Este martes, la Congregación de las Hermanas del Buen Samaritano de Molina, región del Maule, emitió un comunicado informando que «con dolor» ya conocían el relato de los graves abusos ocurridos al interior de su comunidad, y reconocieron que las medidas que se tomaron al respecto «no estuvieron a la altura».
«Las medidas que tomamos y la actitud que tuvimos entonces no estuvieron a la altura de nuestra misión y vocación, a imagen de Jesús. Debimos acoger y acompañar, y no lo hicimos. Debimos disponer garantías para que estos hechos no se repitieran, y tampoco lo hicimos en su momento», señala la declaración, en la que además se pide perdón a Consuelo Gómez Pinto, la mujer que denunció haber sido abusada por una religiosa chilena de la congregación en España.
En el comunicado se anuncia, en ese sentido, que la madre general, Patricia Ibarra Gómez, ha tomado una serie de medidas, que incluyen «la instrucción de una investigación canónica para revisar las situaciones denunciadas. También se ha tomado contacto con el Consejo Nacional de Prevención de Abusos y con la Comisión Diocesana de Prevención para abordar adecuadamente estas situaciones tan terribles y dolorosas, y se trabajará un protocolo de prevención de situaciones abusivas de toda índole».
«Con pesar, señalamos que no siempre en nuestra comunidad religiosa se ejerció la autoridad correctamente, por este motivo, desde hace dos años iniciamos un proceso de renovación integral de la Congregación», apuntaron desde la Congregación.
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Consuelo Gómez fue religiosa de las Hermanas del Buen Samaritano desde los 18 años y estuvo ahí hasta el año 2017. Fue ella quien denunció que estando en España, «trabajando como esclava», con turnos sin descanso para atender a sacerdotes y enfermos, fue víctima de abusos por parte de una monja superior.
«Para empezar a consolar (por su situación de depresión) se fue al extremo. Tocaciones y abuso en sí (…) abusos, tocaciones indebidas, se me tiró encima» dijo Gómez, quien aclaró que informó de la situación al nuncio apostólico Ivo Scapolo: «Le dije todo lo que estaba pasando y lo que me había pasado a mi. Se lo dije en el 2016 y el me dijo ‘vas a tener que tener ayuda psicológica y psiquiátrica'», afirmó la mujer.