Gerardo Joannon (en la imagen) miembro de la congregación Sagrados Corazones (SSCC) fue denunciado e investigado por su participación en al menos dos adopciones irregulares entre los años 1975 y 1983.Un oscuro y cruel ilícito donde el cura fue partícipe de cómo algunas familias daban por muertas a las guaguas de sus hijas solteras para luego darlas en adopción. Estos casos fueron tipificadas como delitos de suposición de parto y usurpación del estado civil, además de falsificación de documentos públicos y privados, como los registros hospitalarios y la falsificación ideológica del certificado de nacimiento.
A raíz de su participación en estos casos de adopciones irregulares, Joannon fue investigado y procesado. Sin embargo el 18 de febrero de este año, el juez Mario Carroza quien lleva la causa lo sobreseyó porque la causa está prescrita. En tanto, la Iglesia Católica, el 26 de enero desde el Vaticano determinó que los hechos no corresponden a delito canónico. Ello después que la Congregación de los Sagrados Corazones enviara a Roma los antecedentes de la investigación que probaban que Joannon participó de al menos dos adopciones irregulares y que habría mantenido una “relación impropia” con una de las madres a quien se le arrebató y dio por muerta a su guagua. Desde Roma la respuesta fue que «las faltas cometidas no configuran delito canónico imputable al padre Gerardo Joannon”.
Sin embargo, la congregación determinó enviar a Gerardo Joannon a la residencia de la comunidad en Argentina el 28 de marzo. Ante esta determinación, esta mañana, la máxima autoridad de Iglesia Católica en Chile, el cardenal Ricardo Ezzati señaló que «en primer lugar no me parece una sanción. Los Sagrados Corazones son una provincia que implica la presencia de los religiosos en Chile y también en Argentina, y por consiguiente el superior provincial tiene todo el derecho y el deber de enviar, de acuerdo a las necesidades pastorales de la comunidad, a sus miembros en las diferentes partes en donde la congregación está presente». Consultado si la iniciativa tomada por la Congregación Sagrados Corazones correspondía a una sanción, Ezzati respondió que «yo sólo me remito a lo que es el envío de un hermano religioso que está sujeto a la obediencia».
En cuanto a la crisis política que vive el país, el cardenal sostuvo que «momento muy complicado para el país», momento en el que «hay que tener la responsabilidad de la moralidad de nuestro actuar».
Tanto la acción de la congregación de trasladar a Joannon a otro país, como la determinación del Vaticano y la postura de Ricardo Ezzati constituyen una especie de burla a la justicia y las familias víctimas de estos actos y determinaciones. Realmente, casos como este se suman a esos archivos que solo se cierran cuando se trata de alguien poderoso. En tanto, de la declaración de hoy de Ricardo Ezzati se extrañó el mismo ímpetu con que defendió los intereses de la Iglesia durante la elaboración de la primera parte de la Reforma Educacional -la ley de Inclusión Escolar- o cuando se refiere al aborto. Se extraña que la mayor autoridad de la Iglesia Católica actúa con tal tibieza ante el caso de un hombre, un religioso que se prestó y participó para realizar adopciones ilegales, de espaldas a las madres que recién habían dado a luz.
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