Carlos Prats, un militar con pensamiento democrático popular

El general Prats es el último de los altos oficiales chilenos que lograron desarrollar un pensamiento y una obra político-militar de envergadura, que se apartaba del canon de la época -hegemonizada en nuestra región por el pensamiento estratégico estadounidense.

Carlos Prats, un militar con pensamiento democrático popular

Autor: El Ciudadano

Por Carlos Gutiérrez P.

El 30 de septiembre de 1974 fue asesinado en un barrio de Buenos Aires, el general Carlos Prats González, quien fue comandante en jefe del Ejército entre octubre de 1970 y agosto de 1973, habiéndole tocado uno de los momentos históricos más complejos en la vida republicana de Chile, vivido como militar, ministro del Interior, vicepresidente y ministro de Defensa.

Sus asesinos salieron de grupos políticos de la derecha chilena, del propio ejército chileno y con el contubernio de Estados Unidos, en otro acto terrorista de la dictadura civil-militar.

El general Prats es otro intérprete de una generación de militares latinoamericanos que durante el siglo XX diseñaron, desarrollaron y ejecutaron acciones políticas con una orientación democrático popular, aportando otra novedad generada en estas latitudes, a diferencia de la tradición militar general que está asociada al poder reaccionario y las élites conservadoras.

El movimiento de los militares chilenos en el año 24, la insurrección de la armada en el 31, el aporte a la fundación del Partido Socialista por el general Marmaduke Grove. La revuelta de oficiales intermedios en Ecuador el año 20; la revolución de los tenientes en Brasil y el papel de Carlos Prestes en la fundación del Partido Comunista de Brasil. Los generales democráticos Líber Seregni y Víctor Licandro en Uruguay vinculados a la formación del Frente Amplio. El pensamiento y la acción política de los militares nacionalistas peruanos con Velasco Alvarado a la cabeza; los panameños con Omar Torrijos; los argentinos con el Perón más progresista; al igual que los bolivianos con la participación de militares en el movimiento del 52 y posteriormente con Juan José Torres.

El general Prats es el último de los altos oficiales chilenos que lograron desarrollar un pensamiento y una obra político-militar de envergadura, que se apartaba del canon de la época -hegemonizada en nuestra región por el pensamiento estratégico estadounidense.

Esta no obedecía solo al aspecto de la subordinación a la Constitución Política vigente y, por lo tanto, el respeto a la soberanía popular y el modelo democrático.

Continuó con la determinación política del general René Schneider en torno al constitucionalismo de las fuerzas armadas, la no-deliberación, la disciplina y la jerarquización de las instituciones, que permitió una contención de la deriva golpista que pretendió la derecha y el gobierno de Estados Unidos desde 1970, para derrocar a un gobierno electo constitucionalmente bajo las reglas de la democracia liberal.

Definitivamente, la solución anticonstitucional solo fue posible una vez que dejó el mando de su institución, al igual que otros generales con convicciones democráticas, abriendo el paso a toda una camada de militares reaccionarios y futuros involucrados en las mayores y sistemáticas violaciones a los derechos humanos vividas en Chile.

El general Prats fue más allá, ya que tuvo la oportunidad de aplicar parte de su reflexión estratégica al calor de su mando institucional y en los destinos políticos del país.

  1. Una democracia avanzada.
    Consideraba imperiosa una nueva Constitución, producto de una amplia participación que diera cuenta de “nuestra peculiar problemática y abriera perspectivas al destino nacional en la competencia de un mundo cada vez más interdependiente”.
    La democracia avanzada debía ser pluralista y libertaria, comprometida con los derechos humanos y la paz y la estabilidad interna.
    “La nueva democracia avanzada chilena debe construirla una sociedad humanista cuya potencialidad resida en una colaboración solidaria entre la mayoría de los miembros de la comunidad a través de mecanismos legales que posibiliten una movilización nacional, afianzadora de las libertades democráticas y neutralizadoras de la violencia”.
  1. El proyecto económico
    Existe una indisoluble relación entre el sistema político y la economía, entre Estado y mercado.
    “Una economía social de mercado en un país de márgenes rígidos para el juego de la oferta y la demanda, deriva en beneficio directo de la minoría detentadora de los grandes capitales, acentuando la capacidad de enriquecimiento de los ricos y empobreciendo a la mayoría de los trabajadores. En un sistema económico en el que juega libremente la iniciativa privada, el crecimiento solo es factible mediante el incremento de la rentabilidad empresarial, que se logra comprimiendo el régimen salarial”.
    Prats postula una economía mixta, que combine Estado y mercado con primacía del primero. Postula las mismas áreas que estuvieron en el programa de la Unidad Popular: un Estado fuerte; un área social que comprenda industrias o empresas estratégicas que son pivotes del desarrollo; un área mixta en que se yuxtaponen el Estado y capitales privados tanto nacionales como extranjeros; un área privada con todas las empresas no básicas de todos los tamaños.
    En lo que respecta a la articulación de la institución militar con las cuestiones relativas al desarrollo económico, es conveniente regresar a los conceptos de “potencial económico defensivo” y “soberanía geoeconómica” utilizados por el general Prats. Entendía que el ejército estaba en condiciones de hacer un aporte participativo que beneficiase tanto al incremento del primero cuanto a la ampliación de la segunda. Las capacidades institucionales podían ponerse al servicio de un desenvolvimiento en áreas específicas que entroncaran con el desarrollo económico y ayudaran a sostenerlo, al tiempo que fuera capaz de incrementar las aptitudes demandadas por la misión de defensa de la soberanía. Las industrias propiamente militares, la industria química y el desarrollo de la energía nuclear se encontraban en esas áreas.
  1. La mirada internacional
    Tenía una visión muy clara de los niveles de la interdependencia que empezaban a configurarse en el mundo, tanto política como económicamente.
    “El éxito económico chileno está condicionado no solo al esfuerzo interno de transformación del sistema funcional y estructural, sino también por la orientación de sus relaciones internacionales. Ello, debido al alto grado de complejidad de nuestro comercio exterior, con largas líneas de comunicación y diversificados mercados con los países industrializados, no alineados y limítrofes, que determinan servidumbres inexorables en las balanzas comercial y de pagos”.
  1. El papel de las Fuerzas Armadas
    Declara en forma taxativa la sujeción de la fuerza pública al poder civil. La función del Ejército es exclusivamente profesional. “La Institución tiene plena conciencia de que la tradicional unidad entre el pueblo y su ejército es más fuerte que cualquier acción de la política contingente”.
    “La disciplina y la cohesión institucional son el factor fundamental para que el Ejército cumpla el rol superior que le compete dentro de la sociedad chilena”.
    Plantea una nueva concepción de la estructura de las fuerzas, orientadas hacia las modalidades del empleo estratégico conjunto ante la eventualidad de agresión externa.
  1. Concepción de la seguridad nacional
    El general Prats tenía una concepción en que asociaba la seguridad nacional a intereses propios, identificando seguridad nacional con régimen político democrático-paz civil-nacionalización de la economía frente al capital foráneo –socialización del poder político y económico.
    En una afirmación muy interesante, el general declara: “Sería una cruel ironía del destino que, cuando se escriban serenamente las páginas de la historia de Chile de los últimos 40 años, se esclarezca que el gobierno que en dicho lapso tuvo una concepción más nítida de la seguridad nacional y demostró con hechos el mayor interés por los problemas de la Defensa Nacional fue, justamente el gobierno de Allende, derrocado por las fuerzas armadas y de orden”.
  1. Proyecto de Desarrollo Nacional
    Exige una participación activa de las fuerzas armadas en el diseño y estructuración de una soberanía geo-económica, en un marco regional latinoamericano, frente a un mundo con amenazas de actores globales dominantes.
    “En el presente, la lucha fronteriza, como expediente de preservación de la soberanía, es solo un concepto estático de la seguridad nacional. La defensa del patrimonio nacional es hoy una dinámica concepción ‘geoeconómica’, por lo que es necesario que las fuerzas armadas tengan una participación activa y permanente en aquellas grandes tareas de desarrollo económico-social, que inciden directamente en la seguridad nacional, dada la estrecha interdependencia entre esta y el desarrollo”.

Las fuerzas armadas de hoy están lejos de una visión realmente nacional y democrática como la que representó el general Prats y muchos otros soldados y oficiales de las distintas ramas que participaron activamente en el gobierno popular y defendieron los preceptos constitucionales esenciales en septiembre de 1973.

Hoy día tenemos altos mandos y ex comandantes en jefes procesados por violaciones a los derechos humanos y por corrupción, casos inéditos en la historia universal.

La figura y el pensamiento de Prats y otros deben resituarse en el Chile de hoy y en nuestra región latinoamericana, especialmente en las fuerzas armadas, para que exista un verdadero y profundo reencuentro entre las instituciones y nuestros pueblos.

Por Carlos Gutiérrez P.

Carta Geopolítica Nº16, 1/10/2024

Centro de Estudios Estratégicos de Chile. Esperamos sus comentarios en [email protected]


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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