Del Estadio Monumental a la Historia: ¿Seguiremos mirando desde la galería?

Dedico con mucho respeto esta columna a la memoria de Mylan Liempi, de tan solo 12 años, y de Martina Pérez, de 18, jóvenes víctimas de la tragedia y brutalidad policial ocurrida en el Estadio Monumental. Con profundo respeto y dolor a sus familias, y a toda la comunidad colocolina, que hoy lloramos con el alma rota esta irreparable pérdida.

Del Estadio Monumental a la Historia: ¿Seguiremos mirando desde la galería?

Autor: El Ciudadano

Elecciones presidenciales y parlamentarias: «No esperen nada de ellos, esperen todo de ustedes».

Por Miguel Ángel Rojas Pizarro

Como Prometeo, les hablo hoy con llamas en las manos y en corazón. Esa llama que no nace de los templos y catedrales del poder, sino del corazón de la rebeldía. Esa llama que no espera permiso, que no negocia dignidad, que arde en cada injusticia que aún nos indigna. Prometeo, quien también un día decidió robar el fuego a los dioses y entregarlo a quienes no creían que merecieran luz.

Queridos lectores, no permitamos que hoy nuevos supuestos dioses nos arrebaten el fuego. No dejemos que nos vendan como normalidad esta desesperanza aprendida que se respira en cada rincón de nuestra tierra. Porque sí, nos han hecho creer que nada se puede cambiar, que todo esfuerzo es inútil, que la historia está escrita por otros y que nosotros el pueblo sólo podemos mirar desde la galería. Pero no es cierto.

Chile no nació así. Chile no debe ser así. Y ustedes, sobre todo la juventud presente, tienen en sus manos la oportunidad de reescribir el destino.

Nos han legado un país sin sentido de pertenencia. Un país donde los barrios se cercan con rejas, donde las escuelas luchan por sobrevivir, donde la política se ha transformado en espectáculo de farándula y los sueños se cotizan en cuotas de CAE. Pero, aun así, algo late en ustedes. Y ese algo, aunque a veces se oculte tras el cansancio o el miedo, es el motor más hermoso de todos: El idealismo de poder cambiar esta triste realidad. Nos dicen como calmante placebo «Denle tiempo, son jóvenes nuestras autoridades», pero esos jóvenes con quienes se encuentran aprendiendo sus labores públicas, con los sueños y recursos de los más pobres.

El idealismo no es ingenuidad. Es la voluntad profunda de afirmar que otro Chile es posible al igual como fue el levantamiento popular en octubre de 2019. No importa si no triunfamos mañana, lo importante es seguir caminando hoy con la frente en alto y sin mendigar dignidad. Aun cuando el camino sea cuesta arriba, aunque muchos se burlen o desprecien, aunque otros nos digan que es más fácil adaptarse desde su tibia comodidad. No. Adaptarse a lo injusto es rendirse. Y mucha sangre se ha derramado en nuestra historia, ¿Qué nos dirían los más de tres mil mineros asesinados de la Matanza de Santa María? Hoy no estamos para rendirnos.

En el marco de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, ya vemos cómo viejos pactos se reconfiguran bajo nuevos nombres, cómo emergen discursos de odio, fascismo y autoritarismo disfrazados de orden y eficacia, y cómo incluso jóvenes, sí, jóvenes de rostro nuevo, pero alma envejecida se suman a las mismas prácticas anquilosadas, corruptas y calculadoras de quienes los precedieron. Jóvenes que olvidaron el espíritu de rebeldía y justicia social que alguna vez agitó sus corazones, y hoy se arrodillan ante los mismos intereses que juraron combatir.

Pero hay otra historia, una que debemos recordar. Chile ha sido también la cuna de juventudes que cambiaron el rumbo de su tiempo. Vicente Huidobro, que agitó las letras y las conciencias con su verbo encendido. Manuel Rodríguez, que desafió imperios a caballo con el coraje de quien ama la libertad. Luis Emilio Recabarren, que sembró el pensamiento obrero y la organización popular. Elena Caffarena, estudiante y luchadora feminista, que denunció la injusticia sin miedo. Violeta Parra, que bordó el dolor del pueblo con las cuerdas de su guitarra por medio de la nueva música chilena. Y Gladys Marín, que nunca dejó de luchar, aun cuando todo parecía perdido. Fueron jóvenes, como ustedes que quizás están leyendo esta nota desde sus tablet. Tuvieron dudas y miedos, pero eligieron la acción. Tuvieron miedo, pero caminaron con esperanza y marcharon.

Y hoy, en un Chile donde nos callan, donde los dirigentes sociales desaparecen o son encontrados muertos bajo la etiqueta del “suicidio”, donde la prensa cómplice silencia con brutal precisión, y donde los niños son asesinados en un estadio de fútbol mientras soñaban con jugar, cantar o simplemente vivir con pasión el futbol; hoy decimos basta.

Basta de silencio. Basta de anestesia. Basta de placebos. Basta de esperar. Mientras tanto, la política cae en su peor decadencia. Nos distraen con discursos vacíos, debates de matinal sobre si “Cuba es o no una dictadura”, mientras Julia Chuñil, dirigente mapuche, aún está desaparecida, y niños son asesinados al ingreso de un estadio, a la vista de todos y con el silencio de quienes deberían protegernos. Esa es la miseria moral de esta clase dirigente: mirar hacia otro continente para no ver el dolor del propio pueblo. ¿Vas a seguir mirando desde la galería… o vas a tomar el fuego en tus manos?

Debemos salir a la calle, al aula, al barrio, a la plaza, entrar y construir una nueva historia… a exigir cambios. A gritar lo que otros temen decir. A construir lo que otros se niegan a imaginar. Porque mientras no alcemos la voz, seguirán matando sueños, escondiendo verdades y vendiendo el país en cuotas al mejor postor.

Hoy el país necesita no técnicos sin alma, ni obedientes sin crítica. Necesita jóvenes despiertos, activos, pensantes. Necesita estudiantes que se atrevan a cuestionar, a soñar, a organizarse en comunidad. A construir desde la escuela, desde el barrio, desde la universidad, un Chile con rostro humano.

Somos parte de una generación que heredó las ruinas de la promesa neoliberal. Pero no por eso vamos a quedarnos callados entre los escombros. Vamos a plantar sobre ellos un país nuevo. Un país donde el amor no sea un privilegio, la salud no sea negocio, y la educación no sea un premio al que se sacrifica más.

No busquemos permiso para cambiar el mundo. Simplemente hagámoslo. Y cuando les digan que no se puede, respondan con la fuerza de quienes todavía creemos en lo imposible y gracias a esa rebeldía hoy podemos contar con 40 horas laborales, derechos sociales, leche en las escuelas.

Hoy no nos dejemos engañar por los falsos discursos políticos. Hoy, ya da lo mismo el color de sus banderas, porque todos ellos se olvidaron del pueblo. No tienen corazón. En vez de sangre, llevan hiel. Y esa hiel sólo se mueve por intereses económicos propios y de cierto sector de la élite que nos desprecian. No esperen nada de ellos. Esperen todo de ustedes mismos.

Yo, que fui joven como ustedes, ya no tengo la energía de antaño, pero creo en el poder de las ideas, les pido una sola cosa a las nuevas generaciones que están entrando al mundo laboral: No desistan. No entreguen el alma al mercado ni al miedo. Recuerden siempre que la historia no es una línea recta, sino una batalla constante entre quienes dominan y quienes resisten. Sean de los que resisten. Sean de los que despiertan. Sean los nuevos Prometeo. En estas nuevas elecciones, más que un color político es por un Chile con sentido, belleza y dignidad. Por nosotros, el pueblo, la gente común y corriente. Por quienes vendrán. Por la patria que aún podemos soñar y construir. Cuando la historia o tus hijos o nietos te pregunte dónde estabas mientras mataban sueños y vendían el país al mejor postor… ¿Qué vas a responder?

Dedico con mucho respeto esta columna a la memoria de Mylan Liempi, de tan solo 12 años, y de Martina Pérez, de 18, jóvenes víctimas de la tragedia y brutalidad policial ocurrida en el Estadio Monumental. Con profundo respeto y dolor a sus familias, y a toda la comunidad colocolina, que hoy lloramos con el alma rota esta irreparable pérdida.

Por Miguel Ángel Rojas Pizarro

Psicólogo Educacional – Profesor de Historia – Psicopedagogo. @Soy_Profe_Feliz

Fuente fotografía


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

Sigue leyendo:


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano