El virus de la crisis social, política y ética de nuestra sociedad

"El nuevo cambio constitucional que se avecina, no puede hacerse sólo de la racionalidad y el actuar esquivo y erróneo de los últimos años, necesita corazón, alma dirían los espiritualistas, y ella debe estar basada en sólidos pilares éticos."

El virus de la crisis social, política y ética de nuestra sociedad

Autor: Wari

Por Sergio Salinas Cañas

En 2014, después de hacer una evaluación de los indicadores y variables y una profusa lectura de textos académicos, predije que venía un estallido social. Con ese texto gané un concurso del Fondo del Libro y hoy, después de muchas compras, está agotado.

Todas aquellas variables negativas para la construcción de escenarios siguen presentes… nadie gritó en la Primera Línea “Queremos una nueva Constitución”, como los políticos de la elite gobernante, permítanme un adjetivo calificativo, “gatopardistas[1]”, siempre pregonaron para seguir manteniendo sus privilegios. El hambre de comer y de injusticias sigue presente y aumenta cada día.

Hoy recibí comentarios de destacados académicos que me decían que habían ido a almorzar al centro y todo estaba normal por la protesta de estudiantes, mientras ese grupo de personas resistía en las calles por algo difícil de entender para nosotros los “racionales”. Yo he visto la porquería de alimentos que entrega Junaeb… horrible. Pero sigamos con los muchos académicos que sólo viven su realidad y nunca se colocan en el lugar del otro.

¿Qué normalidad si hay en 13 estaciones de Metro intermitentes en servicios? Cuando hay un contingente de fuerza pública apostada en el Costanera Center. De qué normalidad me hablan, cuando hay cientos de carabineros de civil en estaciones del Metro.

¿Qué normalidad existe cuando pasamos en menos de dos años del 80 al 20 y del 20 al 80 en las votaciones y todo se argumenta en torno al voto obligatorio?

Los resultados del plebiscito de salida exigen humildad y cooperación para proseguir el proceso, quimeras en la actualidad.

El nuevo cambio constitucional que se avecina, no puede hacerse sólo de la racionalidad y el actuar esquivo y erróneo de los últimos años, necesita corazón, alma dirían los espiritualistas, y ella debe estar basada en sólidos pilares éticos. O sea, debemos crear un nuevo Ethos.

El doctor en Sociología y ex senador, Carlos Cantero, acuñó un concepto clave, un neologismo como se diría en el mundo académico, para explicar la raíz de la crisis sistémica, político, social, cultural y económica que vive nuestro país: la “Pandem-ética”. La masonería también se ha aventurado a conceptos de este tipo, pero tímidamente. De la iglesia católica, judía o islámica, gnóstica, anglicana, luterana o calvinista, nada en opinión al respecto, casi pasaron a ser decoración de un templo, cada vez más vacío de sus dogmas.

Cantero, oveja negra de un rebaño que camina al costado derecho, propone el concepto “pandem-ética”, una palabra compuesta de pandemia y ética, para señalar que enfrentamos un proceso de degradación ética, que se viraliza con una alta tasa de contagio, a gran velocidad, destruyendo el tejido social en el espacio-tiempo global. Un proceso de mutación valórica que se propaga encontrando a la mayoría de las personas sin inmunidad, induciendo Inflamación y fiebre socio-cultural, con impactos diferenciados según los distintos ethos, que pueden ser favorables o no a su desarrollo, según la inmunología (cultural y valórica) de cada población. No se trata de un asunto local ni siquiera continental, se trata de un fenómeno global, que alcanza a países ricos y pobres, de izquierda y derecha, de diversas religiones. Es la tensión entre lo material y lo espiritual, la visión minimalista de la dignidad de las personas y del sentido de comunidad.

Lo complejo y que merece gafas nuevas para mirar, lentes para entender la realidad, nos dicen que aparecerán nuevos conflictos. Sin embargo, vemos que se designan a los mismos. Incluso ministros y subsecretarios y sus jefes de gabinete nos dicen que se designan personas para hacer prospectiva e inteligencia porque son el mal menor. ¿Y el bien mayor del país? ¿Cuándo haremos algo bien?

Un subsecretario dura 97 minutos en el cargo y lo reemplaza otro que renunció formalmente 97 minutos antes. Entremedio se designó a otro subsecretario que duró menos de 15 minutos, esa es la seriedad del mando de la más alta autoridad de un país. En Inglaterra los protocolos son tan importantes que los periodistas del principal medio de comunicación tuvieron que cambiar sus vestimentas a negro, orden, tradición, no importa.

Debemos preguntarnos, tiene sentido estructural, promover el cambio del modelo o paradigma vigente, promoviendo categorías superiores de vigencia cultural: medio ambiente, pueblos originarios, calentamiento global; migraciones, minorías sexuales, asimetrías socio-económicas; género, color, entre otras. Son segmentados por materia, territorios o intereses económicos, distribuidos y fragmentados, sin cabezas visibles, que agrupan movimientos sociales y segmentos violentos. Gran pregunta de Cantero. Mi respuesta es sí, pero con los que están, no. Las burlas de los progresistas actuales me parecen increíbles y de una mediocridad máxima: “Regaré más y las plantas de mis vecinos, me ducharé dos horas, para esos pobres de Petorca”, por sólo decir una.

Los que no tenemos padrinos ni familiares, y los casi siete millones de personas que votaron rechazo, se preguntan: ¿Existen liderazgos hegemónicos que marquen verticalidad? ¿Por el contrario, se trata de un tipo de liderazgo marcado por relaciones de horizontalidad?

Dejo abierta la pregunta. Lo que insisto es que necesitamos humildad, sobre todo de los jóvenes que tiene que asumir que la historia no comenzó con ellos. Como dice Cantero: “es la compulsión por borrar la historia, una actitud unilateral radicalizada, que no confía en los procedimientos democráticos y mucho menos en los políticos, despreciando por igual a la izquierda, el centro y la derecha. Usan el eufemismo ‘deconstrucción’ para justificar la destrucción, introduciendo un cuestionable sentido metafísico, de vida o de valores. La violencia[2] de los movilizados es igual -o peor- que la de los agentes del Estado, cometen delitos y crímenes en completa impunidad, como lanzar balines, piedras y bombas incendiarias a los policías, a vista de los observadores de NNUU y de los medios de comunicación. Normalizando el doble estándar de los Derechos Humanos”.

Cantero, en sus ideas de oveja negra, resistente al rebaño de las ovejas y borregos blancos, sostiene que los Humanistas deben ser fieles a su sentido social, a su vocación democrática, a la perfectibilidad de todo y todos los seres humanos; vivir en lo sustantivo que es un Humanismo respetuoso del medio ambiente; comprometidos con lo ético y filosófico; lo interno en equilibrio con lo externo. En lo físico, que es el cuerpo; en lo mental, que es la memoria y mente; y, en lo espiritual, que es lo referido al alma. La solución está en los principios y valores, para lo que se requiere un liderazgo ético. El retorno a los principios: asumiendo que todos somos uno. Y, uno somos todos. Todo es uno, en unidad y unicidad.  Asumir la inmutable vigencia de leyes atávicas como la de “Reciprocidad”, como es arriba es abajo; como es adentro es afuera, aplicándola a los principios fundamentales: Libertad, Igualdad y fraternidad.

Creo que se puede consensuar, como aportó notablemente un destacado académico que llegó a altos cargos, pero que es humilde en sus planteamientos:

  • Aumento de pensión y sueldo mínimos dejándolas al mismo nivel.

Deberíamos situar el ingreso y pensión mínimas en un nivel similar al de Polonia, país que impulsa un modelo mixto de pensiones como el chileno, con un pilar solidario, el cual de ser privado se modificó en 1999 por no entregar las garantías y rentabilidades esperadas (muy similar al caso de Chile). El sueldo y pensión mínima en Polonia se ubica alrededor de los $ 410.000 pesos chilenos. Recordemos que el ingreso per cápita de Polonia país OCDE es igual al chileno. 

  • Eliminación de las contribuciones para adultos mayores vulnerables.

Se debería condonar deudas de contribuciones al momento de alcanzar la edad de jubilación.

  • Transporte gratuito para estudiantes secundarios y personas de la tercera edad.
  • Seguro Universal de salud y enfermedades catastróficas,

El sistema de salud debería estar integrado, la salud no puede ser un bien de consumo, con el que se permita lucrar. El porcentaje de cotización en salud debería ir a un fondo común, para tener una infraestructura y servicios de salud nacional de calidad, independiente del nivel socioeconómico.

  • Regulación de utilidades a las farmacias; fijación de precios máximos de medicamentos e importación directa.
  • Reforma del Sename; y derechos garantizados para los niños.
  • Cárcel efectiva para delitos tributarios, delitos de colusión, soborno y cohecho.
  • Aumentar progresivamente los impuestos a los super ricos.
  • Reducción de la dieta parlamentaria y sueldos altos cargos públicos, empresas públicas.
  • Limitar la reelección de cargos de representación popular.
  • Lucha contra narcotráfico, examen anti drogas para las autoridades y cargos públicos.
  • Desprivatización del agua, fijación de precios a servicios básicos y autopistas.
  • Nueva constitución que garantice derechos fundamentales.

Cierro esta columna con un comentario ecléctico, para sentir, pensar y luego actuar: El doctor Halfanne que fue canalizado por Jaime Galté Carré, un destacado Martinista y Masón, sostuvo: Soy “la esfinge que no habla, pero sana»:

“Soy el río que corre sin descanso y se pierde en el mar; soy el tiempo que se detiene una hora en la imposibilidad de detenerse una eternidad. Oh humanos, que os quejáis de dolores, que angustiados miráis vuestras miserias físicas, pensad, oíd el clamor de vuestros espíritus que son quizás buenos, quizás perfectos. Encontraos. Operad sin compasión, quizás dependa de ello la salvación de vuestra espiritualidad. Mi partida será el despertar de vuestro estado anestésico”.

Por Sergio Salinas Cañas


[1] Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El gatopardo, también es una película italiana de 1963 dirigida por Luchino Visconti.

[2] ¿Existe la ANI? se preguntaría la ciudadanía cuando sepa cuántos recursos financieros tiene.


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