«Yo juré defender mi patria y respeto a la Constitución de Chile, soy un carabinero y estoy por defender a la patria y para recibir órdenes del presidente de la República y no de un hueón que rompe el juramento».
Carabinero Guillermo Schmidt.
Hijo de un suboficial de Carabineros. Se negó a sumarse al derrocamiento del Presidente Allende, resistió su detención por oficiales de la institución y fue fusilado sin juicio en la cárcel de Antofagasta.
Por Miguel Ángel Rojas Pizarro

El calendario escolar que regula las fechas educativas, más allá de ser una herramienta técnica que regula el funcionamiento de las instituciones educativas, es también una radiografía ideológica: Muestra qué fechas decidimos recordar, cómo las tratamos y qué valores queremos transmitir con ellas. Es, en sí mismo, un acto pedagógico. Y, como tal, merece ser revisado, cuestionado, resignificado.
En las escuelas y liceos se celebra, se conmemora, se homenajea. Pero ¿Sabemos realmente la diferencia entre celebrar y conmemorar? Festejar es gozo, es algarabía, es efervescencia. Conmemorar, en cambio, implica memoria, reflexión, incluso dolor. No todas las fechas deben celebrarse. Algunas requieren ser recordadas desde la consciencia crítica y el respeto por la historia.
Y en este sentido, cabe preguntarse con honestidad: ¿Estamos realizando celebraciones a ciegas o conmemoraciones reflexivas en nuestras comunidades escolares?
¿Educamos o adoctrinamos? Uno de los desafíos más urgentes en nuestra educación es distinguir entre formar ciudadanos críticos y adoctrinar en silencio. Lamentablemente, muchas veces nuestras actividades escolares parecen estar diseñadas para repetir discursos sin espacio para el debate, para imponer verdades sin margen de cuestionamiento. ¿Estamos enseñando a pensar o a obedecer? ¿Estamos educando con libertad o domesticando desde la comodidad institucional?
El pensamiento crítico no es un contenido más del currículum educativo, es una práctica viva que debe permear cada conmemoración. Y eso implica hacer preguntas incómodas. Por ejemplo:
¿Cuántos países ven a sus estudiantes marchar como en el nuestro? ¿Por qué nuestros adolescentes sienten que deben salir a las calles para ser escuchados? ¿Por qué normalizamos el conflicto como un canal de participación? Quizás no es que ellos estén confundidos, sino que nosotros hemos dejado de escuchar. Tal vez por eso marchan.
¿Qué conmemoramos en las escuelas? El artículo 13 del Calendario Escolar 2025 de la Región Metropolitana indica efemérides «que se podrán destacar en actividades educativas». Pero ¿Cómo se trabajan esas fechas? ¿Desde una mirada integral, cruzada por distintas asignaturas y voces, o desde una visión aislada, ceremonial, vacía de contenido? ¿Y tú? ¿Qué conmemoraciones marcarías en el calendario de tu escuela?
Propongo abrir el calendario escolar a nuevas memorias colectivas. ¿Crear un día de reconocimiento a los recolectores de basura y personal de aseo, esenciales durante la pandemia? Las escuelas deben enseñar no solo desde los héroes oficiales, sino también desde los héroes cotidianos que sostienen silenciosamente nuestra sociedad.
Este 27 de abril, Día del Carabinero: ¿Qué celebramos? Y si hablamos de conmemoraciones con mirada crítica, no podemos eludir lo que ocurre con el Día del Carabinero. Es indispensable generar en las escuelas espacios de diálogo donde se comprenda que una cosa es el respeto a la ley y otra muy distinta es el uso abusivo de la fuerza.
Durante el estallido social de 2019, más de 400 personas perdieron total o parcialmente la vista como consecuencia directa de la represión policial. Jóvenes, estudiantes, trabajadores. El Instituto Nacional de Derechos Humanos contabilizó cerca de 4.000 personas heridas. ¿Puede una institución celebrar su aniversario sin antes responder éticamente por estos hechos? ¿Qué hacemos en las escuelas frente a esta fecha? ¿Repetimos himnos o generamos pensamiento crítico? Educar también es enseñar a distinguir entre el deber y el abuso, entre el orden y la violencia, entre el uniforme y la humanidad.
Un héroe que sí debemos recordar. Frente a este panorama, quiero cerrar esta columna con un gesto de memoria y justicia. Recordar al carabinero Guillermo Schmidt, de apenas 23 años, quien durante la dictadura cívico militar se negó a reprimir al pueblo chileno. Su acto de humanidad es una de las páginas más silenciosas y luminosas en la historia de las carabinas cruzadas. Schmidt representa lo que muchos olvidan: Que dentro de las instituciones también existen voces valientes que resisten desde la ética, desde el amor al pueblo. Guillermo Schmidt es un héroe desconocido de la democracia y del pueblo. Recordarlo es más que un homenaje. Es una lección. Es una forma de decir que sí se puede portar uniforme y seguir siendo humano. Que sí se puede tener poder y ejercerlo con respeto. Que sí se puede y se debe educar para nunca más callar ante el abuso. Gabriela Mistral sobre los Carabineros de Chile señaló: «Gracias a los que velan desvelándose. Ustedes son, sin saberlo, los guardianes de nuestro sueño y la conciencia de la ciudad». Esta frase fue escrita en un libro de guardia del retén Pisco Elqui en 1954, durante su última visita a Chile. Hoy en pleno siglo XXI, ¿nuestra Gabriela Mistral escribiría lo mismo?
Por Miguel Ángel Rojas Pizarro
Psicólogo Educacional – Profesor de Historia – Psicopedagogo. @Soy_Profe_feliz
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