Durante las últimas semanas se ha observado una baja considerable en los casos de coronavirus en el país. El 25 de agosto, por ejemplo, se registraron 392 nuevos casos, alcanzando 4.115 casos activos a nivel nacional, algo que no se lograba desde el 7 de abril del 2020, cuando la cifra de casos activos a nivel nacional era de 4.194.
Además, también se ha visto que la ocupación de camas críticas ha disminuido considerablemente en la red de servicios de salud a nivel nacional.
Por todo lo anterior, surge la necesidad de reforzar ciertas estrategias que permitan disminuir aún más los nuevos contagios y frenar posibles brotes que surjan. Esta estrategia es conocida como trazabilidad, y consiste en buscar a todas las personas con las que un caso índice (la persona contagiada) estuvo en los días previos, para aislarlas y frenar, de esta forma, la propagación del virus.
Esta tarea ha sido crucial durante toda la pandemia, pero ahora, con menos casos, resulta más fácil reforzar la trazabilidad. Desde los dispositivos de Atención Primaria de la Salud (APS) se han hecho diversos esfuerzos desde marzo de 2020 -cuando se notificó el primer caso- para que la trazabilidad tenga una mayor relevancia dentro de las estrategias de contención a la pandemia, ya que es la mejor estrategia para apagar focos de contagios y controlar las cifras.
Además de lo anterior, la amenaza latente de una nueva ola producto de la variante Delta -que ha provocado un aumento significativo de casos en muchos países del mundo- releva aún más el rol que juega esta estrategia que, hasta ahora, se ha levantado a esfuerzo de voluntariados y trabajo extra para las y los funcionarios de la salud.
Reforzar la trazabilidad
Para el académico del Departamento de Kinesiología de la Facultad de Medicina de la U. de Chile, Rodrigo Latorre, es fundamental dar respuesta de forma proactiva a este trabajo, a través de la búsqueda activa de casos. Desde la comunidad de la Facultad de Medicina, junto a profesores, funcionarios y estudiantes de otras unidades académicas de la Universidad, se ha realizado durante meses el trabajo de apoyar a diversas comunas del país, con la finalidad de que cada dispositivo de salud cuente con al menos un grupo de personas que pueda realizar diariamente los llamados a las personas contagiadas y sus contactos estrechos.
El esfuerzo, en esta línea, es colaborar para trazar de forma correcta cada caso y evitar la propagación del virus: “La única forma que tenemos de proteger a la población es identificando claramente a quienes son los portadores o posibles portadores, ya que son ellos los que están contagiando en este momento. Es por esto que trazar a todos los contactos estrechos, contactarlos e informarles que están en condición de riesgo, es importantísimo para poder controlar esta pandemia”, aclaró el profesor Latorre.
En tanto, para la académica del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la Universidad de Chile, Viviana Ulloa, quien también participa del voluntariado de trazabilidad, es fundamental incluir -dentro de la estrategia- la comunicación del riesgo de forma correcta. En este sentido, es importante que las personas conozcan y tengan conciencia, tanto de la enfermedad como de su propagación y vías de contagio, para generar un ahorro a los recursos de la salud.
“El trabajo de la trazabilidad hoy se puede reforzar con algo esencial: la comunicación del riesgo, la cual hay que realizarla de manera correcta con mensajes claros, precisos y acordes a los grupos objetivos, sin contradicciones, oportuno y basado en la información disponible para entregar mensajes coherentes a las personas que les permita empoderarlos en el control de su propia salud”, señaló Ulloa.