Por Florencia Lagos Neumann
Un anciano se intenta quemar frente a una institución pública porque su jubilación no le alcanza para llegar a fin de mes.
Este dramático hecho, que podría haber terminado en una tragedia, es producto de las miserables pensiones de hambre heredadas de la dictadura cívico militar.
Sistema perpetrado por los gobiernos posteriores, meros administradores del modelo neoliberal que nos rige hasta hoy:
“Estado y Gobierno de Chile, como ciudadano chileno exijo una ayuda económica porque mi pensión es muy baja, y que dejen de descontarme los 80 mil pesos de desafiliación de la AFP. Yo soy pensionado por el IPS y recibo pensión del trabajo y la PGU. Con los 80 mil pesos que me descuentan no alcanzo a llegar a fin de mes. Por culpa de la famosa lista de espera mi esposa falleció esperando una operación. Ella era pensionada y con su pensión nos ayudábamos los dos. Solo pido que el Estado ayude a todos los pensionados de Chile para que no pasen lo que estoy pasando yo”. Señala la carta del adulto mayor que buscó atentar contra su vida en Valparaíso.
Según datos entregados por la Fundación SOL, entre enero y septiembre de 2024, las AFP acumularon ganancias por más de $ 472.867.962.000, esto representa un incremento de 35,4% con relación al mismo período del año anterior.
En este sentido, uno de cada tres adultos mayores tiene riesgo de desnutrición, mientras las AFP ganan más de $1.700 millones al día en utilidades.
La mitad de los hombres trabajadores que cotizan entre 35 y 40 años y se pensionaron en septiembre de 2024, pudieron autofinanciar una pensión de vejez por un monto menor a $296.081, equivalente al 59,2% del sueldo mínimo (500.000).
Si consideramos todos los años cotizados, la mitad de las mujeres trabajadoras que se pensionaron en el mes de septiembre de 2024, pudieron autofinanciar una pensión de vejez por un monto menor a $150.126, equivalente a 30,02% del salario mínimo.
Algunas administraciones como la de la ex presidenta Michelle Bachelet y el actual gobierno del presidente Gabriel Boric, han intentado erradicar este flagelo, pero lamentablemente se enfrentan a un parlamento plagado de una derecha recalcitrante que impide cualquier atisbo de cambio al sistema económico.
Actualmente alrededor del 84% de las cotizaciones de la fuerza laboral es desviado al pago de comisiones cobradas por los gestores de las AFP, que financia con los dineros de la clase trabajadora los negocios de grandes empresarios nacionales y extranjeros.
¿Qué hacer?, ¿Seguiremos esperando que nuestros adultos mayores se intenten suicidar producto de vivir en condiciones infrahumanas?
Como denunció el ex alcalde de Recoleta, Daniel Jadue: “Requerimos de una reforma completa al sistema de las AFP y terminar con esta gran estafa que son estas verdaderas Asociaciones de Fabricantes de Pobres”.
En la historia de Chile han sido las movilizaciones masivas las que han obligado a la clase política a replantearse transformar el sistema dominante.
Quizás es hora de organizarnos como en tiempos anteriores, cuando eran los ciudadanos los verdaderos protagonistas quienes abrían las grandes alamedas por un mundo mejor.
A los chilenos y chilenas nadie les ha regalado nada, las conquistas siempre han surgido desde las bases populares exigiendo legítimamente sus derechos.
Sede debe poner fin a las pensiones de hambre. Es un imperativo ético.
Por Florencia Lagos Neumann
Master en Relaciones Internacionales.
X: @FlorenciaLagosN
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