Arica: El resquicio forzado de la Constructora Inning para seguir trabajando y sortear la cuarentena en Pampa Concordia

En su primer balance del inicio de la cuarentena obligatoria, el Intendente de Arica, Roberto Erpel, fue categórico y optimista

Arica: El resquicio forzado de la Constructora Inning para seguir trabajando y sortear la cuarentena en Pampa Concordia

Autor: Absalón Opazo

En su primer balance del inicio de la cuarentena obligatoria, el Intendente de Arica, Roberto Erpel, fue categórico y optimista. Ese exceso de positivismo, lo llevó a afirmar, cuando le consultaron por la continuidad de las obras del Embalse Chironta en el valle de Lluta,  que ese proyecto del Ministerio de Obras Públicas estaba fuera del perímetro de la prohibición de funcionar “y el resto de las empresas o construcciones que están dentro del radio urbano, esas están todas detenidas”.

Sin embargo, la realidad dice otra cosa. Al menos una, y quizás cuántas más, usando un “resquicio legal”, el de supuesto proveedor de una empresa que fue exceptuada de paralizar, le valió a la Constructora Inning en Pampa Concordia, para llevar a 35 trabajadores ayer a su faena en Pampa Concordia, donde construye invernaderos para la Semillas Pioneer Limitada.

Ese contrato está emplazado en la planicie de Pampa Gallinazos. Sí, el límite norte al que refiere la Resolución del Jefe de la Defensa Nacional de Arica y Parinacota N° 6853/55/31 , donde el 15 de abril estableció el perímetro y las actividades que estaban exceptuadas de la restricción de desplazamiento durante los próximos 7 días.

Familiares de algunos de los trabajadores comentaron a este medio que ayer en la mañana, reconocieron que se subieron temerosos a los buses que los llevaron a la faena. Ningún representante de Inning les exhibió documento alguno de una autoridad sanitaria o de Gobierno, para justificar su temeraria decisión de vulnerar la prohibición de trabajar en Cuarentena.

El trayecto -reveló uno de ellos- “fue un poco angustiante. Pensamos que los militares nos detendrían e iríamos todos presos. La empresa sólo nos envió una carta el jueves por la noche, donde la semillera le señaló que si se declaraba proveedor de ella podría trabajar, porque había un instructivo que lo permitía”.

La carta existe y está fechada el mismo 15 de abril, un día antes de iniciarse la Cuarentena Obligatoria. En ella la gerente y representante legal de Semillas Pioneer Limitada, Constanza González, le señala de puño y letra a Inning M y M que “considerando que somos una empresa de giro agroindustrial, que se dedica a la producción y comercialización de semillas de maíz dentro y fuera de Chile, es que extendemos la presente carta, con el fin de que puedan acreditar su calidad de Proveedores de nuestra industria para que, en caso de requerirlo, puedan obtener las autorizaciones correspondientes  para los traslados desde, hacia  o entre los predios de esta empresa en Arica”.

Extrañamente la carta tiene además un timbre de la Prefectura de Carabineros, lo que podría entenderse como un respaldo tácito a esta tesis de la semillera. Sin embargo, hasta ayer se desconoce la existencia de un permiso tramitado específicamente por Inning. Lo que sí se sabe por versiones extraoficiales, es que la constructora habría hecho intentos de conseguirlo a título propio y de la empresa a cargo de la inspección de la obra, Corteva Agriscience, y le habrían dicho que no calificaba para funcionar. Esa negativa le hizo recurrir a su mandante, la Semillera Pioneer, la cual sí le abrió una puerta bastante discutible.

Ello, porque Inning no provee de servicios a la semillera, para reparar sus invernaderos. Inning lo que hace actualmente es una faena puntual de construcción de nuevos invernaderos, para habilitarlos en los próximos meses con semillas. Por lo tanto, no es una empresa crítica que provee de insumos para que otra de nivel crítico pueda operar.

Su condición es la misma que de otras constructoras, las cuales sí debieron parar en la ciudad. A ellas también les apremia terminar sus obras, para que les paguen y mantenerse a flote en tiempos bastante difíciles. ¿Por qué entonces cuando se trata de una trasnacional, como lo es el caso de la semillera, se hace más laxa la prohibición de trabajar en Cuarentena Obligatoria y se le permite hacer una interpretación propia para eximirse de una norma sanitaria que pretende cuidar la salud de todos los ciudadanos?

Algo pasa en la frontera con Perú que hace bajar la guardia a las autoridades. El miércoles, 32 peruanos cruzaron en grupo y a pie hasta Santa Rosa, sin que nadie los detuviera. La respuesta del Jefe de la Defensa Nacional de Arica y Parinacota, general de brigada Luis Cuéllar, fue en su conferencia de prensa de hoy, que no tenía información oficial y que “los esfuerzos del personal policial y militar estaban concentrados en la ciudad”.

El reconocimiento honesto de que las autoridades han bajado la guardia en el camino a la frontera, lo revela el testimonio de uno de los trabajadores que iba en los buses de Inning a Pampa Concordia.

“En la ciudad fuimos esquivando a todos los milicos que estaban en las calles y cuando llegamos ahí en la rotonda que va al valle de Lluta, ni nos pidieron una autorización. Todo el día esperamos que alguien llegara a fiscalizar esto, tuvimos mucho miedo, pero ninguna autoridad llegó. Obviamente que nadie va a reclamar y dar la cara, porque eso sería un suicidio, un despido inmediato. Hoy (ayer) la empresa anunció que seguirá trabajando y lo hará sábado y el domingo”.

Conclusión: nadie controla nada más allá del norte de la rotonda Los Libertadores, desde donde se accede al valle de Lluta y se sigue camino a Tacna. Preocupante afirmación, dado que es allí donde se advierten focos de no cumplimiento de las normas sanitarias impuestas por la autoridad y, al parecer, ninguna autoridad quiere verlas para no hacerse problemas. Rinde más parece el perímetro céntrico, porque ayer en medio de la transmisión on line del balance diario gubernamental, varios cibernautas reconocían que había cero control en sus barrios.

Origen del resquicio

Un antecedente al que accedió Prensa Arica, que podría explicar cómo Inning llegó a usar el resquicio de “Proveedor”, sería la reunión on line que tuvo el lunes 13 de abril, el secretario regional ministerial de Economía, Fomento y Turismo, Cristian Sayes con dirigentes de la Asociación de Industriales de Arica (Asinda) para eximir a “Empresas Críticas” de una Cuarentena Obligatoria que aún no se declaraba. Cabe recordar que el anuncio se hizo recién el martes 14 por el ministro de Salud, Jaime Mañalich, aunque sonaba fuerte por redes sociales que esa medida era inevitable.

De esa reunión emanó una sugerencia del seremi Sayes a Asinda, que dice lo siguiente en el mail que les envió:

“Las empresas incluidas en el instructivo, toda su cadena de insumos y proveedores que sean indispensables están incluidos. Por lo anterior no deben obtener permiso especial.

Se entiende que cualquier empresa que no esté considerada en instructivo debe solicitar autorización, y de obtenerlo, lo obtienen sus empresas proveedoras”.

Efectivamente Semillas Pioneer tiene el permiso para operar en Cuarentena Obligatoria. Así se desprende de la Resolución en su parte b) donde define al “Segundo Grupo, servicios de producción, almacenamiento y distribución de bienes esenciales”. Entre ellos define en el número “10) Actividades vinculadas con la producción, distribución y comercialización agropecuaria y de pesca”.

Sin embargo, en la Resolución del Jefe de Defensa Nacional de Arica y Parinacota quedaron fuera todas las actividades relacionadas con el rubro de la construcción. Al parecer, la entrada del Seremi de Economía con su mail a Asinda, abriendo la puerta para buscar el “resquicio” legal y evitar la paralización de varios rubros no contenidos en ese documento, dio el pase a quienes no estaban dispuestos a detener sus faenas. Así la salud de los trabajadores y de la ciudadanía dejó de ser un bien primordial, pese a las impactantes estadísticas de contagios en una ciudad pequeña como lo es Arica y a los mensajes categóricos de las tres autoridades regionales a cargo de controlar la pandemia, respecto del autocuidado y de severas multas a quienes vulneren la Cuarentena. 

Se sabe que Inning está atrasada en sus plazos, pues ha presentado problemas en las distintas fases de construcción de los “greenhouse”, como le llaman a los invernaderos que deberá usar la semillera en unos meses más. Hace un mes, cuando empezó la Fase 3 de Nuevo Coronavirus, debió despachar a Santiago a todos los trabajadores que había traído de la zona central, ya que cundió el pánico en los obreros locales de que ellos provocarían contagios, porque ya a esa fecha en Santiago la pandemia estaba desatada.

La faena se quedó con el mínimo de personas y luego se vio envuelta en otro incidente. Un trabajador de avanzada edad se autodeclaró como contagiado y aterrorizó a la faena. La jefatura de Inning declaró una “cuarentena preventiva”, sin ningún soporte de la autoridad sanitaria y envió a todos los empleados a sus casas. A menos de una semana de ese supuesto Covid-19, los hizo volver a todos a trabajar, ya que se habían cerciorado de que el empleado no estaba contagiado.

Los trabajadores aún esperan en Pampa Concordia que alguien llegue y los fiscalice. No ha sido fácil para ellos. Han recibido cartas de aviso de término de faenas y luego se las han anulado. Pero como están en la frontera, hoy ninguna autoridad llega hasta allá. Parece más atractivo cerrar una empresa vendiendo ropa en el Paseo 21 de Mayo, como ocurrió hoy, que recorrer justamente los sitios críticos donde -a propósito de la vía alternativa ofrecida por el Seremi de Economía-, podrían estar ocurriendo más irregularidades. El papel de «Proveedor» parece que aguanta mucho.


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