La Universidad Andrés Bello y el Museo Regional de Aysén postularon al geólogo, académico, investigador y descubridor del «Chilesaurio«, Manuel Suárez, al Premio Nacional de Ciencias Naturales.
Con esta acción buscan que se reconozca su destacado aporte a la geología y paleontología del país, en el transcurso de sus más de cincuenta años de investigaciones y publicaciones.
“A través de sus investigaciones, ha tenido un papel fundamental en el conocimiento de la geología de nuestro territorio, sentando con ello sólidas bases para la profundización y difusión del conocimiento, así también, sus publicaciones han tenido efecto directo en la mejora de la calidad de vida de las comunidades de distintas localidades australes, al aportar información valiosa para la prospección de recursos minerales, la gestión de recursos hídricos, el ordenamiento territorial, la planificación urbana, el desarrollo del turismo y la conservación del patrimonio geológico”, indicó el rector de la UNAB, Julio Castro, al presentar la postulación del académico al Premio Nacional de Ciencias Naturales.
En la misma línea, el director del Museo Regional de Aysén, Gustavo Saldivia, expresó que el trabajo del geólogo de la Universidad de Chile y doctor en Filosofía de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, ha tenido un destacado impacto en la región de Aysén, al contribuir al desarrollo social, cultural, educativo y económico de esta área.
«El conocimiento geológico proporcionado por Suárez ha sido fundamental para el turismo y la planificación territorial en la región. Su trabajo ha permitido una mayor comprensión de los recursos naturales y ha enriquecido la identidad local», enfatizó, citado por El Mostrador.
En su postulación al Premio Nacional, el geólogo ha contado con el respaldo transversal de personas y entidades, quienes reconocen su compromiso con su disciplina y su aporte al conocimiento de unas de las zonas más australes de nuestro país.
Los descubrimientos paleontológicos de Suárez han trascendido las fronteras. Es reconocido como uno de los científicos chilenos en descubrir especies milenarias, del período jurásico, las que han posicionado a nuestro país en el mapa mundial y han abierto innumerables puertas a la investigación y conocimiento de nuestro pasado.
Descubrimiento del Chilesaurio
En 2004 el académico UNAB, junto con su hijo diego Suárez, descubrió en plena Patagonia chilena uno de los dinosaurios más extraños e interesantes del mundo: el «Chilesaurus diegosaurezi», perteneciente al período jurásico.
“Diego estaba obsesionado con los dinosaurios y jugaba con huesos de vacas como si fueran huesos de Diplodocus. Ese día golpeó una roca y saltaron varios fósiles. Así empezó todo“, relató Manuel Suárez a la agencia EFE.
Los fósiles fueron enviados a Argentina donde se llevó a cabo una investigación liderada por Fernando Novas, paleontólogo del Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires , quien bautizó el hallazgo como la “Piedra Rosetta de la paleontología“, en referencia a la losa egipcia que permitió entender los jeroglíficos.
La investigación reveló que el animal de 1,30 metros de cola a cabeza, se trataba de un nuevo dinosaurio perteneciente a la familia de los terópodos, al igual que los famosos carnívoros como el Velociraptor, el Carnotauro o el Tiranosaurio.
Sin embargo, debido a su pequeño cráneo proporcional y sus dientes en forma de hoja se pudo constar que se alimentaba de plantas. Asimismo, su manos cuentan con solo dos dedos cortos y garras ligeramente curvas, “o que indica que no las usaba para capturar animales.
Impacto científico del Chilesaurus diegosuarezi
El Chilesaurus diegosuarezi, bautizado en honor al pequeño paleontólogo, hijo de Manuel Suárez, es hasta ahora la única especie encontrada que mezcla rasgos de los dos principales grupos de dinosaurios: los terópodos, que caminan sobre dos patas y son carnívoros, y los sauropodomorfos, de cuello largo y herbívoros.
El descubrimiento de este animal prehistórico es considerado uno de los más importantes de la paleontología de las últimas décadas. De hecho, en junio de 2015, el «Chilesaurio» fue portada de la prestigiosa revista Nature.
Hoy día sigue siendo estudiado por expertos de todo el mundo porque su descubrimiento cambió radicalmente lo que se sabía sobre la evolución de los dinosaurios y forzó el replanteamiento de la historia.
Para la comunidad de Aysén, lugar donde fue descubierto, tuvo un impacto muy relevante, no solo para el turismo, sino que también contribuyó a la identidad regional, pues hoy los escolares de la zona se hacen llamar “los hijos del Chilesaurio”.
Cabe destacar que en esta misma zona, Manuel Suárez realizó expediciones en las que se encontraron huesos fósiles de tres diferentes linajes de saurópodos, posibles Titanosauriformes y Diplodocoidea y el primer registro inequívoco de Diplocinae en el Jurásico Tardío de América del Sur.
Estos fósiles se suman a otros descubrimientos realizados en 2014 junto a investigadores argentinos en la misma zona en donde fue descubierto el Chilesaurus.
En concreto, se hallaron fósiles de una nueva especie de cocodrilo terrestre llamado Burkesuchus mallingrandensis, de 150 millones de años.
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