Tras monitoreo del agua de ríos de la región del Maule y Ñuble se han encontrado contaminación con plaguicidas diuron y fosetyl-Al por sobre los límites permitidos.
Comunidades expuestas a plaguicidas y académicos de las regiones del Maule y Ñuble junto con organizaciones socioambientales han expresado su profunda preocupación por recientes resultados de análisis de agua que nuevamente arrojan presencia de plaguicidas peligrosos que contaminan ríos de las regiones de Maule y Ñuble.
«Nos parece que está situación se debe en parte a la falta de monitoreos, análisis y normativas que incluyan a los plaguicidas altamente peligrosos registrados en el país, especialmente aquellos que contaminan aguas», han señalado los ciudadanos.
«Por este motivo, hemos enviado una carta al director de la Dirección General de Aguas, DGA, solicitando abordar con urgencia y en conjunto con los representantes de los ministerios de Obras Públicas, DGA, Medio Ambiente, Salud, Agricultura, SAG, y Superintendencia del Medio Ambiente, SMA, la contaminación de las aguas por plaguicidas en estas regiones del país. En particular, junto con exigir la fiscalización de esta situación a la SMA, demandamos la realización de análisis de residuos de plaguicidas en el agua superficial, en las cuencas donde se detectaron estos agroquímicos y un monitoreo continuo de aguas superficiales y subterráneas», agregan las organizaciones preocupadas por la contaminación con plaguicidas de los ríos de las regiones del Maule y Ñuble.
Los denunciante llevaron adelante una profunda investigación en el marco del proyecto de investigación Fondecyt titulado «Agricultura y re-producción de desigualdades socioecológicas en contexto de crisis hídrica: Análisis sobre la expansión agroexportadora en el Valle Central de Chile”,.
En los meses marzo y abril de 2024 se realizaron muestras de agua para analizar la presencia de agroquímicos en algunos ríos de las regiones de Maule y Ñuble.
Dichas muestras arrojaron la presencia de diuron y fosetyl-Al por sobre el límite de detección en los ríos Putagán-Loncomilla (Maule), Ñiquén (Ñuble) y Changaral (solo Fosetyl-Al; Ñuble).
Diuron se suele aplicar en los meses de octubre-noviembre, por lo que nos llama la atención su detección en los meses de marzo-abril, época en que no se suele aplicar.
«Esto enciende las alarmas sobre posibles malas prácticas en el uso de este y otros agrotóxicos detectados también en estudios e investigaciones anteriores realizados por otros autores», señalan.
La presencia de ambos plaguicidas nos preocupa. El herbicida diuron está clasificado por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, EPA, como posible cancerígeno. Además de los riesgos de cáncer para los seres humanos, la EPA identificó riesgos preocupantes para las aves y los mamíferos, las plantas terrestres, los peces, los invertebrados y las plantas acuáticas. Por tanto, la EPA recomendó poner fin a todos los usos de diuron en cultivos destinados a la alimentación humana y animal. Por otra parte, la Unión Europea tiene el herbicida diuron como “No aprobado” en su base de datos oficial. El fungicida Fosetyl-Al está clasificado con las frases de peligro H412/ Nocivo para los organismos acuáticos, con efectos duraderos, y de precaución como P273 /Evitar su liberación al medio ambiente. La legislación europea restringió el uso de fosfonatos, prohibiendo el uso del Fosetyl-Al en la agricultura ecológica.
Plaguicidas en aguas, contaminación de ríos: Falta de normas y estudios por parte de organismos reguladores del Estado.
Si bien existen normas y regulaciones para aguas, entre ellas, la norma NCh 1.333 que fija criterios de calidad del agua, el Decreto 90, del año 2000 que regula las descargas de contaminantes a ríos, lagos y mares chilenos, el DS nº 735 de 1969 de Salud, que reglamenta los servicios de agua destinados al consumo humano y la Nch 409/1 of. 2005, que establece los requisitos de calidad que debe cumplir el agua potable en todo el territorio nacional, ninguna de estas normas contempla a los plaguicidas registrados en el país, especialmente a los de mayor uso y riesgo, para las personas y animales, dejándolos fuera de los necesarios monitoreos. Tampoco incluyen para su monitoreo a los plaguicidas que están clasificados como muy persistentes en agua, suelos o sedimentos y/o muy tóxicos para organismos acuáticos.
En síntesis, a pesar de que hay en uso en el país más de 73.000 toneladas anuales (año 2023) de plaguicidas y gran parte de ellos se concentra en las regiones del Maule, Ñuble y O´Higgins, no hay normas actualizadas que incluyan parámetros que permitan medir la contaminación de plaguicidas en aguas de estos territorios, salvo el caso del 2.4-D, ni análisis o estudios públicos de residuos de plaguicidas en aguas realizados por la DGA. La falta de normativas para plaguicidas en cuerpos de aguas deriva en la falta de monitoreos, un mal diagnóstico del problema y en ausencia de políticas públicas orientadas a la prevención de riesgos y protección de la salud y el ambiente.
Dada la gravedad de la situación, solicitamos a la DGA que con urgencia se establezcan normas primarias y secundarias de calidad de agua que incluyan a los plaguicidas registrados en el país, especialmente a los plaguicidas altamente peligrosos (HHP por sus siglas en inglés) y se establezcan los límites máximos de residuos para ellos, ya que con esta investigación y otras realizadas en años anteriores por instituciones independientes, ha quedado en evidencia la presencia de plaguicidas en el sistema acuático con serios riesgos para animales, peces, microalgas, biota acuática y la población afectada.
«Nos parece importante señalar que esta situación tiene directa relación con el sistema actual de producción agrícola, con énfasis en la exportación y el rendimiento económico, que ha generado fuertes impactos socioambientales en los territorios donde se desarrolla la agroindustria. La expansión de la agroexportación ha estado acompañada por un alto consumo de plaguicidas, como es el caso de las regiones del Maule, Ñuble, O´Higgins, Valparaíso y Metropolitana, lo que está provocando la degradación de la calidad de agua debido a la presencia de una amplia variedad de plaguicidas, alguno de ellos altamente peligrosos», han señalado.