La académica e investigadora de la Facultad de Administración y Economía de la Universidad de Tarapacá, Mónica Navarrete, analizó las distintas aristas del llamado «sexto retiro» que actualmente se tramita en el Parlamento.
Al respecto, la Doctora en Economía explicó que «un nuevo retiro de fondos de pensiones de libre disposición significa mayor liquidez en el sistema lo cual tiene su efecto inmediato en el precio de los alimentos».
A continuación, compartimos todo su análisis:
¿Qué efectos provocaría para la economía del país la aprobación de un sexto retiro desde los fondos previsionales?
El efecto depende de que si los retiros, pasan por el mercado del dinero o no, discusión que se tuvo en la propuesta fallida del retiro acotado que presentó el gobierno la vez pasada.
Nuevamente, en esta ocasión, es muy pertinente y necesaria una discusión técnica sobre si un posible retiro podría ser acotado a ciertas condiciones o sería de libre disposición (como los anteriores) sobre el monto del que se esté discutiendo, ya sea de monto fijo o un porcentaje de los retiros, como han sido los anteriores.
¿Cómo un aumento de la liquidez en el mercado de activos podría afectar a los hogares?
Desde la teoría económica existen varias razones para argumentar que no es buen momento para una nueva inyección de dinero líquido y de libre disposición a la economía como lo sería un cuarto movimiento desde los fondos de pensiones, que siga el modelo anterior.
Y desde la predicción económica, no se observa tampoco un retorno en el corto y mediano plazos a las tasas de inflación del 3 al 4% que teníamos hasta el 2019, por tanto, la decisión de aprobación de un nuevo retiro, si es que ocurre, será nuevamente de tipo política y con efectos macroeconómicos difíciles de revertir.
Un nuevo retiro de fondos de pensiones de libre disposición significa mayor liquidez en el sistema lo cual tiene su efecto inmediato en el precio de los bienes y servicios, y en particular de los alimentos.
La teoría económica indica que la estructura de precios de una economía abierta depende (mayoritariamente) del comportamiento y las expectativas de variables macroeconómicas como la producción, el empleo, la postura de política fiscal, tipo de cambio, los ciclos económicos y el grado de influencia de los precios externos de las materias primas, entre otros.
Mientras que la estabilidad de precios depende de las señales que envía el Banco Central a través de la postura de política monetaria, la cual incide, por supuesto, sobre el mercado de bienes, el mercado laboral y mercado de activos a través de la tasa de interés.
Ahora bien, a nivel microeconómico: los hogares tienen expectativas de inflación que se leen en función del precio de los bienes de consumo y, hoy claramente la lectura es un costo de vida más alto, con una reducción de los salarios reales, un desempleo que no cede del 8% con connotaciones de género considerables.
Entre las razones económicas de este escenario, hemos visto un alza mundial en el precio de los alimentos a un ritmo más rápido que otros precios debido a las restricciones de la cadena de suministro impuestas durante la pandemia, así como a la dependencia de las materias primas importadas.
Este último factor es determinante para una economía pequeña y abierta como la chilena.
El conflicto bélico entre Alemania y Ucrania afectó la cadena de suministros en diversos sectores, entre ellos el agrícola. En este sentido, la comercialización del trigo a nivel mundial sufrió alteraciones que ocasionaron incremento del precio de este insumo; situación que se tornó adversa para Chile toda vez que las importaciones chilenas de este producto son del orden de 44%.
Se destaca también como factor que presiona al alza los precios, que Argentina, Canadá y Estados Unidos, junto a Alemania y Ucrania, participan con 14% de la oferta mundial de trigo.
Por otro lado, la economía chilena ha pasado de un comportamiento estable de la inflación general (y la inflación de alimentos) con valores dentro del rango objetivo del Banco Central (4%) durante el periodo desde el 2014 a 2019.
En este periodo, no existían motivaciones para que los hogares se preocuparan por el efecto de la inflación sobre sus canastas familiares. Sin embargo, este escenario cambió abruptamente en octubre del 2019, cuando la inflación acumulada se ubicó en 7.5% promedio.
En los meses siguientes, el retiro del 25% del total de los fondos de pensiones equivalente al 18% del PIB de Chile en el 2021; ingresó al mercado como dinero líquido reactivando la economía de los hogares durante la pandemia.
En este escenario, se reportaron aumentos del ingreso disponible bruto cuyo gasto mensual aproximado representó un 1% del Producto Interno Bruto del 2022. Seguidamente a los retiros previsionales, el consumo de bienes duraderos y no duraderos mostró una recuperación más que proporcional de 17.2% y 22.6%, respectivamente.
La inyección de dinero en el mercado se manifestó a través de la compra de vehículos, mejoramiento de viviendas y pago de deudas en las diferentes regiones del país. El comercio minorista encabezado por los supermercados registró crecimientos considerables en la segunda mitad del año 2021, lo que implicó entonces una presión al alza en los precios de venta.
Todos estos factores se conjugaron para que el mercado de los alimentos en Chile en julio del año pasado mostrara una inflación cercana al 20% en los precios de alimentos, situación que no se había vivido en las últimas tres décadas.
Aunado a lo anterior, los procesos inflacionarios en Chile también están vinculados con niveles altos de concentración en el mercado alimenticio, por lo tanto, es probable que el comportamiento de los individuos (familias) ante un nuevo retiro ocasione alta liquidez en el mercado y, por lo tanto, nuevamente alza en los precios. Aunque no se puede descartar cierta precaución de las familias en términos de compras de bienes duraderos.
En el modelo econométrico de estimación de la inflación en Chile realizado junto al profesor Oscar Rodríguez, determinamos que un incremento de 1 punto porcentual de la inflación general del periodo anterior ocasiona una variación positiva de 4 veces sobre el precio de los alimentos al mes siguiente.
Lo anterior prescribe alta sensibilidad de los precios alimenticios al comportamiento pasado y expectativas de los precios de la economía.
Por tanto, de no existir un control de precios en la canasta básica de alimentos, o como sugiere el profesor Rodríguez, un esquema de consumo que oriente a las familias a adquirir de manera ordenada los bienes y servicios para no generar desabasto (escasez) que presione al alza los precios, un sexto retiro lamentablemente afectará a los hogares más vulnerables de nuestro país.
La lenta reducción de la inflación general a marzo del 2023 del 11,1% (superior en 7% a la meta base) es evidencia de que la economía aun no logra reducir el impacto del exceso de gasto que se acumuló en los años previos.
La situación para este segundo trimestre del 2023 es compleja, pues es natural que los hogares soliciten y pidan apoyo para sortear un escenario de aumento de deudas impagas (un 2,1% más si se compara con diciembre de 2021) en el sector del retail (45%) seguido de deudas impagas con la banca un 1% más respecto del trimestre anterior (26%).
¿Como podría no pasar por el mercado un nuevo retiro de fondos?
Cuando lo pasas de una cuenta a otra y sigue en el sistema financiero a través del pago de deudas, por ejemplo. Es un movimiento que descapitaliza y afecta negativamente a la inversión de mediano y largo plazo, pero colabora en la descompresión del estrés por el agobio de deudas y sus respectivos intereses para aquellas familias que están en morosidad con el sistema.
El número de deudores de créditos de consumo con bancos en el 2022 prácticamente se incrementó un 36% respecto del 2021 para montos de hasta 20 UF ($800.000 aprox) mientras que para montos de hasta 50UF ($1.800.000 aprox) el aumento fue del 15% respecto de dic del 2021. En tanto, la tasa promedio de morosidad con bancos a más de 90 días aumentó dos veces respeto del 2021.
¿Qué se podría hacer entonces?
Como sociedad, estamos viviendo los efectos económicos de la mayor inyección de dinero aprobada para la economía chilena. Sin embargo, el efecto multiplicador del dinero y su paso por el mercado tuvo su lado menos amable con el aumento generalizado del nivel de precios y en particular, el de los alimentos.
Y aquí debemos insistir en la sensibilidad de los precios de los alimentos como hemos visto en su comportamiento pasado y en las expectativas de inflación, concentraciones de mercado, eventos externos entre otros.
¿Como podríamos enfrentar el alza en el precio de los alimentos?
En el modelo estimado con el profesor Rodríguez, determinamos que en el mercado del retail, los supermercados tanto en Chile como en el mundo cobran cada vez más protagonismo como espacios de compra de los alimentos para las familias y, dado los grandes volúmenes de ventas que transan, la generación de economías de escala en las diferentes fases de la cadena logística basadas en su poder de mercado, el traslado al precio de mercado se facilita.
El documento aborda las raíces de la teoría de juegos oligopólica para explicar el comportamiento de los almacenes de barrio por ejemplo, a las decisiones de los supermercados entendiéndose éstos, como las grandes superficies comerciales de alimentos al retail.
Ahora bien, el desafío está en como aumentar o mantener estrategias de precios bajos en este tipo de mercados donde sabemos que hay historias de colusión y depredación con los almacenes de menor tamaño. Seguramente la Fiscalía Nacional Económica nos podría dar algunas sugerencias en materia de promoción de la competencia.
Para el profesor Rodríguez, el escenario actual es distinto porque, dado que los agentes económicos son racionales, un aumento en el ingreso que podría generarse a partir de un posible retiro, hará que el consumo lo orienten hacia productos alimenticios y previsionales, y no en bienes duraderos como en los retiros anteriores.
La actual pérdida de valor de la moneda local que genera la inflación podría incentivar otra alternativa de uso para ahorros o inversiones en monedas extranjeras.
Una muy buena sugerencia que nos provee el profesor-y que va en línea con las necesidades de educación financiera de nuestro país- es que de aprobarse un nuevo retiro, no estaría de más una campaña gubernamental que hiciera sugerencias de uso de los recursos para que las familias puedan orientar de manera ordenada sus recursos y para que los efectos inflacionarios sean controlados (acotados o esperados), enmarcado en un discurso en cuyo contexto prevalezca la certidumbre y la estabilidad para apoyar a que se llegue lo más pronto posible al objetivo de control de la inflación del Banco Central.
Y aquí coincido totalmente con el profesor. Creo que una lección de este proceso es que la conducción de una política económica pasa necesariamente por una educación financiera (ojalá desde edades escolares) para saber cuánto impactan nuestras decisiones de consumo/inversión al conjunto de la economía y por lo tanto de la población especialmente más sensible a estos eventos.
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