Imágenes constructoras de Chile
Los hechos “humanos” más conmocionantes en estas tierras -desde el punto de vista de su repercusión en las conversaciones en sus propios tiempos- han sido tres. Primero, la llegada de los piratas, en 1578. Segundo, la expulsión de los jesuitas, en 1767… Tercero, la guerra del Pacífico con la muerte de Prat a bordo del Huáscar.
Otra cosa: la imágenes de la patria, las más repetidas en ilustraciones, son también tres: Caupolicán llevando el tronco, Manuel Rodríguez abriendo la puerta del carruaje al gobernador… y Arturo Prat sable en mano saltando.
Y más: entre las palabras que todos los chilenos sabemos de memoria o al menos han escuchado más de diez veces, están algunos versos (“me gustas cuando callas porque estás como ausente” “piecesitos de niños azulosos de frío” ) y la arenga de Prat (“muchachos, la contienda es desigual…”).
Desde diversos indicadores nos llega pues Arturo Prat como personaje magno de la patria. Es un héroe también espontáneo: la gente se paraba en las calles -sin conocerse- para comentar su angustia tras la muerte del capitán. Cuando volvían sus restos no hubo quién no fuera a rendirle su homenaje. En las orillas, los mineros concurrían a mirar el barco que llevaba la urna, sacándose los sombreros y llorando. Y el 21 de Mayo se transformó sin necesidad de decretos oficiales en un día especial; muy pronto vinieron los grandes desfiles, las banderas flameando, las estatuas del héroe en las plazas y su nombre en las calles. (…)
Todos conocían y respetaban su figura. Su muerte en martirio daba ocasión al reconocimiento de su virtud: se inmoló por los demás, y eso lo hace imitable. Pero su muerte en martirio da ocasión al reconocimiento de su virtud: se inmoló por los demás, y eso lo hace imitable.
Personajes oficiales
Hay otros personajes que las instituciones oficiales desean propugnar como modelos: los santos. Desde luego no son lo mismo: si todos los santos son héroes no todos los héroes son santos. Pero son los personajes magnos. Hay toda una institucionalidad que quiere que los tengamos por modelos y que seamos como ellos. (…) Por tanto, primero debe haber ocasión de recordarlos, en muchos lugares y momentos. Y la oficialidad se encarga de dotarnos de elementos propiciadores del recuerdo: lugares públicos de exhibición (monumento en la plaza para el héroe o imagen en la iglesia para el santo), reliquias (utensilios en museo para el héroe o reliquias en santuario para el santo), fecha de conmemoración (onomástico para el santo y efeméride para el héroe)… En el etcétera pongamos la asignación del nombre a entidades (calles, colegios, conventos, unidades de Fuerzas Armadas), historia oficial de hechos (biografías o monografías)… y relatos que tiendan a ejemplificar y realzar atributos simbólicos. Relatos con principio-medio-final y dónde-cuándo-cómo que muestran una figura recordable con fines aleccionantes.
Arturo Prat ¿santo y animita para los chilenos?
Las asimilaciones entre un héroe y un santo comienzan con el lenguaje. Decimos por ejemplo que Arturo Prat está en los altares de la patria. Altar es un palabra de connotación religiosa. Decimos Cuando hablamos del lugar donde nació Prat, donde hay recuerdos, decimos que es el “santuario de Ninhue”. Asimilaciones.
Ahora veremos un tipo de asimilación que sufre la figura de Arturo Prat con un tipo de personajes santificados popularmente por el pueblo, que son las animitas. Como existen desde hace siglos, y son poderosas en el sentido de haber dejado su marca cultural en diversos ámbitos, es natural que hayan influenciado las formas de homenaje. Bien, una animita es un todo complejo. Una señalización de lugar relacionado con la muerte de alguien. A ese alguien se le piden favores, y se le dejan placas de agradecimiento… Ahora ojo para no confundirse: Arturo Prat tiene un emplazamiento que señala el exacto lugar en que murió, a bordo del Huáscar. No es una inscripción en el suelo sino una pequeña construcción con espacio interior, que semeja la estética de las animitas. Y además, ahí mismo –al lado- tiene placas de agradecimiento por su acción, placas puestas por organizaciones, desde luego. Y hasta hay una oración dirigida a Arturo Prat, que está copiada dos veces en el barco, en placas, y se le repite en varios monumentos en Chile. Ahí se le pide un favor. Ayudar al país. Copiamos: “Arturo Prat, Padre Nuestro, derrama tu luz inextinguible sobre el firmamento de la patria”, dicen los versos. Todo eso es un tipo de retórica. Porque podemos fijarnos también en las diferencias para concluir La animita se construye en el tiempo inmediatamente posterior a una muerte o el entierro, si es de cementerio. A Arturo Prat la construcción a bordo del Huáscar, en Talcahuano, la tumba monumento en Valparaíso, el santuario submarino en Iquique y el santuario de su casa, en Ninhue, se le hicieron décadas después de su muerte. Un elemento común, en todos esos lugares, y en la reproducción escrita de los hechos del 21 de mayo, es la aparición de la arenga o discurso: “muchachos, la contienda es desigual…”
La arenga de Prat está escrita de distinto modo en cada inscripción
La arenga de Prat aparece en diferentes libros y placas de bronce a lo largo del país, siempre con pequeños cambios “Muchachos, la contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera al enemigo; espero, pues, no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo esté vivo, esa bandera flameará en su lugar, i os aseguro, que, si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber” reza el parte de Uribe (el primer marcador), tantas veces reproducido. En el Huáscar -el barco enemigo donde murió Prat-que fue capturado posteriormente y hoy está surto en Talcahuano- el discurso difiere levemente en las dos partes en que se está grabado en placas especiales: “¡Muchachos! La contienda es desigual: como sabéis, nuestro pabellón nunca ha sido arriado ante el enemigo; Espero que esta no sea la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar, y si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber” aparece en la cámara; en el lugar de la muerte, en cubierta, la placa recordatoria muestra más diferencias: “Muchachos, la contienda es desigual; Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo y espero que no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y os aseguro que si muero, mis oficiales sabrán cumplir con su deber”…
Estas imprecisiones –hay más en el santuario Cuna de Prat, en Ninhue, y en su tumba en el Monumento a los héroes de Iquique- son índice de origen oral. Todas las variantes son válidas y logran transmitir la esencia condensada de aquello que representa el personaje.
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