Néstor Cantillana, Aliocha de la Sotta, Isidora Stevenson y Gopal Ibarra son los cuatro directores encargados de dramatizar alguna de estas obras. “Las lecturas dramatizadas siempre son como una puesta en espacio, una experimentación de niveles profesionales donde contamos con actores muy profesionales dentro del elenco que estrenaremos el próximo 14 y 15 de noviembre dos funciones totalmente gratuita”, comenta Gopal Ibarra, dramaturgo, guionista y director de teatro.
Lo interesante de estas lecturas son la experimentación y el cruce generacional de la obra de Camilo Reyes llamada “Conversaciones sobre escombros”, ya que hay actores de una generación de Óscar Hernández, Hugo Medina, Cucho Moya con actores más jóvenes como Omar Pino, Virginia Beltrami, entre otros, además de una banda musical “La Falla”.
“Tenemos un grupo bien grande de gente para un texto de tres personas, estamos experimentando frente a un texto tratando de seguir al pie de la letra lo que dice el dramaturgo dando un enfoque de puesta en escena, un enfoque escénico a la obra para que la gente pueda ver encarnaciones a través de una lectura, un proceso de experimentación durante dos días por cada fin de semana”, afirma Gopal. Desde el año 2005 que Gopal hace teatro junto a su hermano con influencias de corte político, una estrategia de fondo de los derechos humanos y con fondo social. Esto hace que los hermanos Ibarra Roa trabajen junto a agrupaciones de familiares de ejecutados políticos y agrupaciones de derechos humanos.
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Relación trabajo junto al Museo de La Memoria y otras obras.
Los hermanos Ibarra Roa tienen una línea de trabajo relacionada a la memoria de los derechos humanos. Los hechos ocurridos en Chile en los años de dictadura y el tema del “exilio” se ve puntualmente presente en todas las obras de los hermanos de alguna u otra manera. “Milagro Americano” habla de una detenida desaparecida, “Colo Colo 91”, trata el tema del exilio, una mujer que dejó el país de hecho, algo muy loco. El texto que me tocó a mí tiene mucha relación relación con Colo Colo 91, una obra sobre obviamente a algo asociado más bien a un deporte más masculino enfrentado por nosotros desde un punto de vista femenino, nos parecía dialectico. Las hermanas trataban el tema del exilio, una de ellas volvía después de un tiempo de Francia”, comenta Gopal agregando que “Me parece interesante el texto ahora, el que me tocó dirigir, porque tiene también el tema de los hermanos presentes. Acá son dos hermanos y en el otro eran dos hermanas. De alguna u otra forma el trabajo que hago con mi hermano, siempre hemos estado los dos dirigiendo y escribiendo nuestra obra. Es un trabajo que me hace sentido, todo fue cuestión de suerte”.
Teatro como identidad social frente al teatro de entretención.
El tan solo hecho de hacer teatro ya significa un acto político, porque uno sueña, propone ideas y abre el imaginario. Gopal hace énfasis a un teatro que surja de lo popular a lo comercial. “Vislumbro la diferencia del teatro de mercado que a veces no trata temas contingentes, no se hace cargos de temas contingentes, no se hace cargos quizás de temas históricos pero yo no tengo nada en contra de ese tipo de teatro, lo que pasa es que a mí no me interesa. La línea por donde trato de dar una editorial si es que se puede decir de alguna forma, es un poco hablar de lo que pasó en Chile en los últimos años y desde ahí tratar de abrir la yaga en esa herida, una herida que a veces se cierra muchas veces. De hecho en los últimos 40 años siento que se abrió, con “Victor sin Victor Jara” y con toda la obra aparte de Víctor Jara. Todas la obras que salieron el año pasado provocó que hubiera un destape recién y eso es muy bueno porque la gente se atrevió a verla y a veces no nos acompaña el público, los espectadores no acompañan a este tipo de obras. Muchas veces prefieren las obras comerciales. El año pasado se notó un poco el cambio, siento que tiene que ver también que tuvieron que pasar 40 años para que recién se hablara de estos temas”.
La concepción de teatro que tuvo Gopal en un momento junto a su hermano de que todo tenía que ser un teatro social, nada más que social y que llegara a la gente interesada en el tema sobre el exilio, la dictadura y este tipo de temáticas era complicado, ya que, corrían el riesgo de quedar pegados y así no podrían avanzar, llegar más allá como abrir nuevos horizontes.
“Nos gustó acuñar un término denominado de lo popular a lo comercial, que no fuera de lo comercial a lo popular, es muy distinto. De lo comercial es lo que parten todas las obras de los teatros que como San Ginés, Alcalá y otros, parten de lo comercial y después quieren ser populares porque la gente los entiende y es más cercano a lo televisivo como el stand up comedy, sketch y eso llega a ser popular. Estas son las obras que van, sin desmerecer a ningún tipo de obra, son las que son comerciales y son estrenadas. En cambio si uno hace una estrategia que de lo popular sea comercial es distinto. Partir de algo muy popular y que se sabe que le va a gustar a la gente con una temática profunda y social tiende a tener estrategias para ser comerciales, ahí se encuentra la diferencia, de dónde parte el fenómeno”.
Esto se refleja en la obra “Victor sin Victor Jara”, una obra popular con una temática social fuerte y a la vez con herramientas y mecanismos comerciales. “Los dramaturgos como Radrigán, Nona Fernández, Barrales y otros están en la misma. Están para lograr algo comercial pero desde lo popular totalmente, tiene que ver lo de cambiar el sentido de qué es lo comercial. Cuando uno entiende lo comercial como ese tipo de obras banales y que no tiene profundidad creo que está equivocado. Lo comercial tiene que ser con mucho sentido y lo comercial tiene que estar en esta obra”.
Obras como “Yo maté a Pinochet”, “Los niños del mall”, “Allende noche de septiembre”, tienen que ser parte de lo comercial, darse por televisión por ejemplo, con su respectiva propaganda en comerciales de lo que sea. Hay que ponerle fin a eso de que las obras más populares o sociales tienen que quedarse en los barrios o teatros sin avanzar más allá. Estamos insertos dentro de un sistema capitalista y si nos vamos a quedar todo el rato fuera del sistema nunca vamos a poder llegar a lo que yo pienso de alguna forma. Otros compañeros míos pensaran hay que ir siempre a las poblaciones y estar ahí. Creo que son dos trabajo que se pueden hacer al mismo tiempo, el de llevar las obras a las poblaciones y el de obtener que de alguna forma de que se de por televisión abierta”, afirma Gopal.
Por otra parte Gopal nos habló sobre el teatro de élite que no es de su gusto, respeta el trabajo de quienes hace ese tipo de teatro. “Está bien que exista pero que no eso sea lo más popular, siento que la historia se ha encargado de juzgar al teatro. Por ejemplo, La Negra Ester vende, hay comercio ahí. La historia ha logrado juzgar a las obras que permanecen en el tiempo y las que no. Hay algunas que pueden permanecer en cierto círculo. Lo que buscamos con las obras que estamos trabajando con mi hermano es que permanezcan en el tiempo, no en cierto circulo, sino que la vea toda la gente ojalá todo el país y puedan salir de algún u otra manera.
Para finalizar el director teatral Gopal Ibarra Roa hace énfasis en las futuras generaciones para que no paren nunca de experimentar y tratar de que sus obras las vean la mayor cantidad de gente posible. “Es complicado acá en Chile el cuento pero se puede, es cosa de entender que la historia de alguna u otra manera va a ir cambiando, se va a ir haciendo y nosotros nos vamos a hacer cargo de esa historia y los teatristas tienen que tener ese sueño siempre de presente”, a lo que agrega “Faltan fondos permanentes, los fondos de cultura tienen que cambiar. No puede seguir siendo fondos de cultura de postulación una vez al año, eso es algo que está quedando chico. Son muchos los grupos teatrales. El teatro en Chile es muy grande, crece mucho como todo tipo de arte”.