Tras la irrupción de la comunicación de masas y la industria cultural, hace ya 100 años, las distintas élites políticas siempre recurrieron a la manipulación mediática para mantenerse en el poder y atacar a sus adversarios. Luego, se podría decir que posterior a los años ’60, con la revolución cubana ya en escena, de la manipulación se pasó derecha/mente a la mentira: las fake news del mundo sin internet empezaron a hacerse más frecuentes y en Chile, adquirió la macabra forma del «Plan Z» inventado por los golpistas en 1973 para justificar el exterminio de la Izquierda y las organizaciones de trabajadores.
Previo a esta mentira total, uno de los artistas más visibles del gobierno de la Unidad Popular, el cantautor y director teatral, Víctor Jara, sufrió en carne propia estas noticias falsas que la prensa de Derecha esparcía en todas direcciones en esa época, y después, en Dictadura, también.
La historia la cuenta Joan Turner, la compañera de Víctor, en su libro «Víctor, un canto inconcluso». Allí, relata que una mañana, un amigo llegó corriendo a mostrarles la primera página del diario La Tribuna, ligado al entonces Partido Nacional. La nota «contenía grandes titulares con la historia de que Víctor había sido detenido en una fiesta de homosexuales con niños pequeños, que se había prolongado toda la noche». «Bailando una cueca pervertida», agregaba con sensacionalismo la supuesta noticia, donde se mencionaba además que el cantante había sido arrestado y llevado a una comisaría.
Sigue el relato de Joan Turner: «La historia no terminó ahí. Fue entusiastamente recogida por La Prensa, el periódico demócratacristiano, y por UPI, que cursó un despacho internacional», donde también «se informaba» que Jara había sido expulsado del Partido Comunista.
«En ese momento resultó enloquecedor, pues no había forma de exigir un desmentido», agrega Turner, dando a conocer aquí la forma que se le ocurrió a Víctor para responder: «Pasando a la ofensiva y haciendo una declaración pública, escribiendo algunos versos al estilo de los poetas populares».
En su respuesta, el cantautor se refirió «a un Partido Demócrata Cristiano zunca (manco) de izquierda, y a un Partido Nacional mal parao, que juntitos y acollerados se van hundiendo en la mierda».
Lo de «zunca» a la DC tiene que ver con que en esa época se produjo una masiva salida de militantes del ala izquierda del partido, que pasaron a formar la Izquierda Cristiana, colectividad que se integró a la Unidad Popular.
La respuesta de Víctor Jara fue publicada en los periódicos de Izquierda, «pero obviamente desestimada por quienes en principio habían inventado la historia», dice Joan Turner, señalando que el artista «recibió muchas cartas de solidaridad de particulares, organizaciones e instituciones, incluidos el Partido Comunista y el Instituto de Teatro de la Universidad de Chile. El incidente puso de relieve cuánto detestaban a Víctor las fuerzas reaccionarias chilenas y hasta qué absurdos extremos eran capaces de llegar con tal de desacreditarle».
Para el final de la historia, un fragmento de la declaración realizada por Víctor Jara a la prensa esa vez, que bien podría aplicarse en el actual momento constituyente que vive Chile este 2022, y que además, revela el alma del inolvidable compositor: «Comprendo la desesperación que debe existir entre los que representan estos diarios por la soledad política en que están quedando (…) ustedes saben bien que las razones de la creciente soledad en que se debaten se debe a vuestra obcecada traición al pueblo chileno».
AOM