Cuando Arturo Alessandri Palma instaló el autoritarismo y la represión en el Chile de ayer.
Por Felipe Schnake Sepúlveda
Licenciado en Historia Universidad de Chile
Sebastián Piñera no es el único caso de un presidente de derecha chileno que es re-electo con consecuencias terribles para su población. Arturo Alessandri Palma (1868-1950), ya había sentado un pésimo precedente, como un presidente que en su segunda versión retornó con una sobrecarga autoritaria y un uso extenso e intenso de la fuerza represiva hacia sus opositores y la población trabajadora. Ambos han sido los únicos presidentes de la derecha re-electos desde el periodo inaugurado con la constitución de 1925 (primera constitución “moderna” de nuestra historia, si consideramos que la anterior, aun con modificaciones, provenía del año 1833).
Ambos gobiernos derivaron, por distintos motivos, durante sus periodos, en un fuerte autoritarismo – en el caso del actual presidente, son muy previas al estallido social- desde su figura presidencial, ha confrontando los problemas de la desigualdad social en Chile, con violencia desde arriba.
Hasta el momento, ambas segundas veces que la sociedad chilena ha sido gobernada por la derecha, los hechos de violencia estatal, han sido mucho más agudos y extendidos que en sus primeros gobiernos. Esta violencia es política y vertical en ambos, ya que se da entre el Estado y los grupos bajo este, fruto de relaciones conflictivas (Arostegui, 1994), y tanto uno, como otro presidente, hicieron y hacen un fuerte uso de la fuerza represiva, a través de los organismos del Estado – con una nefasta participación de Carabineros de Chile-, lo que derivó y ha derivado en muertos entre la sociedad civil.
Crisis estructural y conflicto social en el Chile de ayer
En el caso del segundo gobierno de Arturo Alessandri (1932-1938), las turbulencias políticas, económicas y sociales (en donde pueden contarse la dictadura de Carlos Ibáñez del Campo, la crisis económica de 1929 que golpeó estrepitosamente a Chile, especialmente a los sectores trabajadores, una serie de gobiernos cortos uno tras otro, incluida una República Socialista, entre otras), marcaron su retorno como uno que buscó recuperar la normalidad constitucional, al mismo tiempo que se recuperaba gradualmente el país de la crisis económica. No obstante, el sentimiento de amenaza que sentía Alessandri por sus adversarios, lo llevaron a un fuerte uso de los poderes policiales – con especial uso de métodos de acoso y persecución a opositores políticos-, y de facultades otorgadas por el congreso (Barnard, 2017).
Desde temprano, su gobierno se caracterizó por el uso de la violencia letal para reprimir las protestas y movilizaciones populares. A mediados de 1934, se produjo un levantamiento campesino en Ranquil, Alto Biobío, motivado por las demandas de poblaciones rurales contra los abusos patronales; contaba este movimiento con un importante contingente mapuche (Ulianova, 2003). Este levantamiento se produjo por el acoso violento de carabineros a las organizaciones campesinas de la zona, las que al levantarse, fueron reprimidas violentamente por el gobierno de Alessandri, quien envió tanto fuerzas militares como al cuerpo de Carabineros, lo que se tradujo en cientos de muertos (la versión oficial de ese año situaba los fallecidos a causa del Estado entre 150 y 200 personas, otras fuentes refieren que fueron 500 personas).
Contando con ese precedente sangriento en pro de la defensa del sistema de privilegios, Alessandri continuó con un gobierno caracterizado por un autoritarismo en aumento y por un uso mayor de las fuerzas represivas. Para sus opositores, Alessandri constituyó una dictadura legal con los apoyos de partidos como el Radical, el Conservador, el Liberal, y el Democrático, así como se valió de fuerzas de choque civiles en la forma de las “Milicias Republicanas” (cuerpos armados surgidos en reacción a la Republica Socialista, de fuerte tendencia conservadora y anticomunista, algunos de sus miembros posteriormente pasarían al Movimiento Nacional-Socialista de Chile. Cualquier semejanza con la actualidad es coincidencia), para reprimir a sus opositores dentro de la sociedad civil, y persiguió, exilio y encarcelo a los líderes del naciente socialismo chileno (Chelén, 1967). Para estas labores se valió especialmente de la Policía de Investigaciones y del Cuerpo de Carabineros, quienes operaron como fuerzas políticas a favor del gobierno de Alessandri, atacando a sus adversarios.
La represión desde arriba por parte del Estado, provocó respuestas violentas en la base social, y los opositores políticos de Alessandri aumentaron su combatividad en las calles, y la violencia aumento, tanto entre la izquierda y derecha fuera del gobierno, como la represión del gobierno al conjunto del pueblo trabajador.
En este periodo, marcado por el ascenso del fascismo al poder en distintos estados (Alemania especialmente), la izquierda, en especial el Partido Comunista de Chile, reconocieron elementos fascistoides en el gobierno de Alessandri. En su segundo gobierno, se habría dado una “fascistización del Estado”, junto a una fuerte política represiva hacia el movimiento popular (Urtubia, 2017).
La prensa oficial (ligada tradicionalmente, a la clase alta oligárquica), operó a favor del gobierno de Alessandri y contra las fuerzas opositoras, aun cuando eso significaba caer en el encubrimiento y en la manipulación de la información. Ejemplo de esto, fue la muerte del nacista Pablo Acuña, a manos de otros manifestantes aparentemente de izquierda, mientras protestaba en contra del presidente Alessandri durante la parada militar del año 1935. Este hecho que empañó el acto, no lo detuvo, y, a pesar de la figuración que los nacistas intentaron darle al hecho, la edición de El Mercurio del día siguiente omitió por completo el hecho, poniendo el foco en la espectacularidad de la presentación de las fuerzas militares y en la participación de elementos del gobierno en la parada (El Mercurio, Santiago de Chile, 20 de Septiembre de 1935).
Durante todo el año 1935, el gobierno de Alessandri ejecutó una fuerte represión contra el movimiento obrero, principalmente al movimiento ferroviario. Justamente, una huelga llevada adelante por este sector a principios de 1936, fue crudamente reprimida por Alessandri, quien dispuso del Estado de Sitio y facultades amplias otorgadas por el Congreso, para reprimir al movimiento obrero. Esto último motivó a la oposición por aquel entonces, a confluir en una coalición político-social, conocida como Frente Popular (Milos, 2008), la cual fue principalmente un impulso del Partido Comunista por configurar un Frente en Chile a similitud de la política impulsada por la Internacional Comunista, que se basó en configurar alianzas políticas amplias de todas las fuerzas democráticas en los países respectivos, y que sirviera esencialmente como un freno a la expansión del fascismo. En Chile los principales partidos que conformaron este Frente Popular fueron el Partido Socialista, el Partido Radical y el Partido Comunista (Milos, 2008).
Finalmente, la dureza del autoritarismo y del uso de las fuerzas represivas desplegados por el gobierno de Alessandri, llevo secuencialmente a una unidad de los sectores populares, tanto a nivel político, sindical, y social, que se expresó en el creciente apoyo electoral a los partidos del Frente Popular desde 1937, y que finalmente se consolidó con el triunfo de Pedro Aguirre Cerda en las elecciones de 1938. No obstante, el gobierno de Alessandri no podía terminar sin otra cruenta expresión de la violencia del Estado oligárquico, y finiquitó un intento de revuelta de los jóvenes nacistas chilenos, en una masacre efectuada en el edificio del Seguro Obrero, poco tiempo antes de la elección, en donde Carabineros de Chile, siguiendo la orden presidencial, fusilaron a 59 jóvenes (Valenzuela, 2017).
Esperemos que el actual presidente no busque competir con Alessandri Palma, quien tiene una cuota de muertos más amplia.
Por Felipe Schnake Sepúlveda
……………………………….
Bibliografía:
Aróstegui, Julio. Violencia, sociedad y política: la definición de la violencia. Revista Ayer n°13, Violencia y Política en España, 1994, pág. 17-55.
Barnard, Andrew. El Partido Comunista de Chile. 1922-1947. Ariadna Ediciones. Santiago de Chile, 2017.
Ulianova, Olga. Levantamiento campesino de Lonquimay y la Internacional Comunista. Estudios Públicos, 89, verano de 2003.
Chelén, Alejandro. Trayectoria del Socialismo Chileno. Apuntes para una historia crítica del socialismo chileno. Editorial Astral, Biblioteca de la cultura Chilena, Serie Historia. Buenos Aires, Argentina, 1967.
Urtubia Odekerken, Ximena. El antifascismo en el Partido Comunista de Chile, 1922-1934. Páginas/ año 9 – n°20 Mayo-Agosto, ISSN 1851-992X, pp. 9-31. 2017.
Milos, Pedro. Frente Popular en Chile. Su configuración: 1935-1938. LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2008.
Valenzuela, Emiliano. La generación fusilada. Memorias del nacismo chileno (1932-1938). Editorial Universitaria, Santiago de Chile, 2017.
……………………………..
Prensa:
El Mercurio, Santiago de Chile, 20 de Septiembre de 1935. Disponible en archivo microfilm de la Biblioteca Nacional.