El proyecto «Margamar» que prometía transformar el estero Marga Marga en un eje urbano para Viña del Mar, terminó siendo un fracaso que le costó al Estado más de 3 millones de dólares. Liderado por el arquitecto Iván Poduje, la iniciativa nunca se concretó, dejando dudas sobre la gestión de recursos y el rol de los involucrados, incluyendo a la exalcaldesa Virginia Reginato.
Por lo anterior, el Equipo de Investigación de El Ciudadano tuvo acceso al contrato firmado entre Poduje y la administración de Reginato -del 22 de agosto de 2007-, el que tenía como propósito pactar una consultoría entre la empresa del arquitecto (Atisba) y el municipio, en el contexto de la «Modificación Proyecto Margamar Plan Maestro de Urbanismo y Modelo de Negocio Sector Feria».
«La Municipalidad pagará a la Consultora por el servicio contratado, la suma total de $11.500.000. El servicio contratado deberá ser prestado en el plazo de 90 días. La Unidad Técnica a cargo de supervisar la realización del Estudio según el presupuesto y términos de referencia, así como la recepción del mismo, será la Secretaría Comunal de Planificación», se lee en el documento suscrito entre la Municipalidad de Viña del Mar y Poduje.
A pesar del entusiasmo inicial, el proyecto nunca avanzó más allá de los estudios preliminares. El costo estimado, cercano a los US$100 millones, resultó ser demasiado elevado para el Estado. Aunque el plan incluía ciclovías, áreas verdes y desarrollo inmobiliario, no se concretó debido a la falta de financiamiento y la imposibilidad de justificar un subsidio estatal tan alto para una obra no prioritaria.
Incluso, se logró confirmar que el Estado pagó 68.978 UF, equivalentes a más de 3 millones de dólares. Sin embargo, dicho proyecto nunca se ejecutó, transformando esa inversión en pérdidas.