Denuncian precarias condiciones laborales de trabajadoras migrantes en Tarapacá

“En el caso de las mujeres, las discriminaciones son múltiples y se suman. Una mujer es discriminada muchas veces por ser mujer, pero además por pertenecer a una determinada clase social o etnia y, además, por su color de piel”, afirma Sandra Leiva, académica de la U. Arturo Prat.

Denuncian precarias condiciones laborales de trabajadoras migrantes en Tarapacá

Autor: Felipe Menares

La región de Tarapacá cuenta con gran presencia de trabajadoras provenientes de países vecinos, como Perú y Bolivia, en virtud de su cualidad como lugar fronterizo. Sin embargo, la Zona Franca (ZOFRI) de la ciudad de Iquique ha atraído a mujeres de otras nacionalidades, algunas de las cuales han arribado al país tras el reclutamiento de empresarios de sus mismos países.

Las dificultades que enfrentan las mujeres inmigrantes en su espacio laboral fue el tema de conversación en la última edición del programa radial Foro Ciudadano, el que tuvo como invitadas a Sandra Leiva, doctora en Sociología y editora de la revista “Si Somos Americanos” del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad Arturo Prat; y a Melissa Gargano, dirigenta CUT y presidenta del Sindicato Interempresas de Trabajadores de Galpones Recinto Amurallado y Barrio Industrial de la ZOFRI.

Sandra Leiva, quien ha investigado la situación de las trabajadoras bolivianas de casa particular, afirma que las condiciones laborales “son bastante deplorables, porque trabajan sin contrato y eso la expone a abusos laborales y a sobreexplotación (…) los empleadores no necesariamente le pagan el sueldo, a veces no se lo cancelan”.

Si bien la académica observa una «migración constante” en la región de Tarapacá, señala que la población chilena tiene una opinión negativa acerca de los extranjeros. “A menudo tomo colectivos, y tanto la persona que maneja como los pasajeros, hablan en contra de los migrantes y eso es un contrasentido, porque el vecino es migrante, tienen amigos migrantes, sus hijos van al colegio con migrantes. En el anónimo, hay un racismo muy grande, que se suaviza en el cotidiano”, precisa.

“En el caso de las mujeres, las discriminaciones son múltiples y se suman. Una mujer es discriminada muchas veces por ser mujer, pero además por pertenecer a una determinada clase social o etnia y, además, por su color de piel. Eso se va sumando y es lo que en la academia conocemos como interseccionalidades”, añade la docente de la U. Arturo Prat.

“Discriminan mucho a la mujer de color”

Melissa Gargano se desempeña en los galpones que reciben las mercancías provenientes del extranjero en la ZOFRI iquiqueña. Comenta que en el lugar trabajan cerca de cuatro mil personas, de las cuales 90% son de origen extranjero. En este sentido, identifica presencia china, coreana, paquistaní, india, libanesa, colombiana, peruana y boliviana.

La dirigenta reconoce que «es verdad” el racismo existente en la zona, a pesar de la vida multicultural que se genera en espacios como la Zona Franca, y afirma que «todavía discriminan mucho a la mujer de color”.

“Por desconocimiento, se vulneran muchos derechos de la mujer extranjera, como la hora de amamantamiento, la ley de sala cuna, les hacen contratos por un sueldo inferior a lo que ganan, muchas de ellas no tienen contrato y trabajan mucho más de las 45 horas semanales”, denuncia la representante sindical.

Una de los aspectos del abuso que llama su atención es que, a veces, quienes “vulneran los derechos de estas trabajadores son de su misma nacionalidad, se traen a esa gente de los países y acá vienen como esclavos”.

Incluso, muchas de las familias de inmigrantes viven en el “barrio industrial” de la ZOFRI, un sector dedicado fundamentalmente a la venta de automóviles y repuestos. ¿Y la fiscalización?  “Es otro mundo, pero cuando uno hace las denuncias, la Inspección (del Trabajo) siempre dice falta de personal de la fiscalización, pero creo que esto pasa por la ZOFRI, porque el lugar es para trabajar no para vivir”, asevera Melissa Gargano.


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