Por Radio Minga – La Revuelta de Chiloé / Una peligrosa presión están ejerciendo los empresarios de la industria salmonera y sus camioneros concesionarios, luego de las medidas que han logrado las protestas sociales para que se establezcan medidas sanitarias con el fin de resguardar la salud pública de la población de Chiloé, ante la emergencia sanitaria por la pandemia Covid-19 y las faltas de condiciones hospitalarias para enfrentar una crisis por contagios.
Un grupo de camioneros vinculados a la industria salmonera viene ejerciendo una presión hacia el gobierno para “activar la cadena productiva de transporte”, adelantándose, según voceros de transportistas, que el gobernador de Chiloé habría quedado en levantar una “mesa social” tendiente a que se “refuercen” las medidas sanitarias de acceso a Chiloé.
En el archipiélago, dos días alcanzó a estar vigente la resolución 249, emitida el martes 31 de marzo por la Seremi de Salud de la región de Aysén que establecía una barrera sanitaria para los funcionarios de las empresas salmoneras, informándose el 2 de abril una nueva resolución oficial que dejó sin efecto la anterior, argumentando el “negativo impacto en la industria”, siendo varias las empresas que vienen presionando con despidos masivos en caso de parar faenas.
Una de las grandes preocupaciones que existe en las organizaciones y habitantes de Chiloé es el trafico de transporte y personal salmonero desde las islas de Chiloé hacia el continente, en especial hacia zonas donde la pandemia se ha desatado y la transmisión ya es local y con altos riesgos, lo que de seguir expandiéndose en el territorio insular podría generar una catástrofe de proporciones, considerando que es un archipiélago con más de 40 islas y más de 170 mil habitantes, de las cuales, casi la totalidad están intervenidas por la industria salmonera.
Además, una gran mayoría enfrenta problemas serios de conectividad y su acceso es exclusivo por zonas marinas para recurrir a urgencias hospitalarias, con una reciente capacidad de ocho camas críticas con ventiladores mecánicos en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Augusto Riffart de Castro para atender a personas que se contagien con el coronavirus, como también para pacientes graves con otras patologías respiratorias.
La presión empresarial y el alerta desde las organizaciones sociales
Marcela Ramos es integrante de la Asamblea Social de Castro y del Movimiento Defendamos Chiloé. Ella señala: «Los salmoneros siempre han ejercido una presión muy fuerte sobre sus camioneros, que parecieran ser independientes, pero no lo son ya que son contratistas de la industria. La cantidad de camiones que se mueve por Chiloé en tiempos normales es gigantesca, insumos y transporte de alimento y de pescados procesados. Son miles de camiones y mueven mucha plata. Un camión lleno de salmón procesado lleva en promedio $150.000.000», señala la dirigenta.
«Los camioneros tienen mucho poder y lo usan cuando ven sus ganancias perjudicadas, son super unidos para presionar a la comunidad, extorsionar diría yo, ya que si dejan de transportar mercaderías e insumos, pueden fácilmente crear desabastecimiento. Ya son varias las situaciones en las que han extorsionado a la comunidad para salvar a los patrones. En noviembre lograron que la comunidad de Quellón se pusiera en contra de los chicos que estaban impidiendo el paso de los salmoneros. Para esto, hicieron un bloqueo en Castro no dejando pasar a los camiones que llevaban mercaderías a Quellón, sin ninguna sanción por parte de las autoridades», añadió Marcela Ramos.
En ese sentido, la dirigente chilota también hizo referencia a la campaña de desinformación desde este sector empresarial: «Ahora están mezclando ante la comunidad, el abastecimiento con la cadena productiva, haciéndoles creer que en Chacao no se permite el paso de ningún camión y como la gente no se informa, empiezan las presiones. Los camioneros no quieren flexibilización, quieren que Chacao se abra para que haya tránsito libre, dicen que con las medidas sanitarias necesarias y todo eso, pero lo que quieren es tránsito libre».
«Esto tiene dos consecuencias; una, que son posibles vectores del contagio y otra, que la industria no para, obligando a sus trabajadores a seguir arriesgando la vida. La industria salmonera lleva décadas exprimiendo el ecosistema chilote y su cultura y tienen espaldas suficientes como para parar sus faenas sin quitarles los sueldos a sus trabajadores y luego hacer arreglos con ellos para recuperar lo que haya que recuperar. Han estado tirando el concepto de que hay una dicotomía entre economía y salud, que hay que elegir. Eso es inhumano, no puedes poner a elegir a un territorio entre la vida y el dinero», agregó Ramos.
La dirigenta finaliza señalando: «Si en realidad queremos evitar que muera gente en Chiloé, debemos parar. Y el Estado se debe hacer cargo de la subsistencia de las personas; tomar todas las medidas que mantengan a la gente en sus casas, sin temor a morir contagiados o de frío o de hambre. Chiloé no tiene insumos ni condiciones hospitalarias para salvar la vida de los que se contagien. Tenemos que asumir esta situación con la seriedad que significa que las vidas de los adultos mayores corren peligro y de quienes no reciban los tratamientos adecuados, como ya se está viendo en el país, donde queda de nuevo claro que se salva el que tiene plata».