Ejército quemó vivos a dos jóvenes y reclama por fuego a una estatua

En 1986, una patrulla del Ejército, fuertemente armada, al mando de un Teniente, rodeó a Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, jóvenes civiles indefensos, les lanzó gasolina y les prendió fuego.

Ejército quemó vivos a dos jóvenes y reclama por fuego a una estatua

Autor: Absalón Opazo

Por Gonzalo Magueda / Diario El Siglo

Hasta el día de hoy, el Ejército guarda 35 años de silencio respecto a su personal que quemó vivos a dos jóvenes chilenos, pero no tardó un par de horas para emitir un enojoso comunicado por el fuego que afectó la pintura de la base del monumento al general Manuel Baquedano en la Plaza de la Dignidad.

En 1986, una patrulla del Ejército, fuertemente armada, al mando de un Teniente, rodeó a Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintana, jóvenes civiles indefensos, les lanzó gasolina y les prendió fuego. Rodrigo murió y Carmen Gloria quedó con severas heridas.

Nunca el mando militar emitió declaración alguna de condena al suceso. Es más, oficiales intentaron esconder el crimen y protegieron a los culpables de prender fuego a seres humanos.

Y ahora que un grupo le prendió fuego a la estatua de Baquedano, el mando del Ejército se apresuró a condenar el hecho y difundió una acalorada declaración con efecto en la opinión pública. “Los cobardes desadaptados que cometieron este acto indignante y repudiable para todos nuestros compatriotas son antichilenos” opinó la entidad castrense.

La pregunta que surge es si esos epítetos no son más válidos para el oficial, suboficiales y soldados del Ejército que le prendieron fuego a dos jóvenes chilenos, en un acto criminal e inhumano, y luego los fueron a arrojar a una zona aledaña a la ciudad para esconder el delito, en una actitud cobarde. ¿No fueron “cobardes desaptados”, no cometieron un “acto indignante” y no se podría calificar de “antichilenos” a los miembros del Ejército que, por lo demás, aprovechándose de su condición, quemaron vivos a Rodrigo Rojas y a Carmen Gloria Quintana?

Luego, está la frase del Presidente Sebastián Piñera: “Que chilenos quieran quemar su propio país es algo que nunca habíamos conocido”… Cuando menos perdido se mostró de nueva cuenta el mandatario. Hubo oficiales y soldados del Ejército en 1986 que quemaron vivos a dos jóvenes. Y en redes sociales circuló la fotografía, bajo la frase de Piñera, del palacio de La Moneda ardiendo en llamas por el bombardeo durante el golpe de Estado promovido por la derecha y la Democracia Cristiana.

Parafraseando a Piñera, hay militares chilenos que queman a compatriotas y es algo conocido.

El comunicado del Ejército no pasó desapercibido, generando sobre todo cuestionamientos en redes sociales por una actitud que no se condice con la trayectoria de violaciones a los derechos humanos de parte de esa institución, y la acalorada reacción por la quema de la pintura de la base de una estatua.

El alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, en Twitter señaló que “el comunicado emitido por el Ejército es antidemocrático y deliberante. Refuerza idea nefasta del enemigo interno que llevó a esa institución a cometer los peores crímenes de nuestra historia”.

Jaude pidió a Piñera la renuncia del jefe del Ejército, Ricardo Martínez, por la reacción, considerada inadecuada, de la institución militar.

El diputado de Convergencia Social (CS), Gabriel Boric, planteó que “el Ejército no debe deliberar ni le corresponde juzgar a otros. Bajo ningún punto de vista esto es aceptable en una democracia”.

Ante otro episodio en que una entidad militar adopta una actitud política deliberativa, Boric apuntó a que el gobierno haga “valer subordinación del Ejército al poder civil”.

La presidenciable del Partido Socialista (PS), Paula Narváez, expresó que “el comunicado del Ejército de Chile ( ) excede absolutamente las funciones de una institución del Estado que debe estar supeditada al poder civil, entra en un terreno deliberante, que no corresponde en un estado democrático”.

Planteó que “además utiliza un lenguaje que nos recuerda los peores momentos de nuestra historia como país, con un lenguaje que denosta a otros chilenos y chilenas y que no contribuye a la necesaria estabilidad democrática y creación de un ambiente que promueva la paz y no violencia”.

La bancada parlamentaria del Partido Comunista emitió una declaración donde se señaló que “el lenguaje empleado por el Ejército al referirse a quienes serían los responsables de este daño estético fue de ‘antichilenos y cobardes’, situación que rechazamos, pues es una muestra más de la actitud deliberante que esta institución ha manifestado reiteradamente, en especial, desde el inicio de la revuelta social”.

Se expresó que “es inaceptable que una institución como el Ejército de Chile sea partícipe de una maniobra para instalar la teoría del enemigo interno, en una abierta provocación a las multitudinarias marchas y manifestaciones pacíficas de las que hemos sido testigos hace más de un año”.

Las diputadas y diputados del PC exigieron “que el Presidente de la República pida la renuncia inmediata del Comandante en Jefe del Ejército y lamentamos el blindaje que realiza el gobierno a esta institución por parte del Ministro Vocero quien insistió en que el Ejército solo se limitó a dar una opinión, en una clara defensa corporativa hacia una rama de las fuerzas armadas que cada vez gana mayor rechazo entre la opinión pública”.


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