En el momento de mayor debilidad de la presidencia de la República en décadas, a semanas de la elección presidencial y en pleno proceso constituyente, el gobierno de Sebastián Piñera parece decidido a cerrar la negociación para actualizar el TLC con la Unión Europea, proceso que se ha hecho con total sigilo y secretismo, repitiendo con ello la misma manera de proceder de los tratados de libre comercio suscritos hasta ahora por el país.
La injerencia de la sociedad civil y del Parlamento en este proceso ha sido nula. El equipo negociador del Gobierno ha avanzado en esta política pública relevante sin rendir cuenta a la ciudadanía ni a los congresistas. Esto contrasta con la contraparte, cuyo equipo debe informar al Parlamento Europeo de sus avances y de los criterios con los cuales negocia. Al revés, en el caso de Chile, el subsecretario de Relaciones Económicas Internacionales, Rodrigo Yáñez, no da cuentas e incluso ha estado recientemente casi dos semanas en Bruselas, para apurar el cierre de esta negociación.
Es evidente que en las actuales condiciones políticas, con un presidente con los peores niveles de aprobación popular de la historia reciente y sometido a una acusación constitucional, el Gobierno no está en condiciones ni tiene la autoridad para tratar de imponer un tema que es conflictivo. La apreciación del país respecto a los tratados de libre comercio ha cambiado sustantiva y legítimamente durante los últimos cinco años, por lo que es sano que esta política esté sometida a debate y no se presione a una decisión rápida e irreflexiva. Más incomprensible es la premura del gobierno de Piñera cuando un sector importante de la Convención Constitucional, integrado entre otros por su presidenta, Elisa Loncon, ha solicitado que no se aprueben tratados de libre comercio mientras el proceso constituyente no delibere sobre el tema.
En resumen:
1. Denunciamos el intento del Gobierno por cerrar apurada y herméticamente la actualización del TLC con la Unión Europea, antes de la elección presidencial y del proceso constituyente.
2. Exigimos que las características de este acuerdo sean ampliamente discutidas por las fuerzas políticas y las organizaciones sociales del país, en función del mejor interés nacional.
3. Exigimos que no se aprueben nuevos tratados de libre comercio mientras no termine el proceso constituyente, que deliberará cuál es la mejor relación institucional con este tipo de acuerdos en el nuevo ciclo político que se inicia en Chile.
Por último, hacemos un llamado a las organizaciones sociales a estar atentos frente a este proceso, puesto que podemos anticipar que contendrá aspectos que ya han sido criticados en otros acuerdos, como el TPP-11.
Chile Mejor Sin TLC
Santiago, Octubre 2021