Hernán Larraín, el recién nombrado nuevo ministro de Justicia cuando Sebastián Piñera asuma como presidente de nuestro país, está en el ojo del huracán luego de la ceremonia brindada el día de hoy en la sede del Congreso ubicada en Santiago.
Los cuestionamientos se basan en los hechos ocurridos en los 90. En esa época, existía la famosa Colonia Dignidad, lugar donde se realizaban torturas a detenidos por la dictadura, desaparecieron personas y se realizaron diversos abusos sexuales contra menores. Los expertos explican que es aquí donde se desarrolló con mayor frecuencia los actos de pedofilia por parte del jefe de Colonia Dignidad, Paul Schäfer quien, hasta antes de instalarse en Chile, ya presentaba cargos en su país natal, Alemania.
En este marco, Larraín, en 1994, fundó el Grupo de Amigos de Colonia Dignidad para defender a la «Colonia» por el hostigamiento -en sus palabras- por parte del gobierno del, en ese entonces, presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle ante los procedimientos de «supuestos casos de Derechos Humanos que no están formalizados».
“Con centenares de efectivos de investigaciones, con decenas de automóviles con metralletas, con violencia innecesaria, eso obviamente forma parte de un montaje, de una campaña. No se hace. El país tiene problemas de seguridad gigantescos en muchas partes, pero no, aquí operativos desde Santiago, desde la Séptima, Octava Región, prefecturas de investigaciones. Una cosa realmente inédita se destina arteramente en contra de esto. ¿Alguien me quiere decir que es porque hay una denuncia de un menor en contra de un abuso de una persona determinada?” afirmaba en ese tiempo el ex presidente de la UDI.
Sin embargo, en 2005, cuando detuvieron a Schäfer, manifestó su alegría ya que «él ha sido acusado de delitos gravísimos y nadie puede rehuir la acción de la justicia en materias tan delicadas como estas, menos tratándose de supuestos abusos a menores» señaló en 2007.
Ante este nombramiento ministerial, la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos calificó esto como un «triste precedente», argumentando que Larraín «se lavó las manos» de todas las situaciones que ocurrieron dentro de Colonia Dignidad.