El fantasma portaliano

Este libro es un ensayo acerca de los patrones autoritarios que, instalados por el ministro Diego Portales a comienzos del siglo XIX, recorren la historia de Chile en forma de pactos oligárquicos.

El fantasma portaliano

Autor: Wari

Su autor, Rodrigo Karmy Bolton, sostiene que el ordenamiento político de nuestra república ha sido configurado desde el fantasma portaliano, una formación imaginaria capaz de articular ley y excepción —derecho y violencia— en un mismo arte de gobernar.

Como señala Diamela Eltit en el prólogo: «La noción de ‘‘fantasma”, como aquello que permanece y garantiza, va a constituirse en uno de los conceptos centrales que Rodrigo Karmy pone en circulación para analizar el interior de una república pensada, según el imaginario portaliano, como carente de ciudadanos o de cuerpos deseantes y conformada por una masa de población inerte».

PRÓLOGO DE DIAMELA ELTIT

Rodrigo Karmy, de manera constante, traspasa las fronteras académicas para ingresar en otros formatos (como revistas electrónicas) y así establece, en el interior del debate social, una inscripción, una posición y un lugar político de habla. Es ese desplazamiento transacadémico el que lo designa como un intelectual público, que ilumina aristas en las que se cursan los conflictos o las tensiones o los peligros que asolan, producen y demarcan las imperfecciones que porta la democracia. Su presencia escrita, diseminada en diversos medios independientes, permite una ampliación de la mirada, o bien situar su escritura en el espacio común de prácticas culturales, que permanecen atentas a los diversos aconteceres. El autor piensa los dilemas que plantean los sucesivos presentes y los hilos conceptuales que los ligan a las férreas matrices del pasado. Examina la prolongada estructura en la que se ha desplegado una estrategia repetida para generar mecanismos de dominación.

El fantasma portaliano. Arte de gobierno y república de los cuerpos se publica mientras transcurren los tiempos más tumultuosos de los inicios del siglo xxi. Tiempos marcados por una acumulación de malestares provocados por extensas deficiencias sociales, que fueron manejados por los sucesivos gobiernos de la llamada transición a la democracia siempre de manera parcial, mediante pactos superficiales que controlaron de forma consecutiva (uno a uno y otro a otro) los diversos conflictos. La segmentación, como una de las características definitorias del neoliberalismo, mantuvo así la apariencia de un oasis, hasta que se produjo el estallido múltiple, disperso pero, a la vez, unitario. Una insurrección masiva, prolongada, de alcance nacional, sin posibilidad de mediación política. Y fue la horizontalidad de la revuelta, en cierto modo inédita, la que obligó, en su sentido más literal, a un acuerdo para generar una nueva constitución que terminara con la escritura dictatorial. El estallido, sumado a la aprobación (sorprendentemente alta) de la redacción de un nuevo marco jurídico, se unió con la letalidad de una pandemia que consignó a los cuerpos como meras biologías. Así se gestó un conjunto de sucesos encadenados y, a la vez, desencadenantes de múltiples significaciones que conforman el campo de fuerzas que este texto explora.

El texto se propone un camino analítico para entender, de manera coherente, cuáles son las estrategias en las que se han sostenido los controles políticos. Lo que este libro consigue poner de manifiesto es la persistencia del protagonismo específico de una visión y una versión de gobierno que, más allá del breve tiempo hiperintenso de la Unidad Popular, se ha mantenido anclado a los dispositivos pensados y organizados en los inicios del siglo xix por el ministro Diego Portales. Unos dispositivos que se fundaron en un apretado nudo de poderes políticos autoritarios y con criterios económicos clasistas, que se desplegaron para consagrar como verdad el «peso de la noche » portaliano después de la batalla de Lircay. Una verdad que atravesó dos siglos con una eficaz seguridad y parsimonia.

El texto está organizado en torno a la instalación de una exacta maquinaria de gobierno. Una maquinaria en apariencia autónoma pero estructurada desde la productiva inclusión de un pliegue o con la bruma de un fantasma colonial, como señala el autor. La noción de «fantasma», como aquello que permanece y garantiza, va a constituirse en uno de los conceptos centrales que Rodrigo Karmy pone en circulación para analizar el interior de una república pensada, según el imaginario portaliano, como carente de ciudadanos o de cuerpos deseantes y conformada por una masa de población inerte. Porque esa población, para el ministro, carecía de atributos y, en su programa, el concepto de ciudadanía solo operaba como un horizonte por construir en un futuro indeterminado.

El recorrido del texto señala cómo la propia historiografía local hizo de Diego Portales un mito. Convirtió su figura en el gran referente del arte del buen gobierno. Relata el recorrido del ministro a partir de sus inicios como el fracasado estanquero, endeudado con el Estado y amnistiado por el mismo Estado con el que contrajo la deuda, hasta acceder él mismo al poder estatal para sepultar su ímpetu empresarial y volcarse a configurar su particular mirada política fundada en el autoritarismo. El siglo portaliano es recorrido por Rodrigo Karmy con maestría. Se detiene en baluartes nacionales como el concepto de «copia feliz del Edén», contenido en el himno nacional, o el emblemático escudo chileno y sus dos figuras centrales: el cóndor y el huemul. Estos iconos son revisados para leer allí las paradojas que generan exactitudes. Como soporte discursivo acude a historiadores como Alfredo Jocelyn-Holt o Gabriel Salazar. Se detiene en el estadio del espejo pensado desde el psicoanálisis por Jacques Lacan, entre múltiples referencias.

El autor pone de manifiesto el presente y sus fantasmas. A partir de una analítica de la repetición, muestra la evidencia de los riesgos de esa repetición fantasmática en el presente, rigiéndolo. La misma repetición que está alojada en la (falsa) apariencia de una diversa conjunción política, pero que en realidad está reunida bajo una forma de hermandad no demasiado secreta, que cautela la hegemonía de un suprapartido neoliberal.

Así, el viaje político y cultural que nos propone Rodrigo Karmy Bolton es esclarecedor y permite internarse en una lectura necesaria del presente. Una lectura que se vuelve, hoy, ahora mismo, especialmente urgente.

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