Cae montaje contra militantes de la CAM

Si algo ha demostrado esta sentencia es que el entramado represivo acusatorio, articulado desde el poder en contra de estos compañeros, ha sido develado como un montaje, una puesta en escena del poder.

Cae montaje contra militantes de la CAM

Autor: Gustavo Burgos

El Tribunal Oral en lo Penal de Los Ángeles, luego de más de un mes del segundo juicio oral en la causa seguida en contra de los militantes de la CAM, Ernesto Llaitul, Esteban Henríquez, Nicolás Aclaman y Ricardo Reinao, ha dictado sentencia absolutoria. Los compañeros pasaron casi dos años en prisión preventiva y sostuvieron huelgas de hambre con la sola finalidad de que, finalmente, un tribunal del Estado usurpador que desconoce la existencia del pueblo nación mapuche, los libere.

Este triunfo judicial, por cierto, debe ser reconocido a los abogados Josefa Ainaridi, Victoria Bórquez y Rodrigo Román, quienes tuvieron el tesón para litigar no solo contra el Ministerio Público, sino que contra el Gobierno de Boric, la policía, los medios de comunicación patronales, las forestales, los latifundistas y sus grupos paramilitares. Debieron hacerlo además en contra del sistema judicial en su conjunto, que opera en los hechos como una inclemente maquinaria opresora que mantiene al día de hoy a más de 300 presos políticos, la mayoría de ellos bajo abusivas cautelares de prisión preventiva o cumpliendo brutales condenas perpetuas, repartidas a destajo a todo activista que se atreva a alzarse en contra del orden establecido.

Si tal absolución, inexpugnable jurídicamente y por tanto definitiva, se ha pronunciado, lo ha sido —sin embargo— debido a la lucha popular, que ha puesto esta causa como bandera de liberación. Esta absolución ha de considerarse fundamentalmente un triunfo de la lucha popular y, por lo mismo, debe observarse como un punto de partida en un nuevo combate por la liberación de todos los presos políticos.

Si algo ha demostrado esta sentencia es que el entramado represivo acusatorio, articulado desde el poder en contra de estos compañeros, ha sido develado como un montaje, una puesta en escena del poder. Este hecho es expresivo del carácter de clase del aparato judicial y lo caracteriza como un engranaje más del Estado capitalista sirviente de los explotadores. El persecutor, fiscal Juan Yáñez, ha quedado al desnudo en su papel de agente del poder.

El vergonzoso y repugnante trato benéfico y de impunidad otorgado generosamente a represores, como el teniente coronel de Carabineros, Claudio Crespo, o a agresores sexuales como Eduardo Macaya, latifundista y padre de un senador de la UDI, dibuja con precisión este aludido carácter de clase de la justicia: al patrón y al represor se le respetan sus derechos procesales; al pobre y al revolucionario se le corre bala. Así ha sido desde los orígenes de la República que en dos siglos impúdicamente se ha proclamado democrática.

Celebramos hoy puño en alto la libertad de los compañeros liberados, secuestrados como estuvieron durante años por el poder. Que esta victoria aliente una lucha mayor por la libertad de todos los presos políticos, empezando por el vocero de la CAM Héctor Llaitul y perfile un alzamiento creciente en contra del régimen.

¡Marichiwuew! ¡Mil veces vencermos!

Por Gustavo Burgos

Columna publicada originalmente el 23 de julio de 2024 en El Porteño.

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