La Corte Suprema rechazó este viernes el recurso de nulidad presentado por la defensa de Eduardo Macaya Zentilli, empresario agrícola condenado por abuso sexual reiterado contra menores de edad.
Cabe recordar que, el pasado 19 de julio, el Tribunal Oral en lo Penal de San Fernando condenó a Macaya a seis años de cárcel por abusar sexualmente de dos niñas menores de 14 años, mientras que fue absuelto de otros dos casos de la misma índole.
Desde entonces, el padre del senador Javier Macaya (UDI) se encuentra cumpliendo su condena en el módulo 86 de la cárcel de Rancagua, donde comparte con delincuentes primerizos, adultos mayores y otros condenados por delitos sexuales.
Si bien la defensa intentó anular el proceso que terminó con Macaya tras las rejas, finalmente la Segunda Sala del máximo tribunal del país ratificó que los jueces del caso “han cumplido a cabalidad con las normas legales que rigen la materia, sin que se advierta en ello algún vicio de los que invoca el recurrente”.
Por lo anterior, Eduardo Macaya Zentilli deberá cumplir los seis años en la cárcel de Rancagua.
Los privilegios carcelarios de Macaya
A fines de julio, Gendarmería abrió un sumario interno para determinar las responsabilidades detrás de los privilegios carcelarios que tuvo Eduardo Macaya durante los días que estuvo en prisión preventiva.
Según consignó El Mostrador, tras ingresar a la cárcel de Rancagua, Macaya no fue derivado a una celda como el resto de los presos. En cambio, se le permitió quedarse en una sala del hospital del recinto, el mismo lugar donde había permanecido durante el mes que alcanzó a estar en prisión preventiva el año pasado.
El día de su llegada -sin esposas y en una camioneta particular-, Macaya se saltó la revisión a la que someten a los nuevos internos y se le derivó directamente al hospital penitenciario. Esto contrasta con el tratamiento general que se le da a los reclusos, que llegan en el furgón de Gendarmería totalmente desconectados del exterior.
Una vez internado, Macaya se instaló en una habitación individual con baño privado en una sala reservada exclusivamente para mujeres. El padre del presidente de la UDI incluso llevó sus propias mantas, una señal que revelaría -según las fuentes citadas por El Mostrador- que siempre estuvo al tanto del lugar donde cumpliría sentencia.