Un llamado a respetar la normativa vigente de avistamiento, que solo permite su observación desde plataformas terrestres, realizó este miércoles el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) ante la presencia de un ejemplar de ballena franca austral (Eubalaena australis) que junto a su cría, descansa desde hace unos días en la costa de Quintay.
«La ballena franca austral es altamente migratoria y se desplaza normalmente cerca de la costa entre Chile y Perú. Es poco frecuente el avistamiento pero es normal que se acerque a la orilla», explicó a radio Bío Bío Gabriel Maldonado, encargado regional de la Unidad de Rescate y Conservación de Sernapesca Valparaíso.
«No se puede avistar desde embarcaciones, solo a través de plataformas continentales porque al estar tan cercanas a la orilla (la proximidad de embarcaciones) pueden hacer que ellas se desorienten y puedan varar», añadió el especialista, quien detalló que tras enfrentar décadas de caza indiscriminada, la ballena franca austral es una especie mundialmente protegida desde el año 1936. Desde el 2009 se encuentra en estado crítico de conservación.
De ahí la insistencia de las autoridades sobre la importancia de cumplir la normativa de avistamiento que prohíbe acercarse en embarcaciones a estos ejemplares y permite solo su observación desde plataformas en tierra, sancionando con multas que van de 30 a 300 UTM (entre 1.440.000 y 10.440.000 pesos) a quienes incumplan esta medida.
En ese sentido, Sernapesca, en coordinación con la Capitanía de Puerto de Valparaíso, monitorea la zona, donde un apoyo clave ha sido la comunidad local a través del concesionario de la Playa Grande, y del alcalde de mar de Caleta Quintay, quienes difunden entre los visitantes el cuidado de esta especie.
La ballena franca austral puede llegar a medir 18 metros y pesar en promedio 60 con un máximo de 100 Toneladas, identificándose cada individuo por las callosidades que presentan en su cabeza. Las madres acompañan a sus crías por cerca de un año, período que dura el amamantamiento. Durante el verano austral, estos mamíferos marinos pueden llegar a las aguas frías de la Antártica para alimentarse de krill y copépodos.