La mañana de este domingo 9 de octubre el masivo grupo de Facebook Vegetarianos y Veganos en Chile amaneció con una publicación del usuario Jorge Pulido que molestó mucho a los integrantes de este espacio. En la imagen, que ya fue eliminada, se veía a un cerdo asándose en una parrilla, acompañada de un texto en el que Pulido ironizaba señalando que este plato era «vegetariano», pues le había puesto «mucho comino».
No fue el único post del día, ni del mes. Lo cierto es que el trolleo en estos grupos y en cuentas personales de usuarios de redes sociales con imágenes que claramente buscan ofender y dañar las sensibilidades de quienes han optado por ese tipo de alimentación, principalmente por un respeto hacia los animales, se ha vuelto una costumbre.
Ridiculizar para reafirmar identidad
Quisimos darle una vuelta a este tema y explicarnos desde la psicología este comportamiento, que es extrapolable también a lo que ocurre con aquellos y aquellas que se ocupan en ofender, denostar y dañar, por ejemplo, a movimientos por la diversidad sexual, ambientalistas y feministas, entre otros.
Jael Bitrán es psicóloga y vegetariana hace 15 años. Comienza contextualizando lo que ocurre en el caso de los animalistas y en cómo estos ataques los afectan, planteando que los vegetarianos y veganos tienen una concepción diferente de los animales, a quienes observan como un «alguien» y no un «algo». Un ser vivo, profundiza, «con ganas de vivir, con sentimientos, capaz de sentir placer, dolor, sufrimiento» y «cuya vida debe ser respetada, porque vale lo mismo que la nuestra». El problema, añade, es que «en nuestra sociedad los animales están cosificados».
Al analizar lo que ocurre con acciones como las mencionadas señala que «por lo general, lo que se desconoce produce rechazo». Una actitud que, agrega, «puede manifestarse en una necesidad de ridiculizar al otro para sostener mi postura de que ‘comer animales está bien, aunque me digan lo contrario'».
Junto a esto, Bitrán explica que «los seres humanos tenemos una fuerte necesidad de pertenecer a un grupo humano, es parte de lo que constituye y sostiene nuestra identidad». Y en casos como este, dice, ocurre que «algunas personas, para demarcar la diferencia y tomar distancia de una idea que no les parece, necesitan primero ridiculizar a otro para sostener su propia identidad y mantenerla en pie».
«Básicos» y «narcisistas»
La psicóloga explica las ofensas y el uso de imágenes que afectan las sensibilidades de otros, señalando que en estos casos «el recurso intelectual de peso se deja de lado, se recurre a un recurso básico como lo es la burla y el denostar a otro, sin recurrir a fundamentos de peso que avalen mi pensamiento».
Bitrán suma a ello que, además, hay un perfil «narcisista y con poca capacidad de empatía» en estas personas a la hora de «faltar el respeto y ridiculizar al otro por sus opciones de vida». «Una personalidad narcisista intentará sabotear las creencias del otro, mermar su autoestima, como un intento de sometimiento a las propias creencias y visión de mundo», apunta.
Daniel Labbé Yáñez