POR ETIAM HENRÍQUEZ
El 15 de octubre de 2020, y tras una intensa discusión en la Cámara Baja, se rechazó el proyecto de Educación Sexual Integral (ESI), una iniciativa e impulsada por la diputada Camila Rojas (Comunes), en la que necesitaban 89 votos para avanzar y solo obtuvo 73, por lo que terminó su tramitación. El proyecto que integraba categorías protegidas como temáticas educativas a la orientación sexual, la identidad y la expresión de género, fue rechazado por la falta de quórum dentro de la Cámara de Diputadas y Diputados y la que según el Movilh “venía a mejorar la calidad de vida de docentes y estudiantes, además potenciar el cambio cultural a favor del respeto a todas las orientaciones sexuales, identidades y expresiones de género”.
Incluso, este proyecto establecía Bases Generales para Educación Afectiva y Sexual de niños, niñas y adolescentes, en los establecimientos educacionales, modificando las normas legales que enmendarían la falta de educación sexual en nuestro país, término “archivado”, en donde si bien la iniciativa fue primera instancia aprobada con 71 votos a favor, 65 en contra y dos abstenciones, en la votación de los artículos que exigían que 89 legisladores lo aprobaran, solo alcanzó 73 votos de respaldo y 67 rechazados, junto con dos abstenciones.
Ese mismo día, 15 de octubre, Javier Macaya principales detractores del proyecto, celebró en su Instagram el rechazo de esta ley, con un rotundo “SE RECHAZÓ PROYECTO DE EDUCACIÓN SEXUAL INFANTIL hoy en la Cámara de Diputados”, ante lo cual la diputada de Comunes, Camila Rojas, insistió en la importancia de la educación en sexualidad desde la primera infancia, apostando por entregar información y orientación de un tema clave que puede permitir la detección temprana de abusos sexuales.
Todo lo anterior, resurgió tras el veredicto condenatorio en contra del padre de Javier Macaya, Eduardo Macaya, por el delito de abuso sexual a dos niñas.