Un artículo con los principales resultados de la investigación realizada por la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, María Christina Fragkou, y la geógrafa Tamara Monsalve-Tapia, junto con los geógrafos Vicente Pereira-Roa y Maximiliano Bolados-Arratia, todos de la Universidad de Chile, fue publicado durante el pasado mes de enero en la Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales EURE.
El estudio, desarrollado en el marco de un Fondecyt Regular, es el primer análisis integral de la distribución de agua potable mediante camiones aljibe en Chile, teniendo como caso de estudio una de las zonas más afectadas por la megasequía: la provincia de Petorca. En este trabajo, los investigadores analizaron el volumen, costo, trayectoria y los dueños de estos flujos de agua transportados en la provincia entre 2012 y 2018.
“El propósito era ver cómo el Estado reacciona ante los impactos de la megasequía, y la consiguiente construcción de escasez de agua, entendiéndola como un fenómeno físico y social. Asimismo, quisimos analizar las soluciones propuestas y cómo estas transforman los territorios, así como su efectividad para paliar la escasez hídrica que viven las comunidades. Una de las cosas que nos interesó mucho fue analizar la tenencia de los derechos de agua y, particularmente para este estudio, nos enfocamos en cómo funciona la distribución de camiones aljibes, porque es un medio de distribución de agua potable muy importante para miles de familias. Hasta la fecha la academia no había estudiado este fenómeno con rigurosidad”, señaló María Christina Fragkou.
En esta investigación, se estudiaron 1.753 órdenes de compra de agua mediante camiones aljibe emitidas por la Gobernación Provincial de Petorca entre 2012 y 2018. Adicionalmente, se verificó el volumen y la localización de los Derechos de Aprovechamiento de Aguas de los proveedores del recurso hídrico y se entrevistaron a actores clave. A partir de la información recopilada se pudo generar diagramas de distribución espacial de flujo de aguas y mapas donde se visualizan los metros cúbicos extraídos y repartidos dentro la provincia, según sector hidrogeológico.
Al respecto, es importante destacar que la compra y distribución de agua potable por camiones aljibe, como medida de emergencia, se tramita principalmente con fondos de emergencia del Ministerio del Interior, a través de la Gobernación Provincial, quien repartió el 95 por ciento de los metros cúbicos de agua entregados y significó el 98 por ciento del gasto público en camiones aljibe en la provincia.
La ruta y el negocio del agua
Durante el período de estudio, las operaciones de la Gobernación para la compra de agua potable y la contratación de su reparto en camiones aljibe en la provincia de Petorca movilizaron 1.494.492 m3 de agua, que implicaron un gasto total de más de $8.754 millones de pesos ($8.754.121.511) para abastecer a 41 localidades. El precio del agua, en tanto, fluctuó entre $2.500 y $17.000 por m3.
El agua repartida por camiones aljibe en Petorca fue proporcionada por 23 proveedores que extrajeron agua de cinco Sectores Hidrogeológicos de Aprovechamiento Común (SHAC), recurso que finalmente fue distribuido dentro de estos mismos sectores y en otros seis de la provincia.
“Destaca especialmente el SHAC Ligua Pueblo como aquel que proporciona la mayor cantidad de agua para su distribución por camiones aljibe mediante dos proveedores, y es -al mismo tiempo- el sector que mayor cantidad de agua ha recibido, 42 por ciento de la cual es proveniente del mismo sector. En este SHAC se encuentra circunscrita la localidad de Valle Hermoso, que ha sido abastecida durante el período de estudio por un total de 458.053 m3 y que destaca por encontrarse a pocos kilómetros de sus proveedores de agua por camiones aljibe”, señala el estudio.
Para María Christina Fragkou, “esta situación evidencia la dimensión social de la escasez hídrica en la zona, puesto que indica que más que una falta física de agua en las cuencas de los ríos Petorca y La Ligua existe una inequidad distributiva que afecta a los comités y cooperativas de APR. Nuestros resultados demuestran la creación de un mercado que se basa en los excedentes de agua que pueden tener ciertos actores, incluso en zonas de extrema sequía”.
El estudio analizó la situación de los cinco proveedores principales y fue posible identificar que al menos tres de ellos tienen derechos inscritos para uso agrícola. Además, durante el período estudiado, compraron Derechos de Aprovechamiento de Aguas. Esta situación se vuelve relevante al compararla con las cantidades de agua entregada por estos proveedores en cada año estudiado, reseña una nota de prensa de la U de Chile.
Los resultados indican que la venta de agua potable mediante camiones aljibe es una actividad rentable y dominada por pocos actores, y con una fuerte participación de empresas y particulares del sector agrícola, que es otra manifestación de la escasez hídrica de causas sociales en la provincia de Petorca.
Finalmente, para las y los investigadores la solución de la distribución de agua potable a través de camiones aljibes se basa en un mecanismo burocrático que implica un alto y constante esfuerzo administrativo, económico y operacional que no corresponde a una medida de emergencia que entrega un recurso vital. Al mismo tiempo, no logra satisfacer la demanda total de las localidades y cubrir el déficit hídrico de los usos afectados, ya que el consumo promedio repartido por persona ha llegado a ser 50 litros por persona al día, apenas el 30 por ciento del consumo promedio nacional de 170 litros por persona diario.
Por otro lado, “la instalación de este sistema de abastecimiento desplaza la urgencia de desarrollar soluciones para destrabar la crisis a largo plazo, mientras instala un mercado muy rentable para los principales aguatenientes de la zona. El hecho de que este mercado esté dominado por unos pocos actores locales, principalmente del rubro agrícola, que venden millones de metros cúbicos de agua anualmente para su consumo en comunidades de APR vecinas, apoya el argumento de que en Petorca no existe una escasez física y absoluta, sino una desigual distribución del agua”, puntualizó María Christina Fragkou.