Crítica es la actual situación hídrica en la Región de Coquimbo, al punto que se ha pensado como solución en el «bombardeo de nubes» para generar lluvias.
En la Provincia de Elqui, el embalse Puclaro está a un 4% de su capacidad; La Laguna almacena apenas un 9%, mientras que en la Provincia de Limarí, la zona de Recoleta presenta un 3% de su capacidad; La Paloma, el 1%, y el Cogotí se secó.
Pero, ¿qué tan efectiva es esta solución de sembrar nubes para aliviar la sequía en la zona?
El climatólogo de la Universidad de Santiago, Raúl Cordero, explica que esta técnica implica arrojar a la atmósfera partículas pequeñas con el reactivo mexicano patentado Rainmate, que contiene yoduro de plata, para que actúen como núcleos de condensación, facilitando la formación de gotas y nubes.
Sin embargo, el experto es tajante en señalar que «si arrojas partículas en una zona de la atmósfera seca donde no hay humedad, desgraciadamente, no se va a formar ninguna gota porque no hay agua; si no hay agua, no hay vapor de agua, no hay humedad en la atmósfera; no importa cuantos núcleos de condensación tengas presente, porque no habrá ninguna gota y por ende, ninguna nube».
En esa línea, Cordero remarca que no hay evidencia científica que avale la siembra de nubes como forma de aliviar una sequía: «Esta técnica no ha demostrado aumentar las precipitaciones de manera estadísticamente significativa en ningún lugar donde ha sido aplicada antes», planteó.
Como ejemplo, el profesor cita que en 2012 se realizaron proyectos de estimulación de lluvias en las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso, pero no tuvieron los resultados esperados.
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