Adecuar la construcción de la línea de transmisión eléctrica de la central Los Cóndores a la norma ambiental fue otro de los grandes desafíos que Endesa tuvo que sortear junto al explosivo conflicto con los agricultores de la Región del Maule (ver parte I de esta serie). El proyecto, con una superficie estimada a ocupar de 86,7 kilómetros de largo en las comunas de San Clemente y Colbún para terminar en la subestación Ancoa, tuvo que someterse a la evaluación de distintos servicios públicos entre 2010 y 2012.
La mayor dificultad se presentó al formular una serie de medidas de mitigación, reparación y compensación que no fueron aceptadas . Aunque la compañía admitió que produciría una afectación permanente sobre el valor paisajístico de la cuenca alta del río Maule y su actividad turística, el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) presentado consideró solamente la instalación de «un mirador».
A inicios de 2011, la Unión Comunal de Juntas de Vecinos Rurales de San Clemente se opuso a la propuesta del EIA. Consideraron el mirador como «innecesario, pues poseemos una diversidad de miradores naturales. Si se quiere apoyar el área turística por qué no pensar en la conectividad de las comunidades, que es lo que se requiere», indicó la presidenta de la organización, Olivia Morales.
En noviembre de 2010, el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) del Maule ya había manifestado su reticencia a aprobar el estudio sin que el titular realizara un diagnóstico preciso y actualizado de ofertas turísticas en el área. Con el propósito de reducir la afectación negativa a la «belleza escénica», Sernatur pidió unificar el sistema de interconexión eléctrica «con el resto de las Centrales Hidroeléctricas y de paso que se emplazan en la cuenca», soterrando los cables «en la zona alta».
En mayo de 2011, Sernatur volvió a insistir: dijo que la intervención no era «compatible con los lineamientos que como Servicio y como región nos hemos comprometido en el Plan Maule, cuyo fin es fomentar la atracción de inversiones para el desarrollo turístico del Destino Cuenca del Río Maule».
Pero algo cambió. En febrero de 2012, el organismo dependiente del Ministerio de Economía dejó fuera la solicitud de soterramiento de la línea, mostrándose conforme con el diseño por Endesa de cinco miradores turísticos que formarían parte del proyecto ‘Senderos Saltos del Maule’, promovido por el Ministerio de Bienes Nacionales.
En mayo de ese año, la Comisión Regional de Evaluación calificó el proyecto favorablemente, sin embargo, recogiendo lo dicho por juntas vecinales sobre la importancia de establecer conexión vial para las comunidades de la cuenca, obligó a Endesa a contribuir a la continuidad «de las rutas L-355 y CH 115 (Ruta Pehuenche)», entregando la faja de un terreno de 5,5 kilómetros poseído por una de sus filiales, la Empresa Eléctrica Pehuenche S.A., que permitiría unir ambas sendas con destino al Maule Sur.
Así, la habilitación de brazos comunicantes a Colbún, Yerbas Buenas y Linares desde el paso internacional con Argentina, bordeando el casi inexplorado lado sur del Lago Colbún, fue establecida como condición para instalar el cableado (ver mapa caminero aquí).
«ES UNA CORRUPCIÓN TREMENDA»
El 14 de septiembre de 2017, un voluminoso expediente llegó a la Corte Suprema. La Tercera Sala, constituida por el ministro Sergio Muñoz, la ministra María Eugenia Sandoval y el abogado integrante Jaime Rodríguez, tuvo en sus manos el poder para arbitrar un conflicto desatado entre la Empresa Eléctrica Pehuenche S.A. -controlada en un 92% por la italiana Enel-, y Gladys Mardones, propietaria de un terreno aledaño al camino comprometido en el permiso ambiental del tendido eléctrico de Los Cóndores.
El máximo tribunal conoció el asunto luego de un recurso de protección de Mardones. La mujer relató que desde 2010, cuando adquirió predios en la denominada Hijuela Primera de la ex Hacienda Colbún, su acceso a éstos se vio gradualmente dificultado por la Empresa Pehuenche, la cual, junto con acusarla de traspasar propiedad de ellos, colocó un portón de acceso en el camino «sin consultar a ninguno de los propietarios de los predios colindantes», quienes llevaban utilizándolo «por generaciones».
Según Mardones, el carácter público del mismo obedece a una tradición de 1968 que procuró mantener conectividad entre los sectores de la ribera sur del actual Lago Colbún -Los Boldos, La Guardia y Colbún Alto-, con dos fundos aledaños a la hoy Ruta Internacional Pehuenche: La Suiza y Las Garzas.
De hecho, una escritura de ese año consigna la compra total de la Hijuela Primera y Segunda por los agricultores Alberto Muñoz y Primitivo Retamal, que en su cláusula quinta considera el traspaso con «todos sus derechos, usos, costumbres y servidumbres», incluyendo la faja usada para el desplazamiento de los lugareños.
En abril de 2013, Gladys Mardones llegó a un acuerdo con el gerente general de Pehuenche, Lucio Castro, para establecer un comodato que la autorizara a pasar más allá del portón, facilitando acceso al inmueble que mantiene. El problema surgió cuando la comodataria, según Pehuenche, utilizó el contrato para inscribir en la Notaría de Linares una servidumbre de tránsito «perpetua y gratuita» en el camino.
El texto dejó constancia que la servidumbre tenía «como antecedente histórico y legal» la cláusula quinta de la compraventa hecha en 1968 por Alberto Muñoz y Primitivo Retamal. Pehuenche no toleró la situación y abrió múltiples juicios civiles y penales contra Mardones a través del abogado de Endesa en el Maule, Guillermo Monsalve.
Fue justamente la tramitación incompleta de los procesos lo que llevó a la Suprema a desestimar la acción constitucional de Mardones. Los ministros se abstuvieron de dar un veredicto, manifestando que las partes habían «ejercido diversas acciones judiciales tendientes a resolver el conflicto que los aqueja, dando cuenta de querellas criminales, querellas posesorias, acciones resarcitorias, acciones civiles de nulidad e inoponibilidad, que han sido o están siendo conocidas por el Juzgado de Letras de Linares». Gran parte de las causas se siguen ventilando en tribunales.
En noviembre de 2017, el autor de este reportaje viajó a la cuenca alta del río Maule para contactar a Gladys Mardones, persona a la cual Enel – según ella misma describe- atribuye el hecho de haber “revolucionado” a la comunidad del sector Pehuenche, ubicada cerca del kilómetro 50 de la Ruta CH-115, precisamente donde nace la huella del camino que podría brindar conectividad con la comuna de Colbún y el resto del Maule Sur.
-Desde 2013, cuando inscribimos el camino. Las escrituras de 1968 dicen que había obligación de dar servidumbre y eso fue lo que se hizo, no otra cosa. Si me lo hizo un Conservador es porque no estoy hablando estupideces – comentó.
-¿Hay una medida de compensación de Los Cóndores que involucra este camino?
-Cuando tiraron la línea de Los Cóndores a Ancoa les pidieron algo a cambio, mitigación le llaman. Los miradores no servían y en el fondo se peleó mucho con nuestros planos para que entregaran el camino a la comunidad, porque nosotros no podíamos llegar a nuestros predios. Tenían portones por todos lados.
-¿Debía esperar a que abrieran los portones para ingresar a su propiedad?
-Me tenían una hora esperando y me decían “¿a qué hora sale, señora Mardones?”. Después ya no me pasaban la llave. Usted dice, ¿pero qué problema puede haber en relación a un camino? Lo que pasa es que nosotros pertenecemos a la comuna de Colbún, pero no tenemos derecho a Carabineros, ni a ambulancias, ni a recolección de basura, ni a agua potable, porque no tenemos conectividad con nuestra comuna. Ni El Melado ni este sector (denominado Pehuenche). ¡Es gravísimo!
-¿Cuál es el motivo principal de que no haya conectividad?
-(La Empresa) Pehuenche. Y estamos ahogados con demandas . La primera vez dijeron que me había robado madera de mi propio campo. Es una corrupción tremenda… Quiero dejarle claro que nosotros fuimos mil veces a golpear la puerta a las oficinas de Enel a plantear lo mismo que estamos conversando ahora para que nos escucharan. Pero ahora no aceptan a ninguno. Por lo menos yo no puedo llegar.
MARGINANDO A LOS RETAMAL
El mate recorre la mesa y pasa por Daisy Saldaña, yerna de Primitivo Retamal, quien a fines de los sesentas adquirió terrenos en el sector Pehuenche de Colbún. En la década de los ochentas hubo un decreto del general Augusto Pinochet que ordenó la cesión de las tierras a Endesa como «servidumbres perpetuas» para la construcción de la central Pehuenche .
En una faja de éstas se extiende la huella del camino que las comunidades empleaban para transitar de un sector a otro y que actualmente es objeto de controversia en la habilitación vial comprometida por Enel al SEA para el cableado de Los Cóndores.
Saldaña cuenta que la empresa también se ha esmerado en comprar terrenos que pertenecen a los herederos de Retamal, pero se han visto enfrentados a una dura oposición. Al interior de la familia se transmite el comentario de que Endesa, al construir el embalse El Melado, inundó vestigios de pueblos originarios. Algo similar a lo hecho por la empresa cuando construyó la polémica central Ralco en el Alto Biobío. De ahí la motivación de querer preservar una hijuela rica en bosques, catalogada por algunos habitantes del sector como una «selva valdiviana» alimentada por la confluencia de los ríos Claro, Melado y Maule.
–¿Cuál fue el primer acercamiento de la empresa para decirles que querían ocupar terrenos de la familia en las torres de alta tensión (de Los Cóndores)? – pregunto a Daisy, esposa del hijo de Primitivo, Pascual Retamal.
-Nunca se acercaron a conversar. Cuando llegaron aquí ya venían con un plano y una notificación de que iban a pasar no más. Eso estaba listo desde el 2006 y llegaron en 2013 o 2014. La gente se empezó a asustar porque ya tenemos una línea de alta tensión que es la Loma Alta-Pehuenche, y un poquito más allá, cincuenta metros más arriba, viene otra línea. Mi marido siempre dice “yo no quiero vender tierras”.
–Respecto al camino de acceso a la sala de máquinas de Pehuenche, ¿la empresa hace aparecer como propios terrenos que no son de ellos?
-Siempre fue una servidumbre, pero ellos la dominaban. No dejaban entrar a la gente, ni de Los Boldos para acá ni nosotros para allá. Siempre teníamos que pedir permiso. Cuando la señora Mardones empezó a estudiar, ellos le dijeron que lo habían comprado a Primitivo Retamal, pero estando él en vida siempre se acordó que nunca les vendió caminos y que siempre fue una servidumbre.
El documento en que se apoya la Empresa Pehuenche para declarar dominio sobre el camino es una compraventa efectuada en octubre de 1986, que declara como vendedor de un terreno de 353 hectáreas que precisamente considera la faja de camino comprendida en la servidumbre del decreto de Pinochet, a Primitivo Retamal, y en calidad de comprador al abogado representante de Endesa, Mario Villalobos Cruz.
Según el documento, en la celebración del acto solo estuvo presente la esposa de Retamal, quien habría expuesto «no saber firmar». Dejó la huella de su pulgar y una tercera persona escribió su nombre.
En la zona que concentra los litigios civiles de Pehuenche, tanto Saldaña como Gloria Retamal, hija de Primitivo, han levantado cabañas de hospedaje. Al principio recibían a muchos trabajadores que participaban en la faena de la central Los Cóndores. Sin embargo, el flujo de huéspedes cambió apenas se iniciaron los problemas con la empresa.
Junto con Mardones son mal vistas por Enel, tanto así que las habrían marginado de participar en las consultas ciudadanas que la empresa ha desplegado en el último tiempo para informar su intención de construir otra central de paso llamada Vallecito (70 MW) a través del encargado de Relaciones Comunitarias de la firma, Pablo Castiglione, explican.
-Estaban todas (las cabañas) ocupadas – refrenda Gloria-. Yo le daba comida a 80 personas y de repente, como todas las empresas contratistas dependen de Enel, les ordenaron sacar a la gente. Muchos pidieron créditos para hacer sus cabañas y negocios, pero le tienen prohibido a las empresas que ellos contratan que se hospeden aquí. Que lo hagan en cualquier otro lado menos en Pehuenche.
–Cuénteme del jefe de Relaciones Comunitarias de la empresa (Enel), cuando vino para acá.
-Hubo un día que llamamos a una reunión. Aparecieron como 12 de Enel a explicar la central Vallecito, a vender la pomada, porque eso fue. A los residentes de acá (en el sector Pehuenche), que éramos poquitos, no nos dejaron hablar. Incluso una residente iba a escribir un reclamo pero se lo quitaron y lo hicieron tira.
Pablo Castiglione, militante de la Democracia Cristiana allegado al ex senador Andrés Zaldívar, ocupó varios cargos públicos antes de trabajar para Endesa: estuvo en la Subsecretaría de Interior entre 2002 y 2006, y en el Servicio Administrativo del Gobierno Regional del Maule entre 2006 y 2010. Allí fue responsable de dirigir la Unidad Regional de Asuntos Internacionales (URAI) envuelta en «la elaboración de estrategias de cooperación internacional descentralizada», como informó el GORE ante una solicitud vía Ley de Transparencia.
Cumpliendo esa función, Castiglione participó en varias giras al extranjero, una de ellas a Italia. En noviembre de 2008, el entonces funcionario público se cruzó con el jefe de la División de Energías Renovables de Enel, Ruggero Bertani, en el II Encuentro del Programa de Cooperación Regional Italia-Chile, titulado «Las Oportunidades para la Economía Italiana en las Regiones Chilenas». Para entonces, Enel ya había puesto a la Región del Maule en la mira de sus negocios.
«SI TODO SALE BIEN…»
A fines de 2016 el alcalde más joven de Chile resultó electo en Colbún. El médico Hernán Sepúlveda Villalobos derrotó al antiguo edil Pedro Pablo Muñoz, quien ya cumplía dos períodos en el cargo. Una de las metas que se propone es llevar conectividad a sectores colindantes con la Ruta Internacional Pehuenche, los que carecen de acceso expedito a servicios municipales básicos, pese a estar en la jurisdicción territorial de Colbún.
En todos los esfuerzos del alcalde por unir la CH-115 con la L-355 (meses atrás se realizó una encuesta vial para evaluar la factibilidad de una inversión mayor) subyace la idea de crear una Ruta Pehuenche que también beneficie a las comunas del portal sur del Maule.
Entrevistado para este reportaje, la autoridad cita un comentario hecho por el ex seremi del Obras Públicas del Maule, Enrique Jiménez, que ayudaría a entender la dispar distribución de los recursos que entran desde Argentina a través del paso internacional.
-Escuché comentar una vez que la inversión en la Ruta Pehuenche había sido de 40 millones de dólares, y que en un verano ya se había completado con la plata que dejaron los turistas. Entonces, fue una obra de gran envergadura, pero el detalle es que todo el beneficio y la recuperación de la inversión se queda en Talca, en Maule Norte, y en la costa.
–¿Eso a qué se debe? – indagué sentado frente a su escritorio.
-A que esta ruta es un camino derecho, y si tú lo sigues, llegas a Talca. No hay señaléticas ni caminos buenos para desvíos. Esta conexión de la Ruta Pehuenche con Colbún por la ribera sur del lago es un proyecto que no solamente beneficia a la comuna sino a todas que están desde acá al sur, como Linares, Longaví, Parral y Retiro. Si traemos la mitad, son 20 millones de dólares para Maule Sur. Esto va a hacer que también seamos partícipes del desarrollo para el cual se hizo esta ruta.
–¿Cuál es el turismo que ya existe en la ribera sur del lago Colbún y que se vería potenciado con esta conectividad?
-El turismo de la ribera sur es gente que va a acampar, a bañarse y a andar en bote, un turismo lacustre. El problema es que para llegar solamente hay que entrar por la comuna de Colbún (en zona urbana) y subir. Es escasa la gente. Los emprendimientos que se hacen ahí se están manteniendo a duras penas, con lo mínimo.
–¿Cuáles son las características actuales del camino por la ribera sur?
-Es de tierra en su totalidad. Tiene aproximadamente 20 kilómetros hasta el último sector que es Los Boldos y está en pendiente, permanentemente en mal estado. De hecho es un tema recurrente acá en la alcaldía que vecinos se quejen por el estado del camino. Tiene tres puentes que se están reparando y después hay un cuarto que se cayó, el puente La Arboleda, que es donde el camino está cortado y hay solamente una pasarela peatonal.
–¿Estima que la empresa (Enel) tiene la disposición de entregar los cinco kilómetros de acceso desde la Ruta Pehuenche, considerando los conflictos que tiene con la comunidad que vive en el primer tramo de acceso a la sala de máquinas de la central Pehuenche?
-Sí. Primero hay que dejar claro que la empresa hizo este compromiso de entregar esos kilómetros, pero el plazo que tiene para hacerlo es cuando termine la obra (de la línea de transmisión de Los Cóndores), y ellos van a terminar en dos o tres años más. No tienen apuro. Lo que estamos tratando de hacer es adelantarlo y la empresa también entiende que no importa lo que diga el papel si es que hay que abrirlo rápidamente al uso público.
–Las personas del sector de Pehuenche me han señalado que no tienen acceso con su comuna de Colbún para contar con Carabineros o incluso ambulancias.
-Pehuenche pertenece a Colbún, igual que El Melado, y todos los servicios de salud, educación, recolección de basura y seguridad nos corresponden a nosotros. Por eso también es prioritario abrir el camino. Si lo tuviésemos todo habilitado, nosotros nos haríamos cargo de todos los servicios que tenemos que dar como municipio.
-¿Tienen que conjugarse distintas etapas, es decir, que la empresa entregue el camino y la encuesta vial dé como resultado que es viable?
-Exactamente, son muchas cosas que van paralelas sobre el mismo tema y en todas estoy trabajando al mismo tiempo. Una es con la empresa, otra es con estos vecinos que tienen un problema legal con un tramo del camino, otra es con el MOP y con los consejeros regionales que me apoyaron para hacer el diseño y poner asfalto. Si todo sale bien, la ruta va a quedar abierta y con asfalto en los años que vengan. Es una de las metas que tengo.
–Como pregunta general, ¿de qué manera piensa usted que las empresas hidroeléctricas que están acá en la zona deben contribuir al desarrollo de la comuna?
-Colbún es nuestra casa. Ellos llegaron y están haciendo uso del agua y muchas cosas más, por lo tanto, ¿qué es lo lógico que pensaría uno? Cuando uno va a una pensión tiene que retribuir el gasto, la molestia o el hecho de estar ahí haciendo uso de un bien. Entonces, eso es lo que pienso, y no lo digo peyorativamente, es algo que ellos y nosotros lo podemos entender súper bien. Estas empresas, que son de las más grandes de Chile, tienen mucha fuerza, mucho que decir y mucho que contribuir, y les estoy pidiendo que contribuyan en variadas cosas.
–¿En cosas con proyección a largo plazo?
-Sí, a largo plazo, siempre con objetivos altos y metas altas. Con Colbún S.A. estamos trabajando en habilitar el Lago Machicura como un balneario con normas estándar a nivel internacional, en un parque, y de ahí vamos a tomar otra cosa porque ellos generan luz con el agua de Colbún todo el año. Es como una línea que no quiero que se corte. Con Enel también estamos trabajando. Me interesa mucho el camino pero estamos haciendo otras cosas. Vamos a iluminar un sector que se llama Rincón de Pataguas y después de eso veremos en qué nos ponemos de acuerdo. Las cosas que se hacían antes eran muy abstractas y no generaban cambio.
Matías Rojas – [email protected]