El próximo 17 de enero, el Papa Francisco encabezará la “Misa por el progreso de los pueblos” en el aeródromo de Maquehue, Temuco. La ceremonia forma parte del programa de actividades que la autoridad religiosa realizará en Chile, entre el 15 y el 18 de este mes.
No es casualidad la visita papal a territorio mapuche, en momentos de alta tensión a este y al otro lado de la Cordillera de Los Andes. Si en Chile se produjo durante el 2017 la huelga de hambre de los imputados por el caso Iglesia, la Operación Huracán y el juicio por el caso Luchsinger-Mackay, entre otros episodios de relevancia pública; en Argentina se concretó la detención del lonko Facundo Jones Huala, la muerte de Santiago Maldonado en una protesta por la libertad de la autoridad mapuche y el asesinato del joven Rafael Nahuel en Bariloche.
A partir de este panorama, El Ciudadano conversó con dirigentes mapuche para conocer sus impresiones ante la llegada de Francisco a Chile y sobre las posibilidades de que su visita permita despejar las vías para una futura solución al conflicto histórico entre las comunidades movilizadas y los estados chileno y argentino.
Ana Llao: «Las comunidades cercanas a Maquehue están siendo acorraladas”
La ex consejera nacional mapuche ante la CONADI y actual werken de la organización Ad-Mapu, Ana Llao, centra su atención en “las comunidades cercanas a Maquehue, donde el Papa va a venir a entregar su mensaje, están siendo acorraladas, prácticamente aisladas”.
La dirigenta se refiere a cerca de 7 mil hectáreas del aeródromo, hoy en manos de la Fuerza Aérea, reclamadas por las comunidades, que hace 10 años cuentan con aplicabilidad para su compra y restitución. De hecho, a fines de diciembre, representantes de las comunidades ocuparon la sede de la CONADI en Temuco con el fin de reclamar por la dilatación del proceso.
Ana Llao explica que hay una serie de temas sobre los cuales podría referirse la autoridad eclesiástica, como “la devolución de las tierras usurpadas que tiene la Iglesia, la devolución del agua, porque en el tiempo de la dictadura, se inscribieron muchas aguas de comunidades a nombre de la Iglesia. El tercer gesto es que pidiera el fin de la represión y la militarización en comunidades mapuche, fin a la persecución de la machi Francisca Linconao y la libertad para el machi Celestino Córdova o la autorización para que vaya a su rewe, para que se respete nuestra propia religiosidad”.
Sin embargo, la dirigenta expresa sus dudas sobre el real efecto de las palabras que podría pronunciar Francisco. “Aunque lo dijera en su mensaje, sabemos que los discursos, son discursos, solamente”, recalca.
José Ancalao: “La Iglesia tiene parte en todo este asunto”
Si bien valora el papel jugado por la Iglesia Católica como mediadora en casos extremos, como las huelgas de hambre de dirigentes mapuche, José Ancalao duda que la visita del Papa ayude a solucionar el conflicto, “porque la Iglesia tiene parte en todo este asunto”.
“Hay un montón de comunidades que tienen reclamaciones formales a la Iglesia por la entrega de tierras, como el caso del Seminario San Fidel o el de un fundo que están recuperando en el lago Budi, por ejemplo”, afirma el presidente de la Fundación Pelantaro y ex vocero de la Federación Mapuche de Estudiantes.
Quien fuera reciente candidato en las elecciones parlamentarias, también llama a la institución liderada por Francisco a “devolver más de 200 escuelas que la Iglesia hoy sigue teniendo en las comunidades mapuche y que han estado 60 años lucrando con eso. Entonces, yo creo que los gestos de buena voluntad, por parte de la Iglesia, más allá de lo que puedan decir ideológicamente, tienen que ver con actos reales. Eso significa que la Iglesia pueda restituir los derechos que ella misma ha violado sistemáticamente durante tanto tiempo”.
Donde sí ve una oportunidad, es en el eventual pronunciamiento que podría realizar sobre la violencia del Estado en el Wallmapu. “Yo creo que la represión que existe en La Araucanía es muy parecida a lo que ocurrió en la dictadura en los años 80 en Santiago. Eso es lo que se vive en las comunidades, por lo tanto, la venida del Papa, si es que puede ser un aporte a disminuir los niveles de violencia y poder avanzar en conversaciones que permitan tomar acuerdos políticos, yo creo que si la Iglesia se suma a eso, sería una tremenda ayuda”.
“Yo creo que el Papa podría pedir perdón y tal vez es la oportunidad histórica para que alguien de la Iglesia le pida perdón a todos los pueblos indígenas de América, porque todos conocemos la historia”, sostiene Ancalao.
Aucan Huilcaman: “El perdón se ha convertido en un simplismo histórico”
En octubre pasado, una delegación mapuche residente en Europa, mandatada por el Consejo de Todas las Tierras, entregó una nota en el Vaticano manifestando su intención de dialogar. Sobre la base de ese antecedente, Aucan Huilcaman Paillama sostiene que “el Papa está plenamente al tanto de nuestra inquietud y nuestros puntos de vista”.
“Es una gran ventaja que el jefe de Estado del Vaticano sea conocedor de lo que sucedió en la Conquista del Desierto (Argentina) y con la Pacificación de La Araucanía (Chile), en donde se configuran dos hechos que constituyen un crimen de lesa humanidad, como es el genocidio y, paralelamente, la toma, confiscación y ocupación de los territorios del pueblo Mapuche, que es la causa de las actuales tensiones y controversias”, señala el encargado de relaciones internacionales del Consejo de Todas las Tierras.
El dirigente recuerda además “los masivos secuestros de niños y la posterior repartición originada después de la Conquista del Desierto en Río Negro, Chubut y Neuquén, en donde cientos de niños mapuche fueron llevados a Buenos Aires y allí fueron repartidos. La experiencia que se conoce como los hijos de los detenidos desaparecidos que se repartieron en la dictadura, ya la Iglesia y el Estado argentino lo habían cometido masivamente con los mapuche”.
Huilcaman cuenta además que el martes 16 de enero, delegados de pueblos indígenas de Colombia, Argentina y Chile se reunirán en el cerro Ñielol con el fin de emplazar al Papa “para que pida perdón por el crimen de genocidio cometido por los estados argentino y chileno y por la toma, confiscación y ocupación del territorio”.
Asimismo, el dirigente aspira a que el Sumo Pontífice “se comprometa a una política de indemnización y reparación al daño causado, porque ya el Papa Juan Pablo II, en su visita en 1992 (a República Dominicana), con motivo de los 500 años de la llegada de los europeos a las Américas, prácticamente ya pidió perdón. El Papa (Francisco) también pidió perdón en 2016 a los pueblos indigenas, cuando estuvo en Bolivia. En esa lógica, la presidenta Bachelet pidió perdón el 2017 sin efecto alguno. Por tanto, el perdón se ha convertido en un simplismo histórico, en una manera de omitir su responsabilidad”.