras internas de seguridad del carro que la imputada no estaba en la celda, procediendo a detener el vehículo. Al hacerlo, vieron por las cámaras que la víctima volvía a ingresar al calabozo con su torso desnudo. El jefe de la unidad se bajó del vehículo y abrió la puerta trasera, observando al imputado con las ropas de la víctima, procediendo luego a dar aviso a sus superiores de lo ocurrido, añade el informe de la Fiscalía.
Por todo lo anterior, la persecutora decidió formalizar al gendarme por el delito de tortura, ya que los hechos sobrepasan un mero abuso sexual, pues el imputado realizó estas acciones abusando de su condición de superioridad absoluta frente a una víctima altamente vulnerable e inventando un procedimiento policial con el fin de abusarla.
Así, dada la gravedad de los hechos y por ser la libertad del imputado un peligro para la seguridad de la sociedad, la fiscal Camila Albarracín solicitó su prisión preventiva, petición que fue acogida por el Juzgado de Garantía.