El pasado 8 de abril se estrenó el video con el reportaje “PACT: Ciencia al servicio de la urbanización”, desarrollado por la Coordinadora por la Defensa del Alto Caracol.
En el video se sintetiza el trabajo que se ha desarrollado durante 1 año en torno al denominado «pulmón verde» del Gran Concepción, y que en la actualidad ve amenazada su relevancia biosistémica por el proyecto «PACYT, Parque Científico y Tecnológico del Biobío”, iniciativa que desde 2010 ha sido cuestionada por su difusa claridad, su forma de financiamiento y su alto impacto ambiental en el corredor biológico de la Reserva Nacional Nonguén.
Contexto
El Cerro Caracol, con una superficie de 1200 hectáreas, es reconocido como el pulmón verde del Gran Concepción. Sobre este, y con una extensión cercana a las 300 hectáreas, se sitúa el Fundo La Cantera y El Guindo, propiedad de la Corporación Universidad de Concepción, los cuales debido a su proximidad, se consideran parte del corredor biológico entre el Parque Metropolitano Cerro Caracol y la Reserva Nacional Nonguén.
Sobre estos se emplazará el denominado “Parque Científico y Tecnológico del Biobío”, un proyecto de inversión que pretende urbanizar y lotear 256 hectáreas correspondientes al Fundo La Cantera y El Guindo, de las cuales solo 91 se destinarían para las edificaciones del PACyT, dejando en duda los usos y destinos de las restantes 164 hectáreas.
Para financiar las obras de urbanización del loteo se conformó la Corporación PACyT, una alianza público-privada entre la Universidad de Concepción y el Gobierno Regional del BioBío, la cual obtuvo un financiamiento aproximado de 14.800 millones de pesos mediante el Fondo Nacional de Desarrollo Regional.
Así, el 10 de mayo de 2019, se iniciaron los trabajos de urbanización en el predio, los cuales consideran la tala de bosque renoval y forestal, la extracción y movimiento de tierra, la habilitación y pavimentación de caminos, la construcción de redes energéticas y sanitarias, la canalización del Estero Cárcamo y sus afluentes mediante la construcción de tres lagunas artificiales que permitirían la retención del agua que drena naturalmente sobre esta cuenca, modificando irreparablemente las condiciones naturales que dan sustento a la biodiversidad presente.
Desde el punto de vista jurídico, no existe una resolución de calificación ambiental favorable para el proyecto PACyT. Las obras de urbanización en curso se amparan de forma ilegitima bajo la declaración de impacto ambiental (DIA) del loteo Fundo La Cantera y El Guindo, aprobada el 3 de abril del año 2012 en un cuestionado proceso que vulneró el principio de separabilidad establecido por la legislación ambiental vigente, al omitir la fase de construcción que supondría el parque científico y solo centrarse en las obras de loteo y urbanización.
Asimismo, para resguardar la consolidación mediática del proyecto, la Corporación PACyT ha reforzado comunicacionalmente una serie de hitos e imágenes que garanticen ante la opinión pública el normal curso del proyecto, lo cual ha sido reproducido por los principales medios de comunicación nacionales y regionales.
Ahora, a más de 7 meses del inicio de obras, la Corporación PACYT no ha sido capaz de aclarar ante la comunidad local los pormenores de este proyecto, como los nombres de las 40 empresas que supuestamente se instalarían en el parque, ni menos justificar de qué forma estas se relacionarían con la academia, el Estado y la comunidad bajo el modelo de vinculación que han denominado como “cuádruple hélice” y sobre el cual se justificaría el traspaso de los dineros públicos hacia la Corporación PACyT.
La permanente negativa en modificar la localización del proyecto refuerza la hipótesis que tras la imagen del parque científico se esconde un proyecto de urbanización que garantice la oferta de suelo para el mercado inmobiliario de alta plusvalía y que le permitiría a la UdeC solventar parte de su alicaída gestión financiera.