Este lunes 15 de enero se iniciaron las conversaciones para actualizar el tratado de libre
comercio entre Chile y la Unión Europea, el cual se pretende negociar y aprobar sin incluir
las participación informada de la sociedad chilena, que es la afectada directamente por
este clase de acuerdos.
En esta renegociación del tratado se pretende abordar temas como comercio electrónico,
cambio climático, inversiones y protección de los productos alimenticios. Sin embargo,
desde Chile Mejor sin TLC, plataforma que aúna más de 120 organizaciones sociales, se
critica la falta de transparencia con que se realizan estos acuerdos además, de los
perjuicios a nivel social y ambiental que no son analizados en profundidad por el Gobierno
chileno.
Por su parte, el sociólogo Esteban Silva, de la Fundación Constituyente XXI, opina que
“Chile es un país que ha exacerbado sus políticas de apertura, es decir de privatización,
desregulación y pérdida de los derechos de los trabajadores con un Estado cada vez más
pequeño, todo lo que ha redundado en una pérdida de derechos sociales para los
ciudadanos. Es por ello que insistimos en que no se suscriban ni se renegocien nuevos
tratados de libre comercio mientras que no se evalúe en profundidad el impacto en los
derechos sociales de la población, además de los impactos económicos y ambientales de
estos acuerdos, particularmente el suscrito entre Chile y la Unión Europea», indicó Silva.
De igual forma, en las conversaciones para modernizar los tratados de libre comercio
entre la Unión Europea y Chile se omite el tema de las políticas medioamientales y
agrícolas que afectan a los trabajadores de estas áreas.
En este línea, Lucía Sepúlveda perteneciente a la Red de acción en plaguicidas y sus
alternativas para América Latina,comenta que “al analizar los impactos del tratado se
debe tener en cuenta que, aún cuando Chile es un gran exportador de fruta para la unión
Europea, hay cultivos de avellano europeo, por ejemplo, en zonas de la región del Maule,
Bio Bio y Araucanía que usan Paraquat que es un plaguicida prohibido en Europa porque
tiene terribles efectos en la salud y sin embargo empresas como la transnacional italiana
Ferrero, que comercializa la Nutella, está comprando este fruto cultivado con dicho
plaguicida. De este modo, es un contrasentido que se renogocie un tratado cuando las
prácticas de la agricultura utilizadas en Chile no son sustentables, este es un tema que no
se analiza en el tratado y que debería estar a la orden del día”, agregó Sepúlveda.