Clásico El Dante: Una marca registrada en Ñuñoa más vigente que nunca

Abrió sus puertas en 1949 y hoy está más vigente que nunca en su tradicional sucursal de calle Jorge Washington #10, y en un segundo local en Irarrázaval #3482, que cuenta con tres salones: Purgatorio, Infierno y Paraíso, cada uno con su estilo y decoración.

Clásico El Dante: Una marca registrada en Ñuñoa más vigente que nunca

Autor: Absalón Opazo

Por Álvaro Bustos Barrera

Gran parte de mis cuarenta y tantos años he vivido en la comuna de Ñuñoa, con su plaza, pulmón verde, polo cultural y centro gastronómico, lugares que se han convertido prácticamente en mi antejardín.

He visto con el paso del tiempo sus cambios y avances, el nacimiento del Boulevard y nuevas opciones donde probar distintos tipos de comidas, pero también testigo del cierre de algunos boliches insignes como el bar “El Amor Nunca Muere”, el UVA (Unión, Vino y Arte) o la popular picada de “Don Pepe”, por nombrar algunos.

Pero existe uno en particular que ha sobrevivido cuál ave fénix y que se ha transformado en un emblema del sector y uno de los restaurantes más visitados por los parroquianos de la comuna -me incluyo- y, a decir verdad, de todo Santiago.

Hablo de El Dante. Un clásico que abrió sus puertas en 1949 y que hoy está más vigente que nunca: la tradicional sucursal de calle Jorge Washington #10, y un segundo local en Irarrázaval #3482, que cuenta con tres salones: Purgatorio, Infierno y Paraíso, cada uno con su estilo y decoración. 

Pese a encontrarme algo resfriado, pero con mi apetito intacto, decidí sacudir mis huesos y encaminarme hacia la Plaza Ñuñoa para almorzar en el local más antiguo, ubicado al lado del Teatro de la Universidad Católica (ex Teatro Dante) y pronto a cumplir ni más ni menos que 74 años de historia. Argumentos válidos para escribir esta crónica en Sabores Ciudadanos, me dije.   

No fue necesario hacer reserva y llegué pasaditas las 13:40 horas de un viernes frío de junio. Me senté en el interior y tras un par de minutos, se acercó Pablo, un joven mendocino que es parte del equipo de trabajo.  

El cielo estaba gris, amenazante y helado. La temperatura no llegaba a los 14 grados y en mi mente estaba la idea clara de una sopa o un caldito para entibiar las carnes y recomponer fuerzas con el objetivo de combatir la gripe que aún me aquejaba.

¿Tiene cazuela?, pregunté al garzón y la respuesta fue inmediata: por supuesto. Póngame una de vacuno por favor y una copa o caña de vino a tope, respondí.    

Comentar que la carta del clásico El Dante es amplísima, desde los típicos sanguches completos, italianos, churrascos ($8.900), barros lucos ($7.900), chacareros ($8.900), hasta los platos de la casa como la pasta del día ($10.900), cazuela de osobuco ($9.900), pollo al cogñac con puré de perejil ($10.900), plateada con su jugo ($14.900), lomo vetado a lo pobre ($14.900), risotto de champiñones ($11.900) o de pesto con salmón ($13.900), ensalada césar con pollo o camarón ($10.900).

Pero ojo, también puedes optar a tablas para compartir, como la mar y tierra, que trae ceviche del día, chicharrones de pescado, 2 brochetas de pollo, 2 brochetas de carne, 2 empanadas coctel, salsa de rocoto y salsa de cilantro ($17.500) o la tabla Dante, que incluye sopaipillas, mechada, guacamole, pebre, aros de cebolla, salsa de cilantro, salsa rocoto, mix empanadas de mechada, empanaditas de champiñón queso, centro de papas artesanales ($16.500) y mucho más.

Te invito a revisar su carta completa en www.clasicoeldante.cl

El tiempo de espera de la cazuela de choclillo fue de unos 10 minutos, momento en que aproveché de beber mi copa de vino carmenere y recordar mis visitas al local.

El emplatado era lo que esperaba, un librillo de greda de buen tamaño, a buena temperatura y con sus respectivos acompañamientos: papa, zapallo, choclo, arroz, porotos verdes, verduras varias y un trozo generoso de carne que se cortaba con el tenedor. Yo agregué un pichintún de cilantro para darle aún más sabor y color a una preparación que cumplió totalmente mis expectativas.  

Mientras saboreaba con cuidado el caldo hirviendo y llegaban a mi nariz todos los aromas, fue inevitable recordar a Homero Castillo (QEPD), poeta y personaje popular que merodeaba los bares de la zona buscando una breve conversación o vendiendo sus libros a cambio de un puñado de monedas o un billete con el rostro de Ignacio Carrera Pinto.

Más de alguna vez cruzamos palabras y le ofrecí algo de sencillo para comer o beber en estas mismas mesas, recordé al tiempo que almorzaba.  

Antes de raspar la cuchara en el librillo y dejarlo tan limpio como si estuviese nuevo, observé la llegada de otros comensales haciendo uso de su horario de colación. Oficinistas, trabajadores del sector y algunas parejas se empezaron a ubicar a mi alrededor y ocupar las mesas disponibles.

En breve, cada cual ordenó distintas cosas para almorzar y desde mi puesto pude ver que la mayoría se mostraba satisfecho tras probar una generosa cucharada en un guiso o al pinchar unas papas fritas de una chorrillana.          

El Clásico Dante, con toda su historia y pese a su cierre temporal por la pandemia durante un año y medio, continúa siendo un imperdible de la gastronomía nacional y especialmente de la república independiente de Ñuñork, como le dicen algunos, tanto por sus reconocidos sanguches, como sus contundentes platos, las pizzas a la piedra, las hamburguesas, chorrillanas, la cercanía de sus garzones, los buenos precios y mucho más.

Macarena, una de las hijas de don Darío Seppi Pedrotti (QEPD) fundador de El Dante y que hoy lleva las riendas del restaurante junto a su familia, continúa atenta a los distintos escenarios que se avizoran y a las necesidades de una clientela siempre exigente y en búsqueda de precios al alcance.

Su padre, desde algún lugar seguro la estará viendo y esperando que día a día suba las cortinas del local a las 9:00 am en punto y saque las mesas a las terrazas para seguir entregando sus generosas preparaciones y su gran variedad de tragos.        

Evaluación: Muy bueno

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