Cuatro años tuvieron que pasar para que la justicia sancionara al responsable de operar el carro lanza agua de Carabineros, cuyo chorro impactó directamente al estudiante universitario Rodrigo Avilés, dejándolo con graves secuelas. Este martes, el Tribunal Oral en lo Penal de Valparaíso condenó al ex funcionario policial, Manuel Noya Pavis, como autor del delito de violencia innecesaria y lesiones graves.
El 21 de mayo de 2015, el estudiante de la Universidad Católica participaba en una marcha realizada en la ciudad de Valparaíso. En el contexto de la represión iniciada por la policía uniformada, Avilés fue tumbado por el chorro del “guanaco”, quedando con un TEC grave. Además, tuvo que se inducido al coma y sometido a numerosas cirugías en su cabeza. Hasta el día de hoy, mantiene secuelas.
“No tengo recuerdo de la cantidad de operaciones a las que fui sometido. Estuve en coma inducido, puede haber muerto. Tengo secuelas médicas, como la epilepsia, que es algo que yo no tenía ni padecía. Pero ahora sí, con todas las repercusiones que tiene en una persona”, afirmó el joven víctima durante la primera audiencia del juicio oral, realizada el pasado 26 de febrero.
En ese contexto, Noya pidió disculpas a Avilés y aseguró que nunca tuvo la intención de apuntar al manifestante, idea que reiteró este martes. “En todo momento quise dirigir el chorro de la cadera hacia abajo. Rodrigo estaba en el grupo al que arrojaba agua y pasó más cerca del carro”, sostuvo.
En este juicio, el ex Carabinero zafó de una condena por un delito más grave, como homicidio frustrado, que correspondía al planteamiento de la familia Avilés, querellante en la causa. De hecho, en la antesala del veredicto de este martes, arriesgaba una pena de hasta 15 años de cárcel. La lectura de sentencia se realizará el próximo lunes 11 de marzo, a las 15.30 horas.