En conversación con El Ciudadano, la presidenta del Partido Humanista, Catalina Valenzuela, se refirió al actual momento político nacional y abordó la crisis de la Oposición tras perder la presidencia de la Cámara de Diputados.
Ustedes son parte de una Oposición que no ha estado según muchos a la altura. ¿Cuanta responsabilidad asumen?
Si somos parte de la oposición somos parte del problema, no es necesario evaluar el grado de responsabilidad de cada partido, y es cierto, hoy somos una oposición debilitada, herida y dispersa, pero aún así representativa de una gran mayoría. Nuestro deber entonces es representar fidedignamente a esa ciudadanía harta del abuso y la exclusión. Es ahora cuando tenemos que dejar muy en claro, demostrando con hechos, que hemos escuchado y sentido las demandas de la gente, y entendemos que lo que se está pidiendo, se está necesitando, se está exigiendo, es otra forma de vivir, desde estudiantes, trabajadores, 3era edad, pueblos originarios, disidencias, obviamente las mujeres que siempre vamos rezagadas, y este sistema en general, en lo económico, medioambiental. Es un todo.
Ustedes los humanistas son considerados de los duros. ¿Hay un cambio en la propuesta PH?
La situación país no da para tanta mezquindad. Es hora de superar nuestros propios límites, de crecer en este momento de crisis, y eso también hace referencia a lo que involucra ser parte de la oposición política, y desde ahí entendiendo y atendiendo a la necesidad, estamos disponibles para crear un nuevo camino, para dar la pelea por devolver a nuestra gente la dignidad, las esperanzas, los sueños y la justicia. Esta es la única pelea que hoy vale la pena.
Ser oposición política también significa que representamos a la diversidad. No somos todes iguales y no todes pensamos de la misma manera. La invitación es simple: atender a nuestra diversidad, superar los miedos, avanzar con fuerza para la gente y con la gente, escuchar, sentir, y proponer de cara a un pueblo, pueblo necesitado de respuestas honestas que superen la calculadora electoral e individualista. Pero hay que ser muy claros. Para que exista una oposición real y sincera, no puede estar la DC. Son ellos los que siempre condicionan todo. Son, como dice el dicho, la piedra de tope. La mesa del Congreso es un botón de muestra. Sus ex socios en la Concertación no quieren asumirlo, aunque tienen claridad que el lío de la Oposición para tomar acuerdos siempre es la DC. No podemos seguir esperando a quien no quiere venir.
En esta Oposición sin la DC, ¿cual debiese ser el desafío?
Como Oposición tenemos el deber de poner freno a las devastadoras políticas que impulsa la derecha. No podemos permitir que se sigan fortaleciendo agendas y medidas económicas y sociales, que se orientan solo para beneficiar a un grupúsculo privilegiado, y profundizan aún más un modelo de economía de mercado que ha llevado a Chile a ser uno de los países más desiguales e inhumanos del mundo, esto según los propios indicadores del Banco Mundial. Como Oposición debemos recuperar también al Estado, que hoy en día se encuentra secuestrado por el mercado a favor de un capitalismo salvaje que nos deja cada día más empobrecidos como país en cuanto a sus recursos humanos, naturales y de todo tipo.
Un acuerdo de Oposición, ¿debe incluir acuerdos electorales?
Entendemos que una construcción de Oposición debe y tiene que ser programática, basada en principios básicos de la ética y el buen vivir, y también confiamos, habiendo entendido el momento histórico y sus implicancias, que podremos ser capaces de colocar los mejores liderazgos a disposición para las próximas elecciones municipales y de gobernaciones, y así, avanzando y fortaleciéndonos para los siguientes desafíos, confiamos que de una vez estaremos a la altura de nuestra gente, de nuestro pueblo, de todas, todos y todes.