Viene llegando de una expedición en el norte del país donde descubrieron algo importante que “no puedo revelar aún”, dice Bárbara Aravena.
La paleontóloga en formación también participó en el descubrimiento del dinosaurio chileno ‘blindado’ Stegouros elengassen, un anquilosaurio de 2 metros de largo y una particular cola con forma de garrote cuyos restos fueron detectados en el 2018 cerca de las Torres del Paine.
El hallazgo, que además es el fósil de dinosaurio más completo encontrado a la fecha en Chile, sacudió al mundo de la paleontología y generó gran interés internacional tras aparecer en la portada de la prestigiosa revista científica Nature.
La búsqueda, extracción y conservación de fósiles de estos animales prehistóricos es el particular trabajo de la investigadora de 29 años de edad, una labor que desarrolla con gran pasión y que comparte a través de sus redes sociales, donde es conocida como “Barby Paleontóloga” (@barby.paleontologa).
Según relata, hoy divide su tiempo entre los viajes a terreno y su labor en el laboratorio con huesos y restos petrificados de la fauna que habitó nuestro país hace más de 66 millones de años.
– Naciste el mismo año que se estrenó Jurassic Park, en el ‘93 ¿Cómo nació tu amor por los dinosaurios?
Sí, crecí con esa película. Yo era de esos niños fanáticos de los dinosaurios. La Paleontología me llamó la atención desde chiquitita, me gustaban los animales raros, los pájaros y la naturaleza en general. Siempre fui alumna destacada en el colegio y quería estudiar Geología. Ingresé al Museo de Historia Natural de voluntaria, ahí te enseñan y luego me dedicaba a transmitir ese conocimiento mostrando los fósiles a los visitantes.
Estando en el área de Paleontología del Museo empecé a conocer gente que realmente trabajaba en el tema y hacían investigación. Por consejo de ellos, entré a estudiar Biología a la Universidad de Chile. Me cambié de carrera porque primero entré a estudiar Ingeniería en Minas en otra universidad, di la PSU de nuevo.
Así me acerqué ya a la verdadera investigación con profesionales que se dedican a esto y al alero de la Red Paleontológica, pues ya había un núcleo de gente formándose aquí en la U. de Chile. Entonces, colaboré con ellos apenas pude.
– Has realizado varias expediciones, algunas muy exitosas con grandes descubrimientos como el del dinosaurio acorazado que publicó Nature en 2021 ¿Cómo fue esa aventura?
Viajé a Punta Arenas el 2018, trabajé preparando el fémur de un dinosaurio, un saurópodo, durante enero de ese año. Y en febrero fui a las campañas que se realizan en el Valle del Río de la China, también en Magallanes. Ahí encontramos el dinosaurio acorazado (Stegouros elengassen) que apareció en la revista.
Esa fue la primera vez que pude ir a terreno, estaba muy emocionada. No sabía nada en cuanto a la logística paleontológica, nunca había acampado en mi vida, no era de esas personas, pero me dijeron “Hay un cupo, ¿quieres ir?” y dije “¡Sí, voy!”. Ese año fue una locura porque no tenía ni zapatos adecuados, pero no me importaba nada más que ir a buscar fósiles.
– ¡A la primera lograste un tremendo hallazgo! ¿Qué haces luego con esos fósiles?
Sí, esa es la más bonita. Cada campaña tiene su cosa especial, pero esa expedición fue la primera y de ahí salieron varios materiales que han sido importantes. Hemos vuelto a ir, uno vuelve siempre al mismo sitio de interés, llevamos años de trabajo ya y han aparecido más animales fósiles en los que he participado en el análisis e investigación científica.
– ¿Qué haces una vez que encuentras uno de estos vestigios?
Yo veo la preparación técnica del fósil, que es toda la etapa desde que estás en terreno, ves el fósil, lo tienes que sacar, lo que puede ser complicado por el tipo de roca y las condiciones ambientales. Entonces, para la extracción me lo llevo en una coraza de yeso para protegerlo en el viaje hasta el laboratorio, donde lo abro con sierras y lo empiezo a preparar de manera más minuciosa, tratando de sacar en lo posible el hueso de la roca matriz.
Pero a veces es complejo, hay que ir despejando y pegando fragmentos de huesos que se pierden o consolidando de repente cuando está muy frágil. Es todo ya más técnico y detallado.
– Y ahora vienes llegando del otro extremo del país, ¿qué fuiste a hacer al Desierto?
Fue mi primera expedición al Desierto de Atacama. Fuimos al Cerro Quimal, la máxima cumbre de la cordillera Domeyko, cerca de Calama, ahí fuimos a buscar estratos del Triásico, el primer período de la era Mesozoica, la era famosa de los dinosaurios.
Entonces, es una de las zonas más antiguas y más que nada fue un trabajo geológico el que se llevó a cabo, para tener dataciones exactas, entre otras. Y aprovechamos también para ver si encontrábamos vertebrados fósiles, que serían de los más antiguos de Chile. Descubrimos algunas cosas que creo, a futuro, van a dar que hablar porque están súper interesantes. ¡Pero no puedo contarlo hasta que no haya un paper de por medio!
– Chile parece ser un laboratorio natural para el estudio de estos animales prehistóricos, tenemos de distintas épocas y especies, dependiendo de qué extremo miremos, ¿verdad?
Sí, en Magallanes encontramos los del Cretácico tardío y en el norte el Triásico. Y claro, son especies distintas. En el Triásico serían como en el límite de los primeros dinosaurios, como los más antiguos, el origen de los dinosaurios. Y eso es lo que se quiere saber también con estos estudios geológicos que se están haciendo porque no hay dataciones exactas para conocer la antigüedad precisa de la roca.
Chile es un laboratorio paleontológico, hay muchos dinosaurios por buscar y encontrar, faltan más equipos de paleontólogos y paleontólogas para poder ir a hacer más descubrimientos.
– ¿Qué viene ahora?
Quiero terminar mi tesis y dedicarme al trabajo en el laboratorio. Es un trabajo mecánico, meticuloso, hay que trabajar bajo lupa y a veces incluso te relaja. Pero sí me gustaría en el futuro poder hacer algo más, un aporte intelectual real. Han salido tantos animales extraños en Chile y me gustaría poder colaborar y estudiar estos grupos y poder aportar con algo que no se conocía.
– ¿Qué mensaje le entregarías a las niñas, niños y adolescentes fans de la ciencia?
Yo les diría que si les gusta un tema, que lean harto, que aprendan de todas las formas posibles, ya sea viendo videos o lo que quieran, pero siempre con fuentes verificadas y confiables, un museo o alguna universidad, en los libros.
Y que busquen aprender cualquiera sea el tema de su interés y que sigan adelante no más, quizá a futuro pueden cambiar de gustos, pero el aprender algo siempre les va a aportar y les va a ayudar. Y a las familias les diría que fomenten las aficiones de sus hijas e hijos.