En declaraciones realizadas al diario La Tercera, Javier Fuenzalida, vicepresidente de Clínicas de Chile, aseguró que Fonasa y las Isapres les deben casi 700 millones de dólares por concepto de atenciones realizadas a pacientes afiliados a estas aseguradoras de salud.
En detalle, Fuenzalida afirmó que la deuda de Fonasa sobrepasaría los $300 mil millones (unos 345 millones de dólares), mientras que las Isapres adeudarían alrededor de $307 mil millones (más de 350 millones de la divisa estadounidense). Para el ejecutivo, se trata de cifras «nunca vistas antes».
«Este es un tema que no es nuevo, se arrastra desde la administración anterior, pero se ha ido acrecentando con el tiempo cada vez más, y se han ido alargando los tiempos de pago», indicó Fuenzalida, quien explicó que en 2021, más del 40% de las cuentas superaron los 90 días para su pago, mientras que en 2022 estos atrasos han aumentado.
«Es fundamental contar con estos pagos, ya que ellos son parte de los recursos que permiten la operación de nuestras instituciones. Cada clínica debe financiar y pagar los gastos en que ya ha incurrido por remuneraciones de médicos y personal de salud, equipamiento, medicamentos, elementos de protección personal, insumos, entre muchos otros», dijo el representante de las clínicas.
«Este vacío financiero pone en alerta al sector prestador privado, porque es una cifra demasiado alta, que continúa ampliándose día a día y pone en una situación complicada a varios de nuestros asociados que necesitan urgentemente contar con el pago de las prestaciones que ya entregaron a los pacientes. No hay sector que soporte tener estos volúmenes de recursos pendientes de pago», agregó.
Finalmente, Fuenzalida subrayó que «mantenemos una preocupación muy importante respecto de la situación financiera de las isapres, ya que el sistema prestador privado necesita del financiamiento que entregan las Isapres para poder contar con los recursos necesarios para atender a los pacientes y solventar las prestaciones de salud. Dicha deuda es especialmente delicada».
«Este no es solo un problema financiero. Es un hecho gravísimo que incumbe al sistema prestador privado en su totalidad y que afecta directamente los recursos con los que debemos contar para atender a nuestros pacientes y que son relevantes para nuestro funcionamiento diario (sueldos de personal médico, medicamentos, servicios básicos, infraestructura, etc.)», concluyó el vicepresidente de Clínicas de Chile.