En una cascada interminable e inmisericorde de agresiones, el habitante de La Moneda golpea ya desde 2018, hasta desgarrar los derechos de la ciudadanía. Pero su ensañamiento toma una curva ascendente en los días posteriores a la revuelta popular de octubre de 2019; que como a él le gusta alardear, “lo coloca en los primeros lugares en los rankings mundiales”.
Su acción previa de liderar una institucionalidad desprestigiada por su actuar negligente, asimétrico, errático, corrupto, e insensible ante el dolor de las grandes mayorías, empobrecidas y maltratadas por su modelo neoliberal a ultranza; lo corona con 23 asesinados, 296 mutilaciones oculares y una lista de 11.300 detenidos y 2.500 encarcelados, según un informe del INDH.
Y si alguien imaginó que sería difícil que el habitante de La Moneda, pudiera seguir desatando su plaga de violencia extrema contra la ciudadanía el 2020; pues se equivocaron. Frente a las opciones para enfrentar la actual pandemia, él se ensaña nuevamente contra cada persona del país, sacrificando la vida, la salud y la subsistencia de éstas, en pro de su fetiche máximo: el dinero, pero el dinero acumulado, ese que llena las manos de la elite de la que el habitante de La Moneda se experimenta parte y líder.
Las cifras están en desarrollo, pero son espeluznantes: las víctimas de las políticas del habitante de La Moneda llegan por ahora a un total cercano los 10.000 muertos. La ciudadanía contagiada alcanza mas de 300.000 personas. Las últimas cifras de desempleo alcanzan 11,2%, es decir que 953.377 trabajadores han perdido su empleo. Se le propone como solución a la clase media que ahora tome crédito con el Estado, e incremente el grosor de la soga de endeudamiento que aprieta el cuello de millones de personas.
El habitante de La Moneda coloca a Chile en el mapa mundial, ya no somos un lugar que nadie conoce, aparecemos en el top ten de los cuadros estadísticos del desastre planetario, que miles de millones de personas ven en los noticieros de todas las lenguas de la tierra. Él tiene que celebrar, encarga delicada comida gourmet, pero se acabó el vino, no importa, el habitante de La Moneda va a comprar a un local de artículos de primera necesidad para la elite, en Vitacura.
El Pueblo sabe que el habitante de La Moneda no se equivoca, no comete errores, él hace alarde de los privilegios de la elite; él opta contra la integridad y la dignidad de la gente trabajadora y en favor de los intereses de su entorno, de acumuladores desquiciados de dinero que no podrán gastarlo así vivieran varias vidas, pero que en actos de la sinrazón están obsesionados por acumular y acumular en una línea sin fin.
Mientras, la casta de políticos de derecha nos dice que, a pesar de las circunstancias extremas, no es posible dar respuestas concretas a las necesidades mínimas para mantenernos con vida, con salud y con trabajo, ¡no es posible!, quisiéramos ayudarles, pero el dinero de las AFP no se toca; gritan al unísono. Mientras siguen intactas en el presupuesto nacional las partidas de varios miles de millones de dólares para compras de armamentos.
Pero Chile despertó. Y a pesar de este doloroso paréntesis, saldrá a construir en conjunto el futuro, hasta que la Dignidad se haga costumbre y los pueblos de este país nunca más sean gobernados por alguien como el “enemigo poderoso e implacable» que habita La Moneda.
Por Guillermo Garcés Parada
Militante Humanista
Con datos del Informe Anual de la Situación de los Derechos Humanos en Chile 2019 (Instituto Nacional de Derechos Humanos); 29° informe epidemiológico COVID-19, MINSAL; y las cifras de desempleo en Chile entregadas por el INE (30/06/2020).