Por unanimidad, la Cámara de Diputados aprobó esta semana un proyecto de resolución que pide a la Presidenta Michelle Bachelet reiniciar las gestiones a nivel de Cancillería para repatriar restos arqueológicos descubiertos en Chile, pero que por diversas razones se encuentran en el extranjero.
La solicitud pone como ejemplo principal al denominado «Hombre de Cobre», cuerpo momificado encontrado en 1889 en la región de Antofagasta, en una ladera de lo que hoy es la mina Chuquicamata, que data del año 500 D.C y que actualmente está en el Museo de Historia Natural de Nueva York.
El “Hombre de Cobre” se trata de un aymara de mediana edad que murió presumiblemente tras un derrumbe y que por las condiciones del suelo preservó sus formas y se cubrió de una capa verdosa de cobre. Tras ser descubierto fue vendido, revendido y apostado. Finalmente, desde 1905 descansa en una vidriera del museo en Nueva York.
Además de la alta importancia arqueológica, el “Hombre de Cobre” demuestra la histórica relación del norte con la minería, pues precisamente fue encontrado con utensilios de trabajo para extraer cobre.
El proyecto pide al Gobierno no solo fijar una política pública y diplomática, a través de Cancillería, para su repatriación sino, además, elaborar un acabado catastro que identifique restos y objetos arqueológicos pertenecientes a nuestras culturas ancestrales en el mundo.
Además del “Hombre de Cobre”, también se encuentran dentro de la lista preliminar el moai “hoa hakananaía” de Rapa Nui, que está en el Museo Británico de Londres y varias momias atacameñas extraídas por una expedición española en 1864 y que permanecen en el Museo Arqueológico de Madrid, entre las que se encuentra una mujer con su pequeño bebé en brazos, ícono de la cultura ancentral likan antai.