Los deseos, reclamos y solicitudes de la cantautora Violeta Parra, la esclava María Mercedes Plaza y la campesina Dominga Puebla, son algunas de las misivas escritas de puño y letra que se están dando a conocer por redes sociales, dentro de la campaña que organiza el Archivo Central Andrés Bellos en el marco del Foro de las Artes, que se inaugura esta semana.
“Chile está sembrado de folklore inexplorado. Yo tengo entusiasmo, experiencia, cariño y fuerza para llevar a cabo el trabajo completo que Chile precisa realizar algún día y de todas maneras. Yo no puedo seguir haciéndolo con las uñas, ni atravesando potreros, barriales, cerros y pampas, arrastrando mi vieja máquina grabadora, mis cuadernos y mi guitarra como una huérfana siendo que este trabajo beneficia a toda la población del país. Por eso te pido amparo, Álvaro”.
Con estas palabras se dirigía la cantautora y recopiladora Violeta Parra en 1960, al entonces secretario general de la Universidad de Chile, Álvaro Bunster. La autora de “Gracias a la vida”, ya había hecho un trabajo providencial reuniendo la tradición del canto popular en los más recónditos rincones del país y que resumía en esa misma carta – 85 cantos que editaría Nacimento, 40 cintas magnéticas con cerca de 500 canciones y 120 canciones grabadas en discos nacionales- y ahora pedía el apoyo de la institución para continuar su tarea.
“No sabemos si hubo respuesta de parte del profesor, sin embargo la forma en la que ella escribe, plantea los dolores que tenemos en el campo cultural, la falta de comprensión, la falta de medios para desarrollar las investigaciones, y que a la larga también cumplieron en el caso Violeta hacer pervivir tradiciones populares que se estaban perdiendo, como la composición en décima o el canto popular, con ella se tiene una deuda siempre”, cuenta la historiadora Ariadna Biotti, coordinadora de Área de Investigación Patrimonial del Archivo Central Andrés Bello, que impulsa la iniciativa #HaLlegadoCarta.
Se trata de una campaña para difundir 19 misivas escritas de puño y letra por mujeres, quienes encontraron a través del género epistolar una forma de expresarse en el ámbito público. Las epístolas consideradas piezas patrimoniales ya están siendo difundidas mediante gráficas y cápsulas audiovisuales por las redes sociales de la Sala Museo Gabriela Mistral, en el contexto de la muestra Mujeres Públicas y del Foro de las Artes que se inaugura esta semana.
“Estas cartas estaban siendo distribuidas en formato físico a quienes asistían a nuestra sala en Casa Central, pero debido a la pandemia creamos el programa Mujeres Públicas digital para seguir en contacto con nuestra audiencia y así hemos comenzado a lanzar estas cartas que en su mayoría pertenecen al acervo de nuestro archivo, pero también hay del Archivo Nacional y de libros que son de acceso público”, explica Biotti.
#HaLlegadoCarta contempla además la realización del taller educativo virtual “Pluma y tinta: escritura de cartas” que está siendo impartido a estudiantes de básica y docentes, y el panel “Cartas de mujeres”, que se llevará a cabo el 11 de noviembre en colaboración con el Foro de las Artes, en el marco de la actividad Noviembre Cultural, como celebración del 179° aniversario de la U. de Chile.
Para Nathaly Calderón, profesora de la Unidad de Educación Patrimonial del Archivo Central Andrés Bello, quien ya ha liderado tres de estos talleres dictados a docentes del Colegio Cervantes de Santiago, y alumnos y alumnas de 2° y 6° básico del Colegio Arte y Cultura San Antonio de Curicó, la sorpresa fue constatar que la costumbre de escribir cartas aún sigue vigente.
“Sinceramente antes del taller pensábamos que estaba totalmente en desuso, que como nos comunicamos más por correo electrónico, Whatsaap y otras redes sociales, pensábamos que las niñas y niños no conocían este formato, no conocían el gesto, el acto de escribir una carta a mano, pero la mayoría si había escrito cartas, a sus mamás, papás, abuelos hermanos y sobre todo eran cartas para expresar sentimientos. Fue interesante conocer esas experiencias y entender que si bien hoy nos comunicamos más por medios digitales porque son más rápidos, la escritura a mano se ha mantenido en los espacios íntimos”, señaló Calderón.
El taller en sí consiste en la construcción artesanal de una pluma similar a las que se utilizaban en el siglo XIX, con punta metálica que les daba una mayor durabilidad. “El ejercicio era también reflexionar sobre este medio de comunicación y qué pasaría si por ejemplo dejáramos de tener medios digitales. Justamente unos días después se produjo la caída mundial de redes sociales, espero que los niños y niñas se hayan acordado de lo que conversamos en los talleres”, cuenta la académica.
Un género vivo
Además de la carta de Violeta Parra a Álvaro Bunster, también han sido difundidas la que escribió la esclava María Mercedes Plaza, en 1791, quien solicita el amparo del Presidente de la Real Audiencia y Gobernador de la Capitanía General de Chile para que la proteja de las vicisitudes y vejaciones que estaba sufriendo; y la de Dominga Puebla, una mujer campesina quien se dirige al Presidente Gabriel González Videla en 1947, para pedirle que interceda en el cese de su inquilinaje tras morir su marido.
Próximamente, la Sala Museo Gabriela Mistral seguirá difundiendo misivas de otras mujeres como Rita Tirón, mujer campesina quien le escribe al presidente Eduardo Frei Montalva en 1965; el testimonio de Carmen Gloria Quintana, tras ser quemada por una patrulla policial en 1986; o la Machi Francisca Linconao y su misiva a Michelle Bachelet en 2016, mientras se encontraba presa en Temuco.
“Son expresiones políticas de mujeres que se hacen llegar a espacios públicos. Son mujeres que pertenecen a un género que ha sido construido por la masculinidad y que han debido disputar su lugar constantemente y lo hacen alzando la voz a través de este ejercicio de escritura. Algunas han sido discriminadas, hay otras que son líderes de opinión en sus espacios, son mujeres que han sido oprimidas por cierto, y otras que son representativas del curso banal de las cosas, porque también hay cartas familiares, donde se expresa la vida cotidiana y que también son muy importantes para entender el papel político de lo íntimo y lo privado”, señala la historiadora Ariadna Biotti.
En ese sentido, el rol político de la carta será también abordado en el panel virtual que se realizará el 11 de noviembre como actividad del Foro de las Artes y que será moderado por la directora del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya.
“El género epistolar ha sido considerado menor dentro de la literatura, pero ha sido rescatado por trabajos literarios, historiográficos, para justamente visibilizar los espacios de escritura y expresión de las mujeres”, recuerda Biotti.
“Nuestro objetivo es extender la conciencia sobre el valor patrimonial que tienen las cartas, queremos invitar a pensar cómo entendemos hoy nuestras comunicaciones en comparación a las cartas que se demoran más en llegar, había toda una emoción contenida en ellas, porque había una ausencia también, muchas no llegaban a destino. Hay muchos temas que podemos desplegar sobre la política, las redes de la sociabilidad, el arte de la caligrafía, o preguntarnos cómo lo hace Diamela Eltit si es que este género ha muerto en la época actual. Personalmente creo que no, que las cosas se transforman y que las cartas solo han cambiado de forma”, resume la historiadora.