La Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos, encabezada por el parlamentario republicano Ajit Pat, aprobó el desmantelamiento de las leyes que aseguraban la neutralidad de la red. Los republicanos desarrollaron una argumentación que exaltaba la Internet como la cima de las creaciones del capitalismo y de la desregulación, que correspondía por lo tanto también liberarla de regulaciones.
Según ha informado el sitio de tecnologías FayerWayer, con esta determinación, ahora los proveedores de servicios de banda ancha, como AT&T o Comcast podrán bloquear contenido y cobrar por servicios “premium” con el fin de saltarse esos bloqueos. Esto significa que no todos los datos son iguales y los proveedores podrán manejar a su antojo la oferta de planes, como ocurre actualmente en Portugal.
Pablo Viollier, investigador de Derechos Digitales conversó con El Ciudadano sobre qué significa terminar con la neutralidad de la red y cómo aterriza este conflicto en suelo chileno, el primer país que resguardó dicha neutralidad jurídicamente, en 2010.
Viollier describe la neutralidad de la red como “un principio técnico que ha regido en la práctica Internet desde sus comienzos, según el cual, los intermediarios de internet, es decir, las empresas proveedoras del servicio de internet como VTR, Entel, Movistar, etc. no pueden discriminar ni favorecer ni enlentecer, ni obstaculizar el tráfico y los paquetes de información que pasan x sus redes”, señala. En la práctica, agrega, “significa que tienen que tratar de forma igualitaria todos los paquetes de información que pasan por sus cables”.
El principio de la neutralidad, precisamente se pone sobre la mesa para evitar comportamientos comerciales abusivos que pudieran desprenderse del poder que incrementarían las empresas que prestan el servicio de internet. Viollier ejemplifica que las empresas de telecomunicaciones podrían dar “una vía rápida a contenido, por ejemplo, de Facebook o Netflix y privilegien ese tráfico por sobre el resto”, mientras obstaculizan otros, “Movistar por mucho tiempo enlentecía o incluso bloqueaba los servicios de telefonía a través de IP, lo que terminó con un caso en el Tribunal de la Defensa de la Libre Competencia que fue el preámbulo a la ley de neutralidad en la red”, sostiene Viollier.
La preocupación de Viollier y de la organización no gubernamental Derechos Digitales, es que se pone en riesgo el carácter democrático que internet ha ostentado hasta el día de hoy: “Se puede dar que las empresas lleguen a tratos privados y, por tanto, hagan una ‘vía rápida’ para ciertas empresas y una ‘lenta’ para otras. Eso sería arbitrario, les da un poder de cadeneros o controladores a los intermediarios. En definitiva, afectarían la capacidad de encontrar una internet, libre abierta y democrática”.
Pero concretamente, el fin de la neutralidad es un hecho en la Comisión de Federal de Comunicaciones, de Estados Unidos, y no ha sido aprobado por la entidad legislativa. ¿Qué significa para Chile? Viollier aclara que EE.UU. “es uno de los referentes regulatorios a nivel mundial”, cuestión que implica que “muchos de los países que aún no consagran legislativamente el principio de neutralidad en la red pueden ver éste como una buena decisión, cuando no lo es”, sostiene. Y, agrega, se ven afectados los derechos fundamentales de las personas: “Cambiaría el comportamiento del consumo online e impediría que las personas se expresen a través de ciertas plataformas. El acceso a la información se convertiría en un lujo y eso podría tener un serio impacto en la forma en que la gente usa internet y, por tanto, también en cómo se expresa a través de éste”, afirma.