Era un joven arquitecto que llegaba a Chiloé sin siquiera conocer los palafitos. Edward Rojas tenía 24 años, y había salido hace poco tiempo de la Universidad de Valparaíso para 1977. Desde ese día en adelante no se movió de la zona, y realizó distintos proyectos que ahora lo llevaron a ser merecedor del Premio Nacional de Arquitectura, otorgado cada dos años por el Colegio de Arquitectos.
El profesional habló con el diario La Tercera y contó cómo fue su llegada a la Isla Grande. Relató que a fines de la década los 70 la dictadura de Pinochet quería derribar los palafitos, esas típicas construcciones que se ubican en distintos lugares del borde costero.
Fue en ese momento en que comenzó a dedicar su carrera profesional a rescatar el patrimonio de Chiloé. Cuenta que viajaron a la Bienal de Santiago para convencer al gobierno de que desistiera de la destrucción. Y lo logró. Junto a su amigo Renato Vivaldi, también arquitecto, fundaron el Taller de Arquitectura Puertazul.
Dentro de sus proyectos se cuenta el Museo de Arte Moderno de Chiloé, la Casa Richter, el Hotel Boutique Palafito 1326 y el Internado Campesino San Francisco, entre otros. Su trabajo también por haber construido casas para pescadores y por encargarse de la restauración de varias iglesias.